Refinanciación "a la uruguaya" que propone Fernández es considerada impracticable sin mega ajuste fiscal
Las primeras definiciones de Alberto Fernández con respecto a lo que hará con la deuda lucen "razonables": estirar los plazos, sin quita de capital y reconociendo los intereses. "A la uruguaya", dijo el candidato del Frente de Todos.
La alternativa, que sería mucho menos dañina que declarar el default de la deuda y aplicar quitas, esconde una condición virtualmente impracticable: un severo ajuste fiscal.
¿Alguien se imagina a Alberto proponiendo en medio de la recesión y la crisis podar gastos del Estado para ir hacia un superávit primario? Teniendo en cuenta que su propuesta de campaña es "ponerle dinero en el bolsillo a la gente", lo que supone una meta fiscal expansiva más que contractiva, la respuesta parece obvia.
Y sin ese compromiso fiscal, concuerdan todos los especialistas, no será exitosa la salida "a la uruguaya". El caso del país vecino en 2003, ahora bajo estudio por los analistas locales, no deja margen a la equivocación: el hecho de que más del 95% de los bonistas hayan aceptado el "reperfilamiento" obedece a la certidumbre que el gobierno de Jorge Batlle les otorgó al haber lanzado un ajuste fiscal. Uruguay en 2004 tenía un superávit primario (antes del pago de la deuda) del 4% del PBI.
"El ajuste fiscal fue la clave para hacer que se recupere la solvencia del país y los acreedores aceptaran", afirmó Carlos Stereni, agente financiero de Uruguay en Estados Unidos entre 1989-2010.
"El éxito de la operación fueron las dos caras: ofrecemos ajuste y responsabilidad fiscal y ustedes (por los bonistas) nos dan alivio. Si no, el país no sigue más y ustedes no cobran", contó.
Claramente Uruguay no la tenía fácil. Stereni recuerda que era "una situación dramática" con la desocupación del 18%, la economía cayendo en picada y luego de una suba del dólar de más del 100% en 2002.
"Era una situación extrema, y para eso había que tomar una decisión extrema: que fue llevar un ajuste fiscal que demostrara que el país tenía la solvencia para pagar su endeudamiento", enfatizó.
No sólo Uruguay tuvo que cumplir con un esquema fiscal ordenado y ajustado, sino que otros países que reestructuraron deuda también debieron ir hacia el superávit.
El economista Federico Muñoz recuerda que tanto el caso de Ucrania en 2015 y la misma Argentina en 2005 tuvieron un superávit primario promedio del 3%. Muñoz no cree que Alberto Fernández vaya hacia ese esquema.
"El problema es el superávit primario para proyectar la capacidad de pago argentina. No sé si es factible el canje a la uruguaya. Si uno no piensa en un superávit de 1,5% o 2% del PBI es imposible que esa deuda sea sostenible", resaltó José Echague, estratega de Consultatio Investments.
El especialista agrega que para hacer este tipo de canje lo primordial es la credibilidad. "Si no la tenés, la operación es un fracaso. Si no lo haces con más medidas adicionales, es muy difícil que se logre resolver un problema tan estructural como la deuda", enfatizó.
"Gran definición del candidato presidencial Alberto Fernández que podría sostener la calma del mercado de bonos argentino. Lindas palabras, pero todavía vacías de contenido", disparó la consultora Delphos Investment.
"El problema es que no reparó en el detalle del sacrificio que realizó Uruguay para poder seguir honrando sus deudas. ¿Cuál es el plan argentino para lograrlo? ¿Voluntarismo? ¿Patear la pelota para más adelante como también se dijo? La realidad indica que sin un plan consistente y serio no se puede alcanzar un acuerdo de ese tipo. Así que ahora deberán avanzar dando detalles de la política fiscal y monetaria que piensan llevar adelante", continuó un durísimo informe de Delphos sobre el anunciado del candidato del Frente de Todos.
La receta económica de Alberto Fernández parece incongruente con un estiramiento de los plazos. El candidato, en su cuenta de Twitter, posteó varios lineamientos.
Uno de ellos muestra cuál sería el recurso para hacer frente a los pasivos. "Vamos a pagar la deuda creciendo y exportando, porque la Argentina no emite dólares. El único camino es exportar. El otro modo se ha agotado, que es endeudarse", dijo.
El candidato no habla del tema fiscal y sus allegados en lo económico deslizan que irán a un esquema menos restrictivo que el actual: léase, no seguirán con el plan de déficit cero que pregonaba Nicolás Dujovne.
Tampoco irán a la "bomba" que dejó Cristina Kirchner, que al final de su mandato había dejado 8 puntos déficit contabilizando Nación y provincias.
Ese número cayó ahora a la mitad y está en duda luego del plan oficial de "sanear los bolsillos" de la gente luego de las PASO.
En el entorno de Alberto F. dicen que el déficit podría rondar el 1% o 1,5% (tan sólo Nación) para ir paulatinamente convergiendo si la economía crece.
Pero los tiempos de la política son distintos que los tiempos de los inversores. ¿Los bonistas esperarán a cobrar más adelante mientras ven que el gobierno gasta más de lo que recauda? ¿De dónde saldrán los recursos para pagarles, más adelante, sus bonos? Preguntas obvias sin respuestas que condenan el canje "a la uruguaya" a ser impracticable por un gobierno de Fernández.