De la corrida cambiaria al temor por una corrida bancaria: el Gobierno pone ahora la lupa en los depósitos
En su reporte extraordinario, en el atardecer del domingo neoyorquino, el analista de Wall Street le hizo correr un frío por la espalda a su cliente, un fondo de inversión que viene acumulando quebrantos en las últimas semanas. "No sé si no llegaron tarde", le dijo, durante la improvisada conferencia telefónica.
"¿Qué quiere decir?", reclamó precisiones el inversor.
"Que a mí nadie me dice que, con el anuncio de un control cambiario y de capitales, la gente vaya a dejar sus ahorros en los bancos. Ahora todo depende de eso. De lo que ocurra con los depósitos", respondió. La posibilidad de que Mauricio Macri, finalmente, accediera a instalar un "cepo" al estilo kirchnerista se había convertido en una posibilidad cierta en las últimas semanas. Más precisamente desde que las Reservas del Banco Central aceleraron su caída, producto de las ventas de dólares y de la salida de los depósitos dolarizados.
A mitad de la semana, el Gobierno pensó que le pondría un tapón a ese drenaje con el anuncio de un "reperfilamiento de la deuda". Pero en lugar de parar la caída de las reservas, la aceleró.
Producto de la impericia, en medio de las tensiones, el Palacio de Hacienda perjudicó a los fondos comunes de inversión, que tienen inversiones de corto plazo del público pero, sobre todo, de las empresas. La movida, subsanada 24 horas después, impulsó un rescate masivo de dinero que fue a parar directamente a la compra de divisas.
Con una caída de reservas que, en promedio, llegaba a los u$s400 millones diarios, el temor de los ahorristas exacerbó ese derrape.
Todavía no hay datos oficiales, pero desde bancos de primera línea estimaron -en diálogo con iProfesional- que la baja de los depósitos en dólares habría sido de unos u$s600 millones el jueves y nada menos que u$s1.500 millones el último viernes. Esa dinámica es insostenible.
Justamente, esa será la clave para monitorear en las próximas jornadas. El Gobierno se esforzó por enviar tranquilizadoras a los ahorristas. Primero, garantizando que todos los dólares depositados en los bancos están disponibles, y que cada uno podrá ir a retirarlos y llevarse los billetes verdes al colchón o a la caja de seguridad.
Uno de los financistas consultados por iProfesional recordó: "Cuando Cristina puso el cepo, los depósitos en dólares cayeron a la mitad. La dinámica se detuvo a tiempo. Ahora veremos".
Según los últimos datos del organismo monetario, al 28 de agosto el stock de depósitos en dólares del sector privado se ubicaba en 28.565 millones de dólares, una baja de 12,1% respecto a los u$s32.499 millones en que se ubican el viernes 9 de agosto, previo a las PASO. Esos u$s3.934 millones que se fueron en 12 días hábiles reflejan una sangría promedio de u$s328 millones por día.
De todos modos, lo dicho más arriba: entre el jueves y el viernes se acentuó el retiro de dólares de pequeños ahorristas, con una mayor afluencia de clientes en los bancos y algunas sucursales obligadas a poner un cupo por persona.
Para evitar males mayores, los banqueros creen imprescindible un reseteo del acuerdo político entre Mauricio Macri y Alberto Fernández. Algo que sea contundente y que logre convencer a los temerosos ahorristas y a la ciudadanía de que la crisis no empeorará.
También habrá que observar con detenimiento a los depósitos en pesos, que aceleraron su caída tras las PASO.
Desde entonces (y sin contar los últimos frenéticos días), los plazos fijos de más de un millón de pesos bajaron en $27.000 millones. Ese monto explica prácticamente la totalidad del retroceso.
Ahora, con la imposibilidad que tendrán las empresas para atesorar en dólares, es posible que esa tendencia aminore. Es lo que esperan en la City.
Pero a esta hora se desconoce si el miedo a perder capital no se traslada a los pequeños ahorristas, que por ahora se mantuvieron casi ajenos a la histeria.
Tampoco se sabe si las empresas, como hacían en la época de Cristina, no irán directamente al mercado "paralelo" a abastecerse de billetes verdes.
De hecho, los financistas esperan que, desde hoy mismo, existan al menos tres tipos de cambio: una brecha entre el "oficial" y el "blue"; y un dólar "contado con liqui", que el Gobierno prometió controlar.
¿Y el precio del dólar se estabilizará tras las medidas? "Sólo si se logra contener la salida de los depósitos en pesos", esperan en la City.
Hay otro tema, para nada menor: la visión que el FMI vaya a tener de todo este paquete y qué decidirá en torno del desembolso pendiente por u$s5.400 millones.
Por ahora, desde Washington repitieron que el Fondo "acompaña a la Argentina", un eufemismo que, a esta altura de la crisis, no significa nada.
¿Por qué se llegó al cepo?
Las medidas tomadas no sirvieron para estabilizar la economía. Al contrario, una tras otra empeoraron el panorama. Las dos últimas son un ejemplo de ello: el "reperfilamiento" de la deuda provocó incertidumbre, entre otras cosas, porque tuvo fallas en la implementación.
Ese agujero en la reglamentación provocó una fuga masiva de dinero de los Fondos Comunes de Inversión. A su vez, el envío al Congreso de los proyectos para postergar pagos de la deuda entre 2020 y 2023 sin antes realizar consultas con acreedores ni con el peronismo dilatará, sin dudas, su aprobación.
Se trata de manejos deficientes que, en medio de la crisis, exacerbaron la incertidumbre de los inversores. Todo se paga: el viernes, el índice de riesgo país saltó por encima de los 2.500 puntos.
Lo mismo puede decirse de la decisión de restringir el giro de utilidades de los bancos al exterior. La norma excluyó a las empresas. Un vacío que seguramente muchas compañías "agradecerán" acelerando el envío de dólares a sus casas matrices, temerosas de que en algún momento las incluyan en alguna restricción.
El diagnóstico en varios bancos de Wall Street que el último viernes cerraron sus operaciones con el dato de la crítica caída de las reservas es que Guido Sandleris se gastó la mayoría de las herramientas "amigables" que disponía para estabilizar el mercado. Y que no lo logró.
Entre las herramientas ya utilizadas: una tasa de interés que ha venido aumentando, hasta el 84% anual, sin éxito y sin demasiado recorrido efectivo hacia adelante. Tampoco surtió efecto el súper apretón monetario, a tal punto que se llegó a la emisión neta "cero".
Tampoco bastó que el Fondo Monetario habilitara al Banco Central a intervenciones discrecionales. Lo dicho: también se intentó postergando pagos de la deuda de corto plazo, pero tampoco sirvió.
Durante la última semana, el BCRA intentó que las grandes exportadoras limitaran sus accesos a los créditos en pesos para, de esa manera, obligarlas a liquidar billetes verdes. Pero esa iniciativa tampoco resultó satisfactoria.La sucesión de medidas infructuosas, en medio de la más violenta salida de capitales y caída de las reservas desde la crisis de 2001, desanimó a los inversores de Wall Street.
Los principales bancos internacionales con intereses en la Argentina entraron al fin de semana con reportes muy pesimistas sobre el futuro económico del país.
El BNP Paribas, una de las instituciones más respetadas en Nueva York y también en la City porteña, emitió un informe demoledor sobre las perspectivas en la Argentina.
En el informe, titulado "El principio del fin", la entidad calcula que hay alrededor de u$s16.000 millones de depósitos en pesos que potencialmente podrían pasarse a moneda extranjera, mientras que las reservas de libre disponibilidad del Banco Central sólo llegan a 15.100 millones. El final viene con cepo, sentenciaron los analistas del BNP. Y tuvieron razón.
En los principales bancos argentinos cunde el desánimo. Se extiende el temor a que la crisis, que hasta el momento se circunscribió al mercado cambiario y que tuvo graves efectos sobre la economía real, se extienda al sistema financiero.