El nerviosismo se apodera del mercado, que ya especula con la reticencia del FMI a pagar
La escena ocurrió pocos dìas antes de las PASO. Alberto Fernández llamó especialmente a Guillermo Nielsen para preguntarle qué planes tenía para el futuro inmediato. "Decime la posta: ¿Qué querés hacer? ¿Dedicarte a la docencia, meterle con la consultoría o hacer política? "Política", le respondió el economista. "Muy bien. Entonces te pido que no salgas más a aclarar mis afirmaciones", le pidió el ahora candidato, entre la recomendación y el reto.
Se desconoce con certeza si la reaparición de Nielsen en el mediodía del lunes, en medio del semi feriado, respondió a un pedido de Alberto F. o a otra desobediencia. "Queremos evitar una situación de conflicto con los tenedores de bonos", aseguró Nielsen a una agencia internacional.
A pedido, o no, lo cierto es que el economista salió a aclarar los dichos de Fernández del último fin de semana. Había dicho el candidato al diario Clarín: "Hablaré con los acreedores a ver qué podemos hacer. Los que tienen los poseedores de títulos argentinos. Pero eso es toda una tarea de negociación. La verdad es que estas cosas son negociaciones. No hace falta discutirlas teóricamente. Hay que sentarse a discutir uno por uno, como hicimos con la deuda en su momento".
Sea como fuera, sus palabras no lograron llevar la calma a los mercados, en donde los bonos de la deuda argentina volvieron a desplomarse, y el índice de Riesgo País saltó otra vez a valores cercanos a los 1.900 puntos.
La Argentina sigue en el centro de la escena de los fondos de inversión especializados en mercados emergentes, y que han "hundido" cientos de millones de dòlares en el paìs comprando bonos de la deuda pública.
Esos papeles ahora tienen precio de "default". En buena parte por el temor que entre ellos despierta el retorno del peronismo al poder. Pero también debido a la cada vez más socavada capacidad de repago de la deuda, gane quien gane las próximas elecciones.
"Una cosa es la voluntad de pago, y otra cosa es la capacidad. Las últimas devaluaciones lastimaron la capacidad de pagar los vencimientos del país", refirió a iProfesional el representante de uno de esos fondos de inversión internacionales que tiene una elevada exposición en títulos argentinos.
Para esos inversores, la actitud del Fondo Monetario será clave en las próximas semanas. La misión técnica es aguardada en Buenos Aires para darle el visto bueno a las cuentas del trimestre pasado, y sí aprobar el desembolso de u$s5.400 millones durante septiembre.
¿La plata no está?
La llegada de ese dinero es clave para la estabilidad macro. Los dólares del Fondo son los únicos con los que cuenta Mauricio Macri para tener un desenlace ordenado de su Gobierno.
La cuestión es que en las últimas horas aparecieron dudas entre los inversores de que, finalmente, ese desembolso vital para la estabilidad cambiaria se lleve a cabo.
El último reporte de la consultora Quantum -dirigida por el economista Daniel Marx- contuvo el aliento de los financistas. Dijo Marx:
"Aún con el cumplimiento de las metas de junio, la evaluación en esa instancia también estará sujeta a un análisis de la evolución esperada del programa vigente en el futuro. Los efectos de las recientes medidas fiscales sobre el sendero previsto de convergencia fiscal y el componente "forward looking" de la evaluación del programa vigente podrían generar una discusión técnica respecto de sus posibilidades de continuidad futura (si sigue "on track" o no). En consecuencia, se podría abrir una instancia que signifique que esa fuente de financiamiento no estaría asegurada".
Las alarmas encendidas por Marx -a quien en la City y en Wall Street consideran un experto con muy buena llegada al staff del FMI- fueron revalidadas por algunos fondos de inversión, a quienes no se les escapó el siguiente detalle: de los u$s60 millones diarios que el Tesoro vende en el mercado cambiario a través del Banco Central, sólo fue colocado menos de la mitad en los últimos dos días de la semana pasada. El jueves se vendieron u$s44 millones, y apenas u$s12 millones el viernes.
¿El Gobierno se está sentando sobre los dólares bajo suposición de que el FMI no enviará los billetes verdes prometidos? Esa pregunta angustiaba a varios administradores de fondos de inversión extranjeros durante el lunes semi feriado de Buenos Aires.
La salida de Nicolás Dujovne y su reemplazo por Hernán Lacunza agregó dramatismo a la situación. Esa renuncia fue interpretada por algunos como la exposición del conflicto que se viene con el FMI.
Los más optimistas prefieren tomar en cuenta otras variables. Como la diferencia existente entre el escenario actual y el que había en 2001. En aquel momento, el Fondo Monetario le soltó la mano a la Argentina porque no solamente había inconsistencias en su programa macroeconómico (la convertibilidad) sino también por la inviabilidad del sistema financiero.
Bancos que habían prestado en dólares a familias que ganaban en pesos y que habían tomado depósitos en pesos bajo promesa de devolver billetes verdes no podían continuar así.
Ahora, el esquema es saludable en serio. Las entidades financieras no volvieron a cometer esos desbalances y el nivel de créditos de la economía resultan históricamente bajos. Pero aun así, la cuestión podría tornarse en inmanejable en caso de que el Fondo Monetario quite su respaldo, y los dólares no alcancen para atender la demanda de ahorristas, pagar importaciones y cumplir con la deuda.
El colapso sería total. Inclusive del sistema financiero. ¿Lo permitiría el FMI? ¿Le abriría las puertas a los demonios? Una cosa es que la economía funcione mal y haya desconfianza en la marcha de la macro, y otra muy distinta resultaría un contagio hacia los bancos.
Por ahora, la versión más creíble en Wall Street refiere a que un gobierno de Alberto Fernández intentaría una reprogramación voluntaria de la deuda. "Un default ordenado", tal cual lo definieron en un banco a iProfesional.
El establishment también observa con preocupación máxima. La apuesta, ahora que ganó el Frente de Todos en las Primarias, es que la opción de Juntos por el Cambio se mantenga como una chance real de poder, en caso de que finalmente el peronismo vuelva al gobierno.
Pero para que esa chance tenga posibilidades ciertas, los empresarios entienden que Macri debería dejar la Casa Rosada por la puerta grande, sin una crisis más grave. El fantasma del "no vuelven más" ahora cambia de bando.
En el mientras tanto, hasta que se defina la situación con el Fondo, los inversores estarán atentos a los vencimientos de los bonos de corto plazo, tanto en pesos como en dólares.
"La mayor incertidumbre que se observa en los mercados financieros post PASO podría traducirse en dificultades adicionales para el refinanciamiento de los vencimientos de Letras del Tesoro en manos del sector privado (u$s7.500 millones de LETES en dólares y u$s2.500 millones en LECAPs y LECER). Lo que puede afectar el stock de las reservas internacionales", describió el último informe de Marx.
Como suele acontecer con las crisis prolongadas y profundas, los frentes de conflicto se van abriendo uno tras otro. No hay uno solo. Está claro que, con los números puestos de las PASO, la crisis se ha agravado. La desconfianza, lejos de amainar, va in crescendo. Dando la sensación cada vez más cabal de un sálvese quien pueda.