No funcionaron ni las paritarias ni el dólar planchado: el consumo de alimentos vuelve a registrar caídas
En por lo menos tres de las compañías líderes en la fabricación de productos de la canasta básica, la reacción fue la misma: primero sorpresa y, luego, alarma y preocupación.
Tanto que, aun con información parcial, antes de fin de mes, en algunos casos se armaron reuniones extraordinarias para evaluar lo que está sucediendo con el consumo. Concretamente, los números de junio culminaron en niveles muy negativos, con retrocesos de dos dígitos en la venta de algunos productos de la canasta familiar.
La mala onda involucra a las principales fabricantes de alimentos, bebidas y productos de higiene y limpieza. La situación es grave: venden menos fideos, harina, arroz, polenta, panificados, yerba y café. La caída incluye a rubros destinados al público ABC1, como los congelados.
La sorpresa de los empresarios radica en que no se esperaban estos resultados en rojo. La evaluación previa consistía en que, ya en el sexto mes del año, debería notarse la recuperación, aunque más no sea parcial, del poder adquisitivo de los salarios.
Algunos números muestran que las ventas de esas compañías fabricantes siguen por la pendiente. E, incluso, con un ángulo más pronunciado que en los meses del otoño, al menos durante las primeras tres semanas de junio.
En comparación con junio del año pasado, por ejemplo, las ventas, de la industria a los supermercados y mayoristas, de aceites y de fideos derraparon 10% y 15%, respectivamente. En el caso de las harinas, la caída resultó del 18%. También se mantiene un fuerte retroceso en el despacho de lácteos en general: desde leche fluida, hasta yogures y postres en pote.
Peor le fue a una de las principales panificadoras del país, que este mes se anota una merma de sus ventas del 39% interanual. Algo parecido ocurre con las fabricantes de productos congelados, que sufren una baja en torno al 30%.
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Esta realidad parece chocar contra las expectativas generadas por los propios funcionarios del Gobierno. Sin ir más lejos, Nicolás Dujovne acaba de protagonizar un par de exposiciones frente a inversores de Wall Street anunciando el final de la recesión y la recuperación del salario real.
Lo cierto es que la extensión y la profundidad de la recesión sorprende y preocupa al empresariado, que busca las explicaciones ante semejante crisis.
Una parte de la fuerte caída puede deberse al funcionamiento propio de la industria, como el sobre stockeo de productos en los meses anteriores, por parte de las grandes cadenas de supermercados y mayoristas.
Desde un par de grandes cadenas consultadas por iProfesional aceptaron que, en general, siguen viendo números rojos en sus ventas, en relación con lo que expendían en junio del año pasado
Otro nivel de análisis, sin embargo, apunta directamente hacia los empobrecidos bolsillos de la población y los temores que despierta una crisis tan extendida.
Las causas de un crisis sin fondo
Entre los empresarios (fabricantes y supermercadistas) circulan diversos análisis sobre lo que puede estar sucediendo. A continuación, algunos de los argumentos articulados por los propios ejecutivos durante las reuniones de directorios:
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-La mejora del salario real todavía no se generalizó. Hubo aumentos de suelos en los principales gremios (obviamente que beneficia a los trabajadores "en blanco"), pero por ahora quedaron afuera los asalariados informales y los autónomos, que todavía corren por detrás de la inflación.
-La última medición de la consultora Kantar dio cuenta de ese escenario. Según la compañía, el consumo masivo se contrajo 6% en mayo, en relación con el mismo mes del año pasado. De esta manera, ya acumuló una caída del 8% en los primeros cinco meses del año. Las canastas de lácteos, congelados y productos de cuidado del hogar fueron los grandes perdedores.
-Algunos sondeos realizados por las empresas líderes dan cuenta que, al momento de contar con algo de efectivo sobrante en los bolsillos, el público prefiere cancelar deudas antes que incrementar el nivel de consumo. Se trata de una medida defensiva en medio de tasas activas históricas, por lo costosas.
-Un traslado masivo de parte de los consumidores hacia las terceras y cuartas marcas. Y hacia las marcas propias en los supermercados. Este movimiento explicaría la explosiva aparición de un conglomerado de empresas no tan conocidas en distintos rubros del consumo masivo, como ocurre con el pan lacteado y los fideos.
-En este contexto, ya empiezan a verse algunas rebajas de precios. Se trata de correcciones específicas, que ponen en evidencia la drástica caída del consumo. ¿Cómo es esto? Se da la lógica: hay firmas líderes que, en un intento por ponerle un piso a la caída de las ventas, rebajan los valores o al menos tratan de posponer los ajustes. Por ahora se trata de movimientos puntuales pero que persiguen el objetivo, en los casos de las grandes compañías, de no perder mercado (market share) frente a sus competidores.
-Desde las empresas líderes se siguen muy de cerca no solamente los números propios. La "malaria" es compartida en las reuniones en las cámaras. Obviamente no se trata de abrir los balances, pero sí de un intento de respuestas a la crisis.
-También se monitorea las crisis en algunas cadenas, afectadas por el deterioro del consumo. En particular con tres hechos: los supermercados "Emilio Luque", con 21 sucursales en cuatro provincias del norte del país, y con 1.200 empleados. La cadena pidió el Procedimiento Preventivo de Crisis (PPC) y amenaza con la quiebra, por sus deudas con los trabajadores, los proveedores y con la AFIP.
-El otro caso es el de Necxus. La compañía se dedica a la venta de televisores, celulares y otros productos electrónicos, y el último 18 de junio presentó el pedido de concurso preventivo, en un intento por llegar a un acuerdo con sus acreedores y evitar la quiebra. El mismo camino adoptó Minicuotas Ribeiro, que también comenzó su PPC a la espera de un acuerdo con sus acreedores y superar la crisis.
Apostando por los "anabólicos"
Lo que ocurra con el consumo masivo en las próximas semanas puede ser determinante para el resultado de las elecciones.
El Gobierno, atento a esta situación, lanzó distintas medidas "pro bolsillos" que hasta ahora desechaba como alternativa: los programas de Precios Cuidados, los subsidios a la compra de autos 0Km y y el "Ahora 12" fueron los principales impulsos para calentar el ambiente económico. Los primeros reportes sobre el tema dejan ver una recuperación significativa de las ventas en sectores tales como las concesionarias de autos o los electrodomésticos, que venían muy alicaídos.
A diferencia de las elecciones de 2017, esta vez no hay muchos cartuchos para utilizar en la obra pública. El diagrama de inauguraciones previstas para la campaña incluye proyectos iniciados antes de la explosión de la crisis.
La expectativa oficial radica en que el pago de los aguinaldos de los próximos días sirva para mejorar ese panorama.
Lo mismo con la desaceleración inflacionaria, que las consultoras pronostican en torno al 2,5% para este mes, afianzando la tendencia de los últimos meses. Esa inflación, más elevada de lo deseable para una economía estable, puede ser música en los oídos de Mauricio Macri, como para reivindicar su optimismo en medio de la campaña.
Que el futuro será mejor a la situación actual será la base de ese mensaje durante las próximas semanas. Más allá del dólar en calma después de las sucesivas explosiones, no hay mucho más que se pueda prometer.