LA DEUDA CON EL FONDO

Alberto Fernández explicará al FMI "el error garrafal" de haber prestado dinero al Gobierno

La audiencia con el precandidato presidencial fue convocada para el jueves por el representante para el Hemisferio Occidental del FMI, Ignacio Werner
ECONOMÍA - 24 de Junio, 2019

Metido de lleno en la campaña electoral, el precandidato a presidente por el Frente de Todos, Alberto Fernández, se reunirá el próximo jueves con el representante para el Hemisferio Occidental del FMI, Ignacio Werner, encuentro en el que, seguramente, dejará asentado que deberán refinanciar la deuda en caso de acceder a la presidencia, como consecuencia del "error garrafal" del organismo haberle otorgado un préstamo al actual gobierno.

Fernández destacó que su gran desafío para el encuentro será intentar "que el Fondo entienda que ha cometido un error garrafal prestando el dinero a un gobierno para que le pague a los acreedores y lo usó para pagar la fuga de divisas".

"El jueves viene el representante del FMI para el Hemisferio Occidental, quien me pidió una audiencia, y espero verlo y hablar con él. Ahí empieza nuestro primer desafío, que es que el Fondo entienda que ha cometido un error garrafal prestando el dinero a un gobierno para que le pague a los acreedores y lo usó para pagar la fuga de divisas", dijo el precandidato presidencial en una entrevista radial.

Además, el ex jefe de Gabinete del kirchnerismo advirtió que la gestión de Mauricio Macri dejará al país dos deudas: "Una con el Fondo y otra con los acreedores".

"Cuando hable con el Fondo voy a tener una noción más exacta de lo quiere", anticipó el precandidato presidencial por el Frente de Todos.

"Sé lo que le cuesta al país estar en default, si todavía no estamos en uno es porque vivimos una ficción a raíz de la plata que le pedimos plata al Fondo", añadió.

Mediante aumentos impositivos y recortes de gastos hechos por el gobierno de Macri, Argentina registró en mayo un fuerte superávit fiscal primario de 25.974 millones de pesos (598,6 millones de dólares), frente a un déficit en el mismo mes del año pasado.

El programa de ajuste presupuestario del Gobierno argentino es para cumplir con las metas establecidas en un programa crediticio de 57.000 millones de dólares que acordó con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en 2018.

Las calificadoras de riesgo, en alerta

Desde antes de esta declaración, las calificadoras de riesgo, es decir, los jugadores del mercado que le ponen nota a los bonos que emiten los países, están en alerta máxima por la posibilidad de que Argentina vuelva a incumplir con la deuda. 

"Es difícil opinar sobre lo que se dice en campaña. Veremos qué hace el que gane. Pero sí, cualquier reestructuración de la deuda con los bonistas privados es un default. Bajo nuestra definición y la de ISDA (N.d.R: la agrupación que regula los seguros contra default en el mundo). En ese sentido, no sé si es lo que proponen o lo que tienen en mente. Claramente, reestructurar es hacer un default, pero veremos qué es lo que hacen", afirmó en diálogo con iProfesional, Gabriel Torres, VP y senior credit officer de Moody's.

Durante las últimas semanas, y en reiteradas oportunidades, Alberto Fernández, habló de plantear algún compás de espera para los acreedores privados. Sabe que para extender los plazos de los vencimientos con el Fondo Monetario Internacional necesitaría comprometerse a una serie de reformas estructurales que no quiere afrontar. Tampoco se lo puede defaultear al Fondo. De ahí que la "variable de ajuste" sean los tenedores de bonos privados.

Recientemente, Fernández confeccionó un documento junto a Sergio Massa en el que se comprometen a trabajar en varios temas como fruto de la alianza que sellaron. En uno de ellos, hablan de un tratamiento para la deuda.

"La situación de violenta inestabilidad financiera, generada por el sobreendeudamiento, deberá abordarse a través de acuerdos amplios con los acreedores, en los que se contemple la necesidad de garantizar un proceso de crecimiento inclusivo como único recurso para poder afrontar los compromisos externos e internos", explica la plataforma aprobada por Massa y Fernández.

El ahora precandidato junto a Cristina planteó que bajo su eventual mandato, no habría una "quita" de la deuda pero sí, tal vez, un "mecanismo de espera". Se trataría de un cronograma por el cual se postergan los pagos de los vencimientos. Una negociación con los acreedores para lograr un período de gracia, durante el cual no se efectúan desembolsos.

El problema es que si avanzan con ese plan, sea de la manera que sea, sería considerado un default de la deuda porque los bonistas no aceptarían eso.

Y para las calificadoras, a pesar de que no se aplique una quita en el monto ni un alargamiento del plazo de pago, no cancelar vencimientos es hacerle una poda al "valor presente neto" del título en cuestión: y, eso se llama incumplir con una de las condiciones de los títulos emitidos.

Desde Fitch Ratings, otra de las grandes calificadoras del mercado internacional, contaron que por ahora no está en su escenario base que haya más adelante una renegociación con el sector privado. "El perfil de vencimientos con el sector privado no es muy oneroso, se puede afrontar", dice a iProfesional, Todd Martínez, director de Fitch desde Nueva York.

Pero aclara que alguna modificación al pago de la deuda podría colocar al país en lo que se llama "default selectivo". "Lo que proponen podría ser un caso de selective default", acota de manera tajante.

Según Fitch, las necesidades de financiamiento de la deuda soberana de aproximadamente u$s48.000 millones en 2019 (en gran parte, denominados en moneda extranjera) están cubiertas por desembolsos programados del FMI, prefinanciamiento y refinanciamiento de tenencias de deudas intrapúblicas y líneas de Repo.

No obstante, dice Martínez, se volverá a producir una brecha en 2020, a medida que se agoten los fondos del FMI. Calculan que el país tendrá que refinanciar una cantidad considerable de bonos nacionales en 2020, lo que podría facilitarse en parte por la gran participación (más de 40%) del sector público. Pero el pago de bonos externos será cada vez más pesados a partir de 2021.

"Los riesgos de cubrir estas carencias podrían aumentar si el déficit fiscal o los resultados de las elecciones afectan el acceso al mercado", advierte Martínez.

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