Lavagna se distancia de la dupla Fernández con la reforma laboral y el achique de planes sociales
Roberto Lavagna retomó el centro de la escena política con la ratificación de su candidatura presidencial y la presentación de su plan económico. Dentro de este último incluye las "reformas estructurales" y un eventual achique de los planes sociales, dos medidas con las que intenta reforzar el voto del "círculo rojo" y de los indecisos. Sobre todo tras el desembarco inesperado de Alberto Fernández, la figura moderada elegida por Cristina Kirchner para liderar la fórmula en la que ella ocupará la vicepresidencia.
El exministro de Economía inició su agenda ayer desde temprano con una charla en la sede del centro de la Universidad del Salvador (Usal), en donde advirtió que el centroprogresismo es el "enemigo" de la fórmula anunciada por Cristina como del Gobierno, y que es clave para "garantizar la gobernabilidad". Así respondió al ser consultado por iProfesional sobre la irrupción en el tablero de Fernández, quien vaticinó el domingo la desaparición del "espacio del medio" por la creciente polarización.
En medio de lo que describió como un zarpazo para "vaciar el centro", el líder de Consenso19 compartió definiciones sobre su plan para reactivar la economía sin aplicar un ajuste. Si bien la consigna es similar a la de los equipos de Fernández y Kirchner, que en las últimas semanas despejaron cualquier posibilidad de ir a un default, Lavagna fue un paso más ayer al señalar que "hay que hacer reformas estructurales" con un enfoque en la movilización de recursos, la expansión de la economía y la generación de empleo.
"Los sindicalistas me dijeron que la reforma ya se hizo con Menem y no dio resultado, y tienen razón porque se hizo en el marco de un programa de ajuste, de achicamiento de la producción en el que nadie toma trabajadores adicionales porque le bajen el aporte patronal o le mejoren la posibilidad de despedir", aseguró ayer, luego de que este medio le preguntara sobre la reforma laboral y previsional que figura en los 10 puntos impulsados por Macri, así como en la hoja de ruta del FMI y de los bonistas.
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En cambio, el economista puso como ejemplo el convenio petrolero de Vaca Muerta auspiciado por Macri, por el que hubo una "flexibilización" de las normas laborales -explicó- que permitió la creación de 30.000 empleos en Neuquén. "Una reforma es para achicarse y conceder algún beneficio a un sector empresario, la otra es para expandir el sector empresario, sindical y cumplir con la condición número uno de cualquier gobierno que es crear trabajo", disparó.
Presionado por la aceleración de la campaña, el candidato se reunió ayer por la tarde con la mesa sindical encabezada por el gastrónomico Luis Barrionuevo, quien salió a respaldar sus aspiraciones presidenciales y sentenció que "tiene que ir a las PASO" dentro de Alternativa Federal, la alianza integrada por Sergio Massa, Juan Schiaretti, Miguel Pichetto y Juan Manuel Urtubey. La reunión ocurrió luego del espaldarazo del camionero Hugo Moyano a Alberto Fernández y de su llamado a Massa a integrar ese espacio.
Los gremios del transporte, en particular los aeronáuticos cercanos a Moyano, tomaron distancia de Lavagna el mes pasado cuando en una reunión el exfuncionario se mostró favorable al ingreso de las Low Cost en el mercado aerocomercial. Allí, al igual que en Vaca Muerta, el Gobierno alentó la negociación de nuevos convenios colectivos, con cláusulas de productividad y menores beneficios laborales, en este caso a través de la creación de sindicatos de empresa, como ocurrió en Flybondi y Norwegian.
Pese a coincidir en la necesidad de instrumentar reformas, Lavagna criticó ayer el acuerdo con el Fondo por u$s57.000 milones. En un repaso de situación local, dijo que uno de los principales obstáculos para el desarrollo es el rol histórico del "a-jus-te", que "viene con un apéndice que es el FMI". "Ningún país en el mundo firmó tantos acuerdos con el FMI como Argentina y ninguno tuvo tantos fracasos", advirtió ayer por la mañana ante un auditorio de estudiantes de Ciencias Políticas.
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En una crítica a Macri, el expositor aseguró que "se firman cosas que no tienen consistencia y los acuerdos terminan cayendo". Por lo que propuso pasar del ajuste a una movilización de los recursos naturales, humanos y de capitales disponibles. "Argentina puede volver a crecer y redistribuir, pero sin crecimiento no puede redistribuir", dijo, y aseguró que "la mejor política social es la creación de trabajo".
No obstante, sostuvo que la Argentina es un "país extraño" en el que la pobreza pasó del 4% de en los 70 al 33% en la actualidad, y aseguró que la economía se estancó en los últimos ocho años. En los últimos cuatro de Cristina, explicó que hubo dos de ligero aumento del PBI y los otros dos de caída, un promedio per capita de 0%. Mientras que en los cuatro años de Macri hubo tres de caída y uno de ligero crecimiento, un promedio del -5%.
"Ese menos cinco por ciento oculta que algunos sectores, en particular finanzas, ganaron un 15%, y los trabajadores y sectores de ingresos menores perdieron 15%", advirtió. Y en ese contexto, aseguró que así como el éxito de una gestión se puede medir por la creación de empleo, "también por el achicamiento de programas que hoy son de emergencia e imprescindibles, pero que no tiene sentido que duren para siempre".
El exfuncionario intentó así reforzar su postura de "centro" respecto a un tema sobre el que Cristina también se había pronunciado hace dos semanas en la Feria del Libro. Allí, la expresidente recordó que en el inicio de la gestión de Néstor Kirchner en 2003 había 2,3 millones de planes jefas y jefes de hogar, creados por el gobierno de Eduardo Duhalde cuando Lavagna era ministro de Economía, y que en 2015 ella dejó el poder, con 207.000 planes.
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El candidato presidencial reveló ayer que la organización de ese programa fue fruto de las reuniones que mantuvo apenas asumido en Economía en 2002 con el actual Papa, cuando todavía era cardenal, a quien convenció de que Caritas no se retirara del espacio Diálogo Argentino. Y reiteró palabras de Francisco al pedirle a los jóvenes presentes en el auditorio que "hagan lío" para "quebrar la continuidad" y "tirar a la basura la idea del ajuste".
La relación entre el Estado y el sector privado es otro de los ejes con los que busca diferenciarse del kirchnerismo. Además de la estabilidad jurídica, su plan contempla estímulos al sector privado mediante el aumento del poder de compra de la población (salarios, horas trabajadas y volumen de empleo), el mantenimiento de las tarifas ya que según explicó "no hay más margen para aumentos", y la baja de la tasa de interés, junto con un tipo de cambio competitivo.
Pero también prevé una reducción de los impuestos a las empresas, que según sus cálculos aumentaron 8 puntos sobre el PBI desde 2005, un adicional de u$s40.000 millones. Y promueve una menor intervención estatal en la economía. "No hay forma de pensar en que el Estado siga siendo un acto central desde generar actividad económica, si hay que pensarlo como actor central en educación, salud, ciencia y tecnología, donde tiene responsabilidades primarias", dijo ayer antes de tomarse fotos con los estudiantes.
El otro factor que en su opinión actúa como una traba es el político. Así, se refirió a los intentos del Poder Ejecutivo por manejar la Corte Suprema y el Consejo de la Magistratura. "La idea del que gana toma todo el poder para siempre es un factor enorme de desgaste político y social", señaló.