El Banco Central diseña estrategia para mitigar el impacto de la guerra de aranceles entre Trump y China
La "guerra" comercial entre Estados Unidos y China, al sumar un nuevo capítulo al inicio de la semana, se convirtió en un importante test para el plan que el Gobierno junto al FMI idearon para controlar al dólar.
En la mesa de dinero del Banco Central comandada por Esteban Bertella se siguió minuciosamente el minuto a minuto del mercado. Sabían de antemano que iba a ser una jornada complicada: ya lo preveían los rojos del 2% que mostraban los futuros de Wall Street.
Si bien el dólar arrancó trepando más del 1%, lentamente el accionar oficial y cierto acople (ahora sí) a las devaluaciones que se llevaban a cabo en los mercados emergentes, limitó el malhumor.
La secuencia que vieron en las pantallas fue una apertura muy tomadora (máximos en $45,63) que fue perdiendo impulso hasta cerrar en $45,10 (mínimo del día), aunque 30 centavos por encima del cierre del viernes. Lo positivo es que no hubo un frenesí de inversores tratando de dolarizarse: el volumen negociado fue de sólo u$s357 millones. En el equipo económico vivieron como un "triunfo" que se haya podido acotar la volatilidad del dólar. Finalmente la suba del billete verde fue de un módico 0,66%, nada mal teniendo en cuenta que los índices bursátiles en Nueva York tuvieron su peor performance en cuatro meses.
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Es más, el dólar en Brasil subió incluso más (casi 1%) y ni hablar del derrumbe de la lira turca (que siempre compite con el peso el podio de las monedas más inestables).
La lectura que hacen en pasillos oficiales es que la batería de medidas, principalmente la última que contempla el uso discrecional de las reservas para intervenir en el mercado en caso de ser necesario, sirvió para aplacar los temores. "Es un poco de todo. También es verdad que la política monetaria que aplica el BCRA es muy apretada y faltan pesos en la economía, con lo cual no hay muchos compradores. Pero al mercado le gusta saber que ahora tenemos libertad. Todo eso debiera explicar que se acote la volatilidad del tipo de cambio ante escenarios adversos como los actuales", reseñaba un importante funcionario del equipo económico a iProfesional.
Destacan que en otro momento, "con un cimbronazo como este hubiéramos visto una devaluación de más del 2%" tranquilamente. "No podemos hacer nada cuando suceden hechos globales que nos afectan, pero siempre es bueno que el mercado sepa que nosotros tenemos forma de apaciguar los movimientos", ratifica la fuente.El Central, por caso, volvió a intervenir en el mercado de futuros -donde se compensa con pesos y no con dólares- pero no necesitó escalar las tasas de interés que promediaron 71,74%. Con relativamente poco alcanzó para suavizar la suba del dólar.
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Pero hacia adelante, incluso, reconocen en el Gobierno que hay mucha incertidumbre con el desenlace del conflicto comercial. Si bien descreen que estemos ante un cambio de escenario, advierten que es muy difícil hacer pronósticos cuando la pelea es entre dos pesos pesados.
"La diplomacia de (Donald) Trump siempre empuja al límite. Por eso todo es posible. Además, enfrente tiene a alguien que no le arruga", comentaban desde el equipo económico. El escenario base sigue siendo que la sangre no llegará al río.
O sea, no habrá ruptura que genere una escalada mayor del conflicto, con consecuencias impensadas no sólo para la economía global sino para los mercados financieros.
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De hecho, el presidente de Estados Unidos reafirmó que se juntará con su par chino a finales de junio tal como estaba planteado. Llegarán, eso sí, ambos con la amenaza de aranceles de hasta 25% si no se ponen de acuerdo."Es muy probable que siga la volatilidad en los mercados globales y eso nos impactará de alguna manera", acotan fuentes oficiales.
Si bien todos los cañones están puestos en contener el dólar, o sea la madre de todas las batallas para que el presidente llegue con chances de ser reelecto, la situación de la deuda argentina no luce para nada bien.
Después de haber superado los 1.000 puntos hace semanas, el riesgo país había encontrado una tregua en torno a los 900 puntos pero volvió a escalar: el lunes ganó casi 5% hasta 943 unidades.
No hay, en este caso, promesa de garrote que pueda apaciguar la caída. El Gobierno no tendría en sus planes salir a recomprar bonos para así encontrarle un piso a la caída.
La tasa de los bonos, que es inversamente proporcional al precio, irá hacia donde tenga que ir. Lo mismo con el Credit Default Swap (CDS): el contrato a cinco año escaló a 1.207 puntos.
La situación de los bonos argentinos es mucho más compleja que el dólar. Nadie quiere comprarlos porque está el temor electoral demasiado latente.
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Además, técnicamente los fondos de inversión está excedidos en su tenencia de deuda argentina. Con lo cual, cualquier suba -como la ocurrida la semana pasada cuando ganaron 2,50%- es oportunidad de venta. Hasta que no se sepa si el próximo presidente será Macri o Cristina, los inversores seguirán mirando desde lejos a los títulos públicos.
Las tensiones entre China y Estados Unidos sumarán malhumor adicional, claro está, pero no será determinante para el precio de la deuda: hay un piso de riesgo país que incluso sin "guerra" comercial es difícil de quebrar.
En los bancos creen que en el mejor escenario, el indicador podría fluctuar entre 850 y 900 puntos hasta octubre. "Y eso si no pasa nada. Con lo cual no pega tanto este nuevo temblor porque si bien pueden ser golpeados un poco más en forma adicional, el mercado ya venía castigándolos hace tiempo por el ruido político y el pago o no de la deuda a partir del 2020", afirmaron desde una entidad extranjera que opera en el país.
Pero la magnitud del ajuste dependerá de las implicancias que tenga esta disputa comercial. En algunas entidades, las más optimistas, dicen que Trump no se jugará a romper con China porque eso le generaría perjuicios económicos que podrían dañar su hipotética candidatura a ser reelecto en 2020. Circuló por las mesas un paper que decía precisamente esto y alertaba que hoy el presidente de Estados Unidos tiene mucho para perder si no hace control de daños con la economía creciendo y los índices bursátiles en récord.