Inquietud en EE.UU.: inversores coinciden con diagnóstico de Kicillof, pero dudan de su plan
Creen que una eventual gestión de Cristina Kirchner tendrá que pagar un "costo político". Por qué los fondos siguen de cerca la situación del país
Por iProfesional
ECONOMÍA - 13 de Mayo, 2019
El clima era de expectativa. Y el salón estaba casi repleto. Así, más de medio centenar de personas se acomodó el viernes por la mañana en el sexto piso del Wilson Center, en Washington, para escuchar a un Axel Kicillof de tono sereno y preocupado por no "desestabilizar". Fueron dos horas intensas en las que el invitado responsabilizó a Macri de la crisis, planteó la necesidad de renegociar con el FMI y prometió que no habrá default en un eventual gobierno de Cristina Kirchner, un mensaje que resultó convincente pero que también generó inquietud.
"Todos estamos de acuerdo que estos siete meses antes de las elecciones van a ser muy difíciles para la Argentina y sabemos las causas de la crisis, pero no dijo qué va a hacer, cuáles son las políticas diferentes al macrismo", advirtió a iProfesional Nicolas Saldías, investigador del Proyecto Argentina del Wilson Center. Él fue uno de los que presenció la charla del exministro de Economía junto a periodistas, economistas y funcionarios del Departamento de Estado, conocidos como "policymakers", así como representantes de fondos de inversión, inquietos por la crisis argentina.
A ese público, el "asesor más cercano" a la expresidente -según el think tank estadounidense- le aseguró el viernes que había que cambiar las "prioridades" para enfocarse en la creación de empleo, la industrialización y la redistribución del ingreso. La falta de señales, sin embargo, sobre el manejo de variables claves de la economía en caso de que el kirchnerismo vuelva al poder sembró dudas.
"Kicillof no habló sobre qué va a hacer con la inflación ni la inversión, habló sobre crecimiento y salarios, no es sostenible, es puro relato", apuntó Saldías para quien Cristina y Macri son "dos caras de la misma crisis".
Sobre todo, la incertidumbre gira en torno a lo que puede ocurrir con la deuda el 10 de diciembre cuando asuma el próximo gobierno. No solo por el préstamo del Fondo Monetario por u$s57.000 millones, sino también por los u$s113.000 millones colocados en bonos por los inversores en la gestión de Macri. Una cifra enorme a nivel global que, según los datos del exfuncionario, representa la deuda acumulada de diciembre de 2015 a marzo de 2019. Si hubiera un default, no se espera un colapso del sistema financiero, pero preocupa un contagio de la crisis a Brasil, Paraguay, Uruguay y Chile.
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"Él dijo que no quiere default y eso da al menos un poco de confianza para evitar una crisis financiera, pero si pone todos los huevos en la misma canasta del FMI diciendo que va a renegociar la deuda, eso no va a pasar sin un costo político", explicó el investigador dedicado a la Argentina. Así, frente a "la parte II de la pesada herencia", como bautizaron algunos el endeudamiento de Macri, en Washington dan por hecho que cualquier renegociación tendrá que ir acompañada de la reforma tributaria, laboral y previsional, y un enfoque monetarista, diferente al "marxista-keynesiano" de Kicillof.
La señal que les dio el viernes no los tranquilizó demasiado. Luego de exigirle a Macri y al organismo conducido por Christine Lagarde que se hicieran cargo del "fracaso" económico, el diputado nacional condicionó los plazos de pago al crecimiento de la economía local, por lo cual "los inversores tienen que contribuir si quieren cobrar". En otras palabras, sugirió que la Argentina está en el primer lugar de las prioridades. "¿Qué significa eso? Los inversores vienen de afuera, no les importa la Argentina, no le podés pedir que salven el país, lo que se preguntan es si hay ventas o no sino ´chau´, se van a otro país, eso no genera confianza", se mostró desconcertado el analista consultado por este medio.
Uno de los principales interrogantes es el futuro de la política cambiaria en un contexto con inflación interanual del 54,7%, un dólar a $46 y fuertes vencimientos a partir del 2020.
"Si quiere pagar la deuda, tiene que manter el peso lo suficientemente alto para poder pagarla, no se cómo va a solucionar el atraso cambiario", sostuvo el investigador del Wilson Center, quien subrayó sobre el discurso del invitado la ausencia de las palabras que más interesan a los inversores: confianza, mercados y riesgo país.
Durante su gira por Estados Unidos, Kicillof aseguró que no mantuvo reuniones con inversores. El exfuncionario se reunió con legisladores democrátas, sindicalistas y organismso de Derechos Humanos. Pero también fue recibido por las autoridades de la Cámara de Comercio de ese país, un encuentro que fue solicitado por él, según confirmaron fuentes de esa entidad a iProfesional.
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Hablando de pesadas herencias
En el Wilson Center reconocen que Macri tampoco pudo fijar reglas estables. Sobre todo por los sucesivos cambios que implementó para poder frenar la suba del dólar y así evitar un mayor impacto sobre la inflación. El último fue el 29 de abril pasado cuando, tras obtener el guiño del Fondo ante una nueva corrida, el Banco Central anunció que empezaría a intervenir en la "zona de no intervención", poniendo fin al esquema vigente desde octubre.
"Ni Macri ni Cristina tienen un buen antecedente en sostener políticas, un día tenemos banda, otro día la mueven y otro día no hay", dijo Saldías.
Pero en Washington rescatan del mandatario que, aún en medio de la crisis, trasmite cuál es su rumbo. Entre esas señales, destacan la politica monetaria, con altas tasas de interés, destinada a absorver pesos y así supuestamente reducir la inflación, a costa de una fuerte recesión. La mirada de la oposición peronista, en cambio, es un acertijo. Si bien comparten el "buen" diagnóstico de Kicillof de que el Gobierno gasta millones en defender el peso sin resultados positivos, recuerdan que la situación al final del mandato de Cristina "no era tan buena" como la pintó el legislador.
En sus gráficos, el exministro expuso dos países opuestos en los 13 años de kirchnerismo y los cuatro de Cambiemos, durante los cuales el PBI real pasó de una variación del 4,1% al -0,8%. La desocupación, en tanto, disminuyó 10 puntos porcentuales a 6,5% en 2015 para luego subir 3,4 puntos con Macri, suponiendo que terminará en 9,9% en 2019. Y la pobreza se incrementó del 28% al final del mandato de Cristina al 36% proyectado para este año. Así, dejó de lado el dato del 5% que dio a conocer la expresidente en un discurso en junio de 2015, luego que en abril de 2014 se dejara de publicar la Encuesta Permanente de Hogares.
"El empleo creció y bajó la pobreza porque hubo un rebote de la economía tras la crisis de 2001, pero cuando Kicillof llegó al Ministerio de Economía en 2014 aumentó la pobreza porque empezó un ajuste con bajas y subas", dijo Saldías. Por otra parte, la inflación promedio que, según la presentación, aumentó del 26,6% en 2015 al 49,9% estimado en 2019 también hizo ruido en el Wilson Center. "Las reservas netas eran cero, la inflación no era buena y no pudo usar los datos del INDEC de su gobierno, eso llamó la atención", añadió el investigador. En efecto, la inflación oficial del 2015 fue del 14,4%.
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En su lugar, el legislador tomó datos del INDEC actual, BCRA, FMI y estimaciones propias, junto con el IPC de la Ciudad para "no discutir estadísticas", ya que la intervención del organismo oficial en 2007 puso en duda las mediciones, una situación que recién se revirtió en 2016.
En cuanto a la tasa de inversión, el gráfico indicó que Cristina terminó con un 17%, una cifra considerada baja y similar a la que dejaría Macri este año, lo que para el analista de Washington refleja un problema "estructural" de la Argentina.
Los asistentes a la charla del Wilson Center concuerdan con Kicillof en que Macri fue ingenuo en creer que solo con "buenos modales" iba a atraer una lluvia de inversiones. También en que la deuda que dejó Cristina era baja y que, según los datos presentados por el ex ministro, pasó del 48,6% en 2015 al 85,5% del PBI proyectado en 2019. Pero hacen dos salvedades: la llegada de u$s113.000 millones en bonos representó de hecho una "ola de inversión externa" que luego se tradujo en una deuda momumental, mientras que el bajo nivel de endeudamiento en 2015 obedecía a que "nadie prestaba".
El otro factor que ayudó a reducir la dependencia de fondos externos fue la "monetización" del déficit fiscal por medio de la emisión monetaria, otro punto que eludió Kicillof y que alimentó la creciente inflación, indicaron en el think tank. Tanto Lagarde como los bonistas siguen de cerca la evolución del peso, los precios y las tarifas. El reciente congelamiento de los 64 productos de Precios Esenciales, junto con el de las tarifas en forma parcial, afectó la imagen de Macri en los mercados, lo mismo que el uso de reservas para frenar el dólar.
La pregunta ahora es que hará con todo esto el próximo gobierno. En la Feria del Libro, Cristina Kirchner propuso un "pacto social" entre empresarios y sindicalistas, en respuesta al acuerdo de 10 puntos impulsado por Macri. Pero sin suficienes dólares para controlar el tipo de cambio y evitar su traspaso a inflación, en Washington pronostican que en algún momento los precios van a "volar". "Hay mucha plata puesta en Argentina y no van a poder hacer lo que quieran con ella porque tienen que pagarle al Fondo y a los bonistas", concluyó Saldías.