El Gobierno se guarda una "bala de plata" para detener otra suba del dólar
En la Casa Rosada, donde están planificando detalladamente cuál será la estrategia electoral, saben que, más allá de lo que diga cualquier encuesta, un movimiento violento del tipo de cambio podría terminar por ahogar la ambición de reelección de Cambiemos.
El presidente Mauricio Macri lo tiene claro, pero ya una vez usó una bala de plata para intentar doblegarlo y, de ser necesario, estaría dispuesto a volver a hacerlo."El mercado dice que estamos atados de pies y manos por el Fondo. Pero no nos vamos a suicidar políticamente. Si se complica todo, vamos a usar las reservas", admite con franqueza un hombre clave del equipo económico, según La Nación.
"Pensar algo distinto es no entender cómo funciona el mundo. Es una cuestión política: un país soberano toma decisiones soberanas, después el board [del FMI] lo avalará o no. Esto está hablado, aunque no va a hacer falta", continúa.
Hace semanas que la tensión en el mercado cambiario es evidente. El viernes, pocas horas antes de que el directorio del Fondo Monetario Internacional liberara los u$s10.800 millones pautados para la Argentina, la divisa había tocado un nuevo máximo: $45 en bancos y casas de cambio. En Hacienda esperan que la semana próxima aparezca la oferta y la presión empiece a aplacarse.El lunes 15 el Tesoro comenzará con las subastas diarias de u$s60 millones -por un total de u$s9600 millones- acordadas con el FMI, y confían en que, en paralelo, irán ingresando los dólares de la cosecha de soja.
"Aunque liquiden la mitad de la cosecha, ya van a ser más dólares que los que hubo el año pasado", se entusiasman. Para conocer de primera mano la situación de las cerealeras, la semana pasada hubo reuniones individuales con algunas de ellas en el Palacio de Hacienda.
Pero pese al optimismo permanente que manifiestan en la sede de Hipólito Yrigoyen 250, la posibilidad de que la elección que se ha planteado como un "todo o nada" siga castigando al peso no está del todo descartada.
El equipo económico no pierde oportunidad de plantear ante los burócratas del Fondo la necesidad de habilitar al BCRA a usar reservas para intervenir en el mercado de cambios antes aun de que el dólar llegue al techo de la banda, aunque admiten que es casi imposible hacer que los técnicos se alejen de sus manuales.
No importa que hasta el economista jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, Carlos Vegh, haya declarado la semana pasada en Washington que "sería de la idea de que la Argentina pudiera intervenir dentro de la banda cambiaria".
"Mi posición, en general, es que el Banco Central se reserva el derecho de intervenir para apaciguar fluctuaciones monetarias", dijo, alineado con la visión de gran parte de los economistas locales.
Dada por perdida la batalla, en privado en el Gobierno admiten que, ante una situación de estrés, podrían volver a apelar a la estrategia que el año pasado terminó expulsando a Luis Caputo del BCRA. El aval del presidente Macri está. Lo estuvo también en su momento, cuando Caputo peleaba con el FMI para poder contener una corrida cambiaria que amenazaba transformarse en una corrida bancaria (en el calor de la crisis, los depósitos en dólares habían llegado a caer 6% en dos días).
Solo resta saber si el presidente del Central, Guido Sandleris, o el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, están dispuestos en tal escenario a proponerse de fusibles. Es más que una cuestión de estoicismo.
Quienes participan de las decisiones económicas revelan que el proceder de Caputo había sido conversado con el Presidente. Incluso que habría sido el propio Caputo quien le ofreció a David Lipton, número dos del FMI, su renuncia a cambio de poder operar libremente para calmar el mercado cambiario. "Literalmente Toto se inmoló porque no había otra salida", recuerda una fuente que sigue participando del Gobierno.
Caputo insistía ante el FMI en que se había llegado a un punto en que una mayor devaluación solo profundizaría la recesión y recalentaría la inflación. Defensores a ultranza de un esquema de flotación libre, los técnicos del Fondo consideraban que el tipo de cambio debía encontrar solo su precio de equilibrio. Los resultados de sus manuales están a la vista.
A un año del primer cimbronazo cambiario, la actividad económica apenas si logra asomar la cabeza y la inercia inflacionaria corrió a una velocidad a la cual los modelos de los técnicos del organismo no pudieron siquiera vislumbrar. "Los resultados en términos de inflación han decepcionado", dijo la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, en el comunicado del viernes.
¿El único consuelo para el Gobierno? En Hacienda estiman que cada punto que sube la inflación promedio anual por sobre lo presupuestado mejora el resultado fiscal en 0,05% del PBI.
Ante una fragilidad económica que no admite malas noticias, la decisión de las autoridades sería la de evitar probar medidas que no tengan un impacto predecible en el mercado. La intención del BCRA de ofrecer entre los bancos letras -las Leliq- a 30 días de plazo para alentar una suba de tasas de plazos fijos habría quedado presa de esa lógica.