El macrismo, tentado a medidas intervencionistas: por aumentos, evalúan un acuerdo de precios
Si con la receta pura de la ortodoxia la crisis económica sigue vivita y coleando, ¿será acaso una dosis de heterodoxia la que pueda ponerle un piso a la caída del consumo?
Una parte del Gobierno y también de los socios de Mauricio Macri en Cambiemos consideran que, con los resultados a la vista, y con las elecciones en el horizonte, llegó el momento de tomar decisiones más audaces.
Concretamente, en el gabinete nacional sobrevuela la idea de que se avance en un acuerdo de precios con los principales fabricantes de alimentos, y también con las cadenas de supermercados.
Algunos ministros vienen madurando esa posibilidad a pesar de que el propio jefe de Estado rehúye de este tipo de acuerdos. Pero la cuestión se coló, incluso, en las reuniones que vienen manteniendo funcionarios del oficialismo con los referentes del radicalismo. Esos dirigentes, socios de Macri en Cambiemos, reclaman a viva voz que el Ejecutivo "haga algo" con la inflación.
Un síntoma de que la constante suba de los precios puede transformarse en un voto castigo hacia el Gobierno en las próximas presidenciales lo dio la mismísima Lilita Carrió. La diputada criticó con virulencia a los supermercados por las remarcaciones. Y presentó un proyecto de ley para regular la actividad de esos grandes comercios.
La iniciativa -conocida como "Ley Góndola"- fue en su momento rechazada por esta misma administración, allá por 2016, cuando al mando estaba Alfonso Prat Gay. Pero Carrió consideró que, bajo el actual escenario inflacionario y caída del consumo masivo, vale la pena la insistencia.
Hay otras decisiones que dan vueltas por Casa Rosada, todas en un mismo sentido: tratar de contener los valores de los alimentos en las góndolas.
Lo más simple de resolver será la continuidad del plan de Precios Cuidados, cuya vigencia finaliza el próximo 6 de mayo. Antes de esa fecha, el Gobierno pretende darle un nuevo impulso. Y, además, promover un acuerdo especialmente pensado para los jubilados y pensionados.
Tal lo adelantado por iProfesional el último viernes, el lanzamiento será una especie de "Precios Cuidados" para adultos mayores y beneficiarios de los diferentes planes sociales, como la Asignación Universal por Hijo, pero con una propuesta que no contempla una canasta única de productos a valores más bajos sino una oferta de artículos y descuentos que cada cadena de supermercados podrá elegir.
La presión de los socios
Durante los últimos contactos entre dirigentes del PRO con los socios de la Unión Cívica Radical tuvieron a la inflación como el gran tema de análisis económico. Para los referentes del radicalismo, el Estado debe tener una posición activa en el mercado de los alimentos.
Los precios de los productos de la canasta básica se elevaron 58% en los últimos 12 meses. Algo que para la dirigencia de la UCR podría fomentar una ola de voto castigo en las próximas elecciones.
La cuestión estuvo sobre la mesa durante un encuentro entre líderes del radicalismo con el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y el ministro de Interior, Rogelio Frigerio.
El hombre de la Ciudad de Buenos Aires forma parte del círculo íntimo de Macri. Según trascendió, en esa mesa "chica" se habló más de economía que del armado de listas para octubre.
"Hay mucha preocupación por la dinámica de la crisis", enfatizó un dirigente que viene del radicalismo y que está al tanto del malestar social en las provincias por la inflación y el temor a perder el empleo.
De acuerdo con la visión de algunos dirigentes que se asumen socios del Gobierno, son a la vez críticos de la Casa Rosada por la falta de reacción frente a la constante suba de los precios y la falta de trabajo.
Lejos de la idiosincrasia de la mayoría de los funcionarios -que dejan en las fuerzas del mercado la solución de los problemas- en el radicalismo dejan escuchar las críticas por la escasez de respuestas.
Notan al Ejecutivo enfocado exclusivamente en la parte financiera de la economía -en tratar de que no se vuelva a escapar el dólar- pero sin tomar dimensión del colapso de la actividad en medio de la recesión y la suba de la canasta básica.
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En esa misma línea lo observó el titular de la Copal, Daniel Funes de Rioja, quien propuso al Gobierno que aplique un "acuerdo de precios" para bajar la inflación y así intentar una reactivación del consumo.
"Un congelamiento es una herramienta absolutamente artificial y que inexorablemente conduce al desabastecimiento. Esas políticas intervencionistas no funcionan. Pero un acuerdo dentro de una lógica de mercado, debe explorarse. Una cosa es un acuerdo económico-social y otra son los pactos corporativos", enfatizó el dirigente, quien no es -precisamente- un defensor del intervencionismo estatal. Pero la realidad es la realidad.
Lilita Carrió también se movió políticamente antes del fin de semana haciéndose eco de las dificultades de la economía real.
Tras la denuncia presentada por el faltante de una de las leches más económicas del mercado en los supermercados (dentro del Programa Precios Cuidados), la diputada nacional Elisa Carrió presentó un proyecto de ley que busca evitar los casos de abuso de posición dominante en los que pudieran incurrir las cadenas comerciales y los grandes proveedores.
Los puntos más relevantes de la regulación propuesta incluyen:
-Mayor competencia en las góndolas: ninguna marca puede superar el 20% del espacio disponible para productos similares.
-Los exhibidores contiguos a las cajas y las islas de exhibición deben garantizar al menos un 50% de productos de origen local. Además, debe estar producido por pequeñas y medianas empresas, cooperativas, o asociaciones mutuales.
-Los artículos de menor precio deberán encontrarse a una altura no menor a los 90 centímetros y no superior a los 160 centímetros, indica el texto.
-Está prohibido pautar lugares de privilegio en góndola, dificultando la exhibición equitativa de las diferentes marcas.
-Los supermercados, además, deberán exhibir "precios mínimos" de los productos y su ubicación geográfica.
Recalentamiento en las góndolas
La reacción oficial responde a un recalentamiento de la inflación, que se dio durante el verano, al contrario de lo esperado por el propio Gobierno. Los precios, en vez de ralentizarse por la recesión, siguen su camino ascendente. Sobre todo los alimentos.
Para marzo, las consultoras estiman un índice del 4%, pero un punto adicional para la comida. La inflación de los alimentos se ha transformado en un verdadero dolor de cabeza para Macri, que ya vio cómo se disparó el índice de la pobreza. Y a este ritmo lo volverá a hacer en la próxima medición.
iProfesional viene dando cuenta de las meteóricas subas de los valores en los productos de la canasta básica. El propio Indec lo reconoce en sus mediciones.
Por caso, el precio de la harina se encareció nada menos que 179% entre febrero de 2018 y febrero último; los fideos, el 101%; el arroz, el 75%; lo mismo que la botella de aceite de girasol.
En este marco, la aceleración inflacionaria se transforma, en definitiva, en el problema número uno para Macri. Así lo detectan las encuestas de opinión encargadas por el propio oficialismo.
La idea que tenían en el Gobierno radicaba en que podría haber algún repunte estacional, sobre todo en marzo, con el inicio de las clases. Pero los funcionarios se vieron sorprendidos por el recalentamiento de estas últimas semanas.
En alerta, ahora la Casa Rosada intenta (al menos) una reacción.