El dólar vuelve a generar incertidumbre entre los empresarios
Las nuevas turbulencias cambiarias aparecieron en medio de un nivel de actividad menor que el esperado para este arranque del año, período donde no pocos empresarios suponían que comenzaría a verse el piso de la recesión antes del rebote de la cosecha gruesa.
Esa inestabilidad con la divisa norteamericana quizás se nota más porque se produce en la apertura de un proceso electoral que pondrá en juego la confianza en un gobierno con más errores que aciertos en su objetivo de dominar la "pesada herencia", en particular el aumento del costo de vida.
"Es válido aclarar que todos los movimientos del tipo de cambio no implican una corrida cambiaria, pero todas las corridas cambiarias implican un movimiento del tipo de cambio", señalan a La Voz del Interior desde el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) a través de su economista Bruno Panighel.
Parece un señalamiento obvio, pero no es así.
Cuando el dólar alcanzó el jueves una cotización récord de $43,40, poco importó que el precio estuviera todavía dentro de las bandas cambiarias fijadas por el Banco Central en acuerdo con el Fondo Monetario Internacional antes de que se produzca una intervención efectiva en el mercado de divisas.
Por el contrario, de inmediato en el tablero de control empresarial apareció el recuerdo del terrible 2018, con el peso argentino ardiendo en una hoguera devaluatoria que se llevó la mitad de su valor y el salvataje del FMI.
Todo eso ocurrió entre junio y septiembre, apenas seis meses atrás, razón por la cual el quiebre de la pax cambiaria tras el feriado de Carnaval reavivó las dudas sobre un plan acotado que por ahora sólo intenta controlar la divisa y morigerar la inflación hasta que llegue el golpe anímico de una promisoria cosecha gruesa.
"El Banco Central pone mucho esfuerzo en llevar a cabo su objetivo de control de agregados monetarios convalidando subas de la tasa de interés para absorber más billetes del mercado, pero después se ve atado de manos frente a repentinas subas del tipo de cambio, con poco volumen negociado", dice el Iaraf. Alude así al controvertido cierre de los mercados del jueves. Ese día, con una compra de apenas siete millones de dólares, la divisa saltó de 41,80 a 42,50 pesos en cinco minutos.
En el análisis de Panighel, vienen días diferentes para conjurar la inestabilidad. "Todo indica que el BCRA será más agresivo para controlar los mercados. Esta semana absorbió más que lo anunciado en las subastas de Leliq, convalidó subas de tasas de interés e intervino en el mercado de futuros de dólar para calmar expectativas de suba", apuntó al matutino.
Además, anunció una innovación en la operatoria de Leliq: habrá dos licitaciones diarias (a las 11.30 y a las 14.15) para mejorar la liquidez bancaria y el corredor de pases será potencialmente más pequeño, indicó.
Guido Sandleris, el titular del BCRA, asumió el compromiso, ante una Casa Rosada preocupada por el malhumor social, de frenar el dólar como sea. En cuatro días de esa estrategia, sacó de la plaza 149 mil millones de dólares, convalidó una tasa del 59,06 por ciento y logró arrastrar el dólar a 41,20 pesos.
Para el futuro, se propone un pasillo más angosto en el sendero de no intervención, lo que implicará reducir el ajuste de la divisa del dos por ciento al 1,75 mensual. Marcelo Capello, presidente del Ieral-Fundación Mediterránea, consideró necesaria esa reducción sustancial del margen superior de modo que no se ubique en el 30 por ciento de diferencial con el piso, sino que se mantenga en el 15 por ciento.
También Sandleris piensa inundar la plaza con dólares del FMI y con los que comience a mandar la soja. El Ministerio de Hacienda deslizó que la cosecha gruesa volcará 25 mil millones de dólares, de los cuales 17.200 serán aportados por el "yuyo", la soja.
Aunque para Capello pueden nacer los corderos pero no ir para el corral que espera el Gobierno. "El aumento de la inflación y de las expectativas de devaluación del peso, que ocurrió en las últimas semanas, podría llevar a una mayor retención de granos por parte del agro, y de esa manera no se plasme la que apunta a ser una excelente cosecha en una mayor oferta de dólares en el mercado", advirtió.
Para eludir este eventual problema, Capello consideró que el Gobierno debería aplicar incentivos que lleven a los productores y a otros agentes económicos con ahorros tanto en moneda extranjera como en silos bolsa a realizar inversiones o compras de bienes durables en los próximos meses.
Con este fin, "puede ayudar una disminución transitoria de impuestos (por seis meses, por ejemplo) para la adquisición de inmuebles nuevos o en construcción, maquinarias, equipos y automóviles fabricados localmente, de modo que apure las decisiones de compra, dejándose de recaudar algunos impuestos que, de todos modos, en otro escenario difícilmente se obtendrían", explicó.