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Guillermo Nielsen: "El costo social de tener un dólar estable en la Argentina es muy alto"

El ex secretario de Finanzas del Ministerio de Economía y Producción de Roberto Lavagna habló con iProfesional sobre la situación y el futuro de Argentina
07/02/2019 - 07:07hs
Guillermo Nielsen: "El costo social de tener un dólar estable en la Argentina es muy alto"

En momentos donde diversos economistas y políticos anuncian sostenidamente que se debe "reestructurar" la deuda con el Fondo Monetario, iProfesional recurrió a un experto en este tema para conocer su opinión: Guillermo Nielsen, que entre otros cargos fue Secretario de Finanzas del Ministerio de Economía y Producción (entre 2002 y 2005), dirigido en ese entonces por Roberto Lavagna. Justamente, hoy mencionado como posible candidato presidencial.De hecho, Nielsen fue negociador de la mayor operación de reestructuración y canje de deuda (casi u$s82.000 millones) hasta la renegociación realizada por Grecia."A ningún gobierno le recomiendo un acuerdo con el Fondo Monetario, pero a éste lo ordenó", indica en una extensa charla con este medio sobre el país y su futuro, al que anticipa que se esperan siete años más de solicitar financiamiento al mundo.En el pasado más reciente, Nielsen fue embajador de Argentina en Alemania (entre 2008 y 2010) y Ministro de Hacienda en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (2006).

Respecto de su perfil político, años atrás acompañó a Sergio Massa, pero hoy se considera como un "líbero" que no pretende presentarse en las listas de los candidatos: "Estoy como el 40% de los argentinos que no vota ni a Macri ni a Cristina, preguntándome qué nos pasa que no hay una renovación dirigencial".En la actualidad es presidente de Strategic Investments S.A., sociedad de inversiones en el sector energía, un área al que apuesta fuertemente para salir de la crisis del país. "Vaca Muerta es otra Pampa húmeda para la estructura productiva de Argentina que nos puede sacar adelante", sostiene.

A continuación, un resumen del diálogo de Nielsen con iProfesional.

-Nielsen, ¿qué necesita hacer Argentina para terminar con las crisis recurrentes?

-La Argentina tiene problemas económicos estructurales, que debe resolver sin importar la fuerza política que lidere. Personalmente, creo que necesitamos un liderazgo político que tenga claro la problemática económica y que sea capaz de convocar a todos los representantes más importantes a una mesa de negociación. La única forma de sacar al país a flote es entre todos, cada uno cediendo un poco.

-¿Qué figura política hoy puede asumir ese liderazgo?

-Hoy no está claro. Hay gente que tiene esa capacidad pero no tiene el carisma necesario. El ejemplo más claro es el de Miguel Pichetto, que ha demostrado una gran capacidad política de saber poner a la gente alrededor de una mesa a negociar. De hecho, le ha dado una mano muy grande a este gobierno, que dicho sea de paso tuvo esa oportunidad, como ningún otro. Podría haberlo logrado, pero formó parte de todas las confusiones que tiene y no quiso dialogar. Creo que Cambiemos sintió que venía a renovar la política y que no necesitaba del pasado. Me parece que la realidad les ha dado una lección.

-¿Cómo ve el escenario electoral?

-Estamos en una situación donde las figuras nuevas no terminan una consolidación o vuelo propio, y eso es muy negativo para la vida institucional y política del país porque no permite generar alternativas. Por eso estoy dentro del 40% que no estoy convencido y estoy disconforme con una clase política que no termina de generar renovación.

-¿Qué problemas estructurales tiene el país que le impide despegar?

-El principal problema estructural es que a lo largo de los últimos 15 años, o tal vez más, desde el punto de vista normativo se ha dado lugar a una sociedad del bienestar que no condice con la base productiva. Muy pocos sectores logran ser "world class",  aquellos donde el país tiene excelencia, que son los que producen, exportan y a nivel internacional no hay cómo "pisarle el poncho", y que pueden influir en la macroeconomía local. Es decir, estamos hablando de la soja, el maíz, trigo y carne, no mucho más. Hay alguna cosa más de nicho, como software, pero no dan vuelta a la macro.

Esto es una limitación muy grande cuando hay tanta gente dependiendo de distintos programas sociales. Se tiene una estructura muy pesada de gasto social y una estructura muy limitada de producción. Además, existe toda una presión impositiva récord hace rato, donde el gobierno actual tuvo un rol preponderante. Es muy negativo. En síntesis, acá no se sale si no es por la capacidad de innovación que está en el sector privado. El sector público lo mejor que puede hacer es administrar bien y eficientemente, pero no te va a impulsar el crecimiento de la economía con las magnitudes que son necesarias para salir adelante.

-¿Qué se debe hacer entonces para salir adelante?

-Dadas las limitaciones políticas, lo único que tenemos a mano como objeto de consenso entre todos los sectores políticos para salir adelante es el desarrollo de Vaca Muerta. Debemos dejar de ser un país que tiene petróleo para pasar un país petrolero y gasífero porque puede permitir superar los grandes problemas del país. Es ponerle otra Pampa húmeda a la estructura productiva de Argentina. ¿Cuál es la diferencia? Es que las inversiones para llegar a este objetivo son muy cuantiosas, realmente cuantiosas, ya que se necesitan gasoductos y licuación de gas no convencional, que pueden costar hasta u$s30.000 millones, pero es rentable. Necesitaríamos absoluto consenso para fijar las reglas de juego que hagan atractivo venir a invertir al país de manera tal de superar las limitaciones que tenemos.

-¿El país está condenado a ser sólo productor de commodities?

-No está mal eso, no es una pavada. Hay mucha gente que habla del poco valor agregado de lo agropecuario, pero no sabe del trabajo infernal que hay detrás de la soja. No entiende, por ejemplo, que hay genetistas e ingenieros agrónomos. Se habla demasiado sin saber. Por ejemplo, un kilo de cortes de carne vacuna Hilton, de alta calidad, que se exporta a la Unión Europea, vale mucho más caro que un kilo de BMW o Mercedes Benz.

-¿Cómo ve la economía hoy en el post acuerdo con el Fondo Monetario?

-A ningún Gobierno le recomendaría un acuerdo con el Fondo, pero a éste le vino muy bien, porque los ordenó. Recordemos que esta gestión tuvo hasta principios del año pasado una gran confusión gerencial de cómo se maneja la economía: multiplicó la cantidad de ministerios con injerencia de la política en la economía, sin el expertise. Ahora se tiene un programa que se puede leer y seguir, y es lo que se está ejecutando. Este plan es exitoso en los aspectos que son prioridad para el FMI: bajar la volatilidad del tipo de cambio y generar las condiciones para que Argentina pague su deuda. No es un plan de crecimiento, ni mucho menos. Se plantea una cuestión coyuntural: que el país vuelva a tener cierto equilibrio macro.

-¿Y qué lado negativo tiene esto?

-Creo que la población está mirando el "lado A" del plan, que es el dólar por debajo de la banda, pero no el "lado B" que es ver por qué hay oferta de dólares: está lleno de empresas y familias que se desprenden de los dólares para poder mantener un cierto nivel de actividad o consumo. Este "lado B" es la caída del Producto Bruto de noviembre, que fue dramática, subterráneamente está ocurriendo un deterioro muy grande de la producción y de la sociedad. El costo social de tener un dólar estable es muy alto.

-¿Cuál es el rol del acuerdo con el Fondo Monetario en todo esto?

-El Gobierno no tiene política económica, sino que es lo que establece el Fondo Monetario. Lo que hay es una administración local de la política económica decidida por el FMI. ¿Cuál es el desafío del Fondo ahora? Bajar la tasa de interés a partir del segundo trimestre. Para eso, va a poner a disposición u$s10.000 millones para defender esta estabilidad del tipo de cambio y darle credibilidad al Gobierno, pero a la vez va a empezar con el rescate de las Leliq. Eso va a permitir bajar la tasa de interés. Hay que ver cómo juega esto inflacionariamente y en las expectativas en un año donde lo electoral va a tener mucho para decir.Mi mayor preocupación para el cortísimo plazo es el precio de la carne, donde está empezando a pegar la menor oferta por la sequia del año pasado y las mayores ventas del 2018. Esto lleva a mayores precios, algo que impacta de forma sobredimensionada en el índice de precios al consumidor. Por eso marco esto como luz amarilla.

-¿A cuánto ve la inflación para este año?

-Veo muy difícil que sea menor al 35% porque el desarme de las Leliq tiene riesgos, porque son una fuente de creación de dinero y las altas tasas de interés son promesas de creación de más dinero a mediano y largo plazo. Hay que ver cómo juega todo esto en un contexto donde todas las semanas estamos viendo nuevas encuestas electorales.

-¿Hay salida?

-Sí, por supuesto. La salida real pasa por nombrar un equipo económico liderado por un ministro de Economía en el sentido ortodoxo que sea creíble para el mercado. Si los principales candidatos le escapan a eso, vamos a tener más inflación y más incertidumbre. Hay que ver si ellos son capaces de hacerlo. La política económica en las elecciones es la primera víctima, porque nadie habla claramente de qué es lo que se va a hacer, no se dice la verdad.

-Usted trabajó con Roberto Lavagna, que justamente se está mencionando como candidato presidencial, ¿lo entusiasma esa posibilidad?

-Lavagna tiene una probabilidad muy alta y me parece que está trabajando, más allá que he evitado hablar con él porque es una cuestión delicada en esta etapa política. Está claro que es el candidato que ganaría si el peronismo se unificase alrededor de él. Ya empieza con una popularidad importante y un recuerdo de su muy buena gestión económica, evidentemente le pasa por encima a este Gobierno porque cambia el escenario.

-Supongamos que este escenario ocurre, gana Lavagna y lo convoca a usted para negociar con el Fondo Monetario. ¿Qué haría?

-Argentina no puede reestructurar de nuevo su deuda, no puede. Se está hablando del tema porque si se toman los principales indicadores, principalmente, la relación deuda/Producto Bruto (PBI) del año pasado indica que hay que reestructurar la deuda.

Cuando el FMI hace el análisis de la sustentabilidad de la deuda usa una frase que es muy interesante: "La deuda es sustentable pero con una baja probabilidad". ¿Qué quiere decir? Se está cubriendo en salud, no quiere ser responsable de una posible reestructuración de la deuda en el futuro. Eso lo tenemos que manejar los argentinos y salir adelante sin reestructurarla. Este Gobierno tuvo un manejo absolutamente irresponsable de la deuda.

-Bajo este panorama tan complejo para cumplir con el FMI, ¿sólo queda hacer más ajuste?

-Lo primero que hay que hacer es que el Fondo nos deje tener una política económica de crecimiento. Nos dieron la plata, pero hay que sentarse a discutir desde una posición que ponga en claro cuáles son las necesidades del país. No tenemos soluciones de corto plazo.

-En 2020 necesitaremos dinero para pagar deuda, ¿qué se requiere hacer?

-Creo que vamos a tener que salir a volver a emitir y salir a los mercados. No queda otra opción, hasta que no se ponga en marcha Vaca Muerta vamos a tener que salir a financiarnos con el mundo. Esto puede llevar siete años y gradualmente se verán los resultados.-

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