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Plan anti inflacionario, en riesgo: precios se aceleran y amenazan con profundizar la recesión

A pesar del apretón monetario dispuesto por el Banco Central, hay factores que juegan a favor de los aumentos. Los analistas ven un punto de inflexión
07/02/2019 - 07:01hs
Plan anti inflacionario, en riesgo: precios se aceleran y amenazan con profundizar la recesión

La inflación de enero -que el Indec divulgará el próximo jueves 14- se convertiría en la más baja de la primera parte del año.

Por el impacto de las subas de las tarifas de los servicios públicos, cuyo cronograma ya fue anunciado por el Gobierno, y una inercia que se resiste a desacelerar, la inflación tendría un número más cercano al 3% mensual.

El dato es crucial: para algunos economistas, si la inflación persiste en esos niveles, el ciclo recesivo podría extenderse o incluso profundizarse. Un “detalle” clave para las aspiraciones electorales de la Casa Rosada.

La expectativa de una aceleración de este índice forma parte de los últimos análisis económicos de Elypsis, la consultora que monitorea a diario unos 300 mil precios online.

Luciano Cohan, economista socio de Elypsis, comentó a iProfesional que el nivel de 2,5% de enero podría constituirse en un “piso” de cara a los próximos meses. Más concretamente con miras a febrero, marzo y también abril.

“Se rompió la velocidad crucero que teníamos hasta 2017, que andaba por el 25% anual. La última crisis, la del año pasado, nos pone en un escalón más arriba. Y ahora andamos, por lo menos, en el 30% anual”, analiza Cohan, en diálogo con iProfesional.

La expectativa de Elypsis, compartida por bancos de Wall Street que siguen muy de cerca la evolución de la economía argentina, hace eje en que, luego de algunos meses donde se vio un retroceso mensual de la inflación, esa dinámica debería interrumpirse por los próximos meses.

Desde el pico de 6,5% de septiembre último, el índice de precios pasó al 5,4% en octubre; al 3,2% en noviembre y al 2,6% de diciembre.

En enero habría acabado en torno al 2,5%, de acuerdo con las estimaciones de consultoras como Elypsis, Eco Go, OF&A, y C&T. La novedad es que esa tendencia bajista podría cortarse, si bien es cierto es que se dio desde valores excepcionalmente elevados tras la devaluación de mayo y septiembre. 

La consultora Eco Go, que también realiza un seguimiento de la evolución de los precios, prevé una inflación del 32,5% para este año.

De acuerdo a la visión de Cohan, las principales causas de ese (próximo) rebrote serán:

  • Los aumentos en las tarifas de los servicios públicos.
  • La inercia que dejó la última devaluación.
  • Una esperada mejora en los salarios “en blanco”, que podrían empujar el consumo en algunos segmentos, y presionar sobre los precios.

Dura de bajar

Para tener perspectiva del momento inflacionario por el que atraviesa la Argentina post crisis cambiaria, Cohan aporta un dato relevante: “En estos momentos, más del 30% de los precios de la economía están aumentando a razón del 3% mensual, o por arriba de ese número”, dice.

Y añade: “En crisis anteriores, después de la devaluación solamente entre 15% y 20% subían a ese ritmo. Ahora se ha duplicado”.

La explicación de que se haya roto esa “velocidad crucero” pareciera vincularse a una especie de “resaca”. Una dinámica difícil de quebrar, y a la que se le sumaron los tarifazos anunciados por el Gobierno.

Lo llamativo es que esa inercia con la que viene lidiando la administración Macri (así como antes le pasó a Cristina Kirchner), ahora se acelera en medio de una recesión y una fuerte pérdida del poder adquisitivo de los argentinos.

Dicho de otra manera: el hecho de que los niveles de consumo se estén contrayendo en magnitudes históricas -como lo demuestran la baja de las ventas en los supermercados, shoppings, mayoristas y en materiales para la construcción, por citar algunos indicadores- debería servir como disciplinador de los precios. Al menos de los productos (la mayoría) afectados por la crisis.

Sin embargo, no es lo que está ocurriendo. Ni tampoco es lo que se prevé.

Aunque, según las estimaciones de las consultoras, en enero hubo una menor incidencia de los alimentos en la inflación, y eso ayudó para amortiguar la tendencia inflacionaria, ahora habría que esperar un recrudecimiento por culpa -entre otros factores- del impacto de las tarifas más caras.

El cronograma de aumentos -que arrancó con un alza del 17% en la tarifa del agua potable- tendrá su temporada alta a partir del mes de febrero. En la energía eléctrica se acumularán alzas del 55% entre febrero y junio. Otro tanto sucederá con las boletas de gas, aunque en este caso el incremento promedio ascenderá al 35%, según lo anunciado.

También habrás ajustes en el transporte público, que ya vienen desde el año pasado, y auqe impactaron en enero y lo harán en los próximos meses, hasta mayo. Tanto en colectivos, trenes y en el subte.

Para Eco Go, los ajustes tarifarios le aportarán cuatro puntos a la inflación. Y habría que aguardar, además, los llamados efectos de “segunda ronda”, que se dan en el momento en que los formadores de precios trasladan a sus productos los mayores costos de producción. 

¿Recesión agravada?

Economistas como Pablo Goldin, director de Macroview, viene planteando que si el Gobierno no logra reducir la inflación de manera sensible, entonces el escenario recesivo corre con chances de profundizarse, o bien de extenderse en el tiempo.

La política de mano dura que lleva a adelante el tándem Sandleris-Cañonero -que tiene maniatada a la emisión de dinero hace prever que si los precios escalan sin que esa mayor inflación sea convalidada por la “maquinita”, no queda otra que esperar un ciclo recesivo más extenso.

“Sin liquidez, las tasas de interés seguirán elevadas”, aporta Cohan.

La pregunta que el BCRA seguramente dilucidará en las próximas semanas se refiere al piso que tendrá, justamente, la tasa de interés. Sabido es que la autoridad monetaria ha venido abaratando el costo del dinero aprovechando las mejores condiciones de liquidez del mercado internacional.

La tercera variable que incidirá sobre el nivel de los precios de los meses que vienen tiene que ver con las pautas salariales. Tanto Elypsis como Eco Go suscriben que las paritarias se cerrarán al menos en el 30% para este año. Incluso, Federico Furiase, director de Eco Go, lleva ese número al 35%.

Las paritarias más representativas empiezan a cerrarse hacia el mes de abril. Una de las más grandes -la de empleados de comercio- debería acordarse ese mes. Antes, los comerciantes deben abonar el 20% pendiente del año pasado, y que se accionó por la cláusula gatillo.

Al respecto, Cohan aporta un dato distintivo: “Los salarios, que en los últimos dos trimestre crecieron al 8%, en este primer trimestre de 2019 lo harían en un 10%”.

Para el economista, esta mejora debería ayudar a un repunte de la actividad económica. Obviamente, la magnitud de ese repunte será en la medida en que los trabajadores informales -que están por afuera de las paritarias- puedan ser alcanzados también por esa recomposición del poder adquisitivo.

De acuerdo con los últimos datos del Indec (a noviembre pasado), las remuneraciones del sector formal le ganaron con claridad a los que están “en negro”.

Mientras los asalariados bajo convenio registraron una mejora del 28,3% en 11 meses del año último, aquellos que trabajan en la informalidad registraron aumentos promedio del 21,5%. Mientras que los sueldos del sector público lo hicieron en un 27,2%.

Es más que obvio, pero -lo mismo- es obligatorio dejarlo planteado: todas estas proyecciones se pueden cumplir siempre y cuando el tipo de cambio continúe en valores cercanos a los que existen hoy.

Los argentinos ya saben las consecuencias de un salto del billete verde. Los economistas de la City sostienen que la Argentina cuenta con dólares suficientes como para afrontar y controlar cualquier turbulencia. “Hay dólares en abundancia”, destaca Cohan.

No obstante eso, lo cierto es que el país se enfrenta a una tensa campaña electoral. Y que, en ese contexto, más que las previsiones, lo que mandarán serán las encuestas preelectorales. Y ahí podría aparecer el “cisne negro” que por ahora los analistas no avizoran.