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Iguacel perdió la pulseada: el plan de desintermediación no funcionó y vienen más subas de nafta en diciembre

En lo que va del año, el precio de los combustibles aumentó catorce veces y en breve llega otro ajuste. Tenso debate entre petroleras y estacioneros
09/11/2018 - 05:25hs
Iguacel perdió la pulseada: el plan de desintermediación no funcionó y vienen más subas de nafta en diciembre

El malestar se apoderó de los pasillos de la Secretaría de Energía. Concretado un nuevo aumento en los combustibles durante el último fin de semana, en los equipos que secundan a Javier Iguacel se vive una mezcla de fastidio y desazón.

Puertas adentro de esa cartera, ya nadie oculta el enojo contra el movimiento ascendente que las petroleras le siguen imprimiendo al precio de las naftas.

Al mismo tiempo, entienden que el Gobierno quedó preso de su propio discurso: la ultra promocionada libertad de mercado impide una intervención frontal, directa, sobre una de las variables que más impacta en la inflación.

Por lo bajo, en el entorno del funcionario, abundan las voces que tildan de fracaso rotundo la estrategia que, sobre todo en las últimas semanas, el secretario intentó implementar para limitar las subas .

“A la idea de los precios de referencia, las compañías contestaron con un aumento casi automático. La suba de las últimas horas muestra que, por más que se transmita que los precios ya están nivelados, las petroleras gozan de total potestad para avanzar con alzas en los surtidores. Todas consideran que todavía falta para llegar a la rentabilidad que pretenden”, dijo a iProfesional una fuente cercana a Energía.

Sin embargo, en esa cartera consideran que el último incremento fue infundado. Esta posición es compartida por los propietarios de estaciones de servicio, quienes además de considerar injustificada la suba también alertan sobre una caída cada vez más profunda en los niveles de venta.

“Nadie puede negar que el secretario ha hecho enormes esfuerzos por contener los nuevos aumentos. Pero las empresas consideran que tienen un retraso enorme. Lamentablemente, se está privilegiando el interés particular por sobre un contexto inflacionario desbordado. Más de un directivo debería entender que los sucesivos aumentos de la nafta están quebrando la demanda”, comentó a este medio otra voz con llegada a Iguacel.

Del lado de los estacioneros, la visión es compartida. Desde CECHA, la confederación que nuclea a gran parte del empresariado, diversas fuentes consultadas dieron por hecho que en la disputa por contener los incrementos, “Iguacel perdió la pulseada”.

“En la pelea que se viene dando, Energía parece ser la derrotada. Las compañías dicen que necesitan fondos y el Gobierno no se mueve de la posición del no intervencionismo. Se apela a la buena voluntad de las petroleras cuando éstas dicen que necesitan más pesos para comprar el barril que refinan”, comentó a iProfesional Guillermo Lego, gerente de la entidad.

Cabe destacar que, en lo que va del año, el precio de los combustibles aumentó catorce veces, acumulando un alza del 70% promedio en lo que va de 2018. Y el aumento que llegará en diciembre engrosará aún más esa cifra. 

Visiones contrapuestas

Ante la situación acutal parece muy lejana la posiblidad de un acuerdo. La visión de las petroleras es que no solo el aumento se justifica, sino que hasta se quedó corto si se tiene en cuenta la ecuación de negocio de estas compañías.

De hecho, los ejecutivos y técnicos del sector productor de combustibles aseguran que los aumentos todavía están lejos de empatar el salto en los costos que sufrieron las compañías tras las últimas devaluaciones y el movimiento del barril de crudo.

Para la industria, las naftas deberían aumentar incluso un 9% más para nivelar el gasto operativo de las empresas. Por supuesto, esto si es que no ocurre otra carrera del dólar o se eyecta el precio internacional del petróleo. De ser así, ese estimado también quedará corto, según la visión de las empresas.

“La industria todavía tiene que encontrar el punto de equilibrio, por lo que hay que descartar la posibilidad de bajar en algún momento los precios. Los aumentos, por el momento, no han hecho más que achicar la brecha entre costos y facturación. A las empresas no se puede exigir nada porque todavía corren de atrás con los gastos”, dijo a iProfesional Emilio Apud, ex secretario de Energía y asesor de Cambiemos.

El especialista reconoció que la escalada de precios afectó en parte la demanda de combustibles. Sin embargo, se encargó de remarcar que las compañías evitaron avanzar con ajustes que “incluso debieron ser más pronunciados”.

Otro analista, esta vez vinculado a una de las “peso pesado” de la producción de combustibles, fue más allá y aseguró que si las empresas no aplican más aumentos, la posibilidad de reconvertir la matriz energética y que la Argentina crezca en el negocio de la exportación deberá descartarse.

“Hacen falta recursos para promover áreas como Vaca Muert. Promover una eventual intervención del Gobierno para congelar los precios iría totalmente en contra de las inversiones”, dijo.

En desacuerdo con los dichos y críticas que enarbolan los estacioneros ante la imposibilidad de éstos de incidir en los valores en los puntos de venta, desde las refinerías negaron que los incrementos lleguen como efecto de una “cartelización”. 

“El Gobierno incluso ha liberado la importación como muestra de que el mercado se encuentra totalmente abierto. Incluso, ingresaron actores nuevos, como Trafigura, que a nivel comercial opera trayendo barcos con combustible. Ninguna empresa incursionaría en un mercado nuevo si hay situaciones de cartelización”, remarcó Apud.

“En cuanto se normalicen los valores y el ejercicio financiero de las petrolera, el mercado operará con todas sus reglas conocidas y se profundizará la competencia. Hay que entender que venimos de una etapa que originó un descalabro en las empresas que recién ahora empieza disolverse”, concluyó. 

Cabe destacar que la mayoría de estos argumentos son compartidos por la Secretaría de Energía.

Estacioneros enojados

En la vereda de enfrente, las cámaras vinculadas con el negocio del expendio vienen cargando duro contra las petroleras, dado que son los esacioneros quienes “pone la cara” ante los clientes que afrontan los aumentos

“Un día una empresa retoca un precio, luego lo hace otra. Iguacel ha hecho esfuerzos, pero no tiene potestad alguna sobre el mercado. El discurso del libre mercado le ató las manos”, enfatizó ante este medio otro referente de CECHA.

Desde la cordobesa CECC su principal vocero, Raúl Castellano, expuso que “no hay coincidencias entre la Secretaría de Energía y las compañías”. El ejecutivo agregó que Iguacel dejó en claro en más de una oportunidad que en la previa al último incremento de precios “los valores de la nafta no estaban retrasados". 

“En las reuniones que tuvo con los empresarios y las cámaras, el secretario siempre remarcó que, a su criterio, ya no había necesidad de seguir con los aumentos. Que los precios habían alcanzado ya un punto de equilibrio. El ajuste de estos días obedece a que algunas empresas dicen que todavía están atrasados alrededor de un 5% en naftas y hasta un 15% en gasoil”, dijo.

El debate amenaza con volverse más tenso dado que las petroleras prevén concretar cuanto menos un aumento más antes de que concluya 2018, según confirmó por Lego a iProfesional.

“En diciembre tendrá lugar la actualización por inflación, algo ya convenido. Por efecto de ese indicador, el incremento para los combustibles rondará el 2 por ciento como mínimo”, anticipó.

Gabriel Bornoroni, titular de la Federación de Expendedores de Combustibles y Afines del Centro (FECAC), también lo confirmó: “El 1° de diciembre aumentan los impuestos, suben 50 centavos por litro, eso ya está pactado por ley”.

La variación a la que hace referencia Bornoroni comprende una norma implementada en tiempos de Juan José Aranguren al frente de Energía. Dicho marco cambió el anterior Impuesto a la Transferencia de Combustibles (ITC), que era una proporción del precio, por un monto fijo que se actualiza por inflación cada tres meses.

En concreto, el ITC fue reemplazado por el Impuesto al Combustible Líquido (ICL) y el Impuesto al Dióxido de Carbono (IDC). El primero hoy está en $7,80 y está previsto que suba a $8,90, mientras que el segundo continuaría en los $0,41 por litro.

El referente de FECAC sostuvo que “el aumento terminará siendo de algo más de 1,2 por ciento, lo cual se traducirá en una variación de unos 50 centavos por litro”.

Temor al cierre

El último incremento fijado por las compañías también es objeto de fuertes críticas por parte de los estacioneros dado que, señalan los empresarios, los sucesivos “retoques” están impactando negativamente en la demanda, que viene en caída. Esto se suma al enfriamiento de la economía, el principal factor que afecta al negocio. 

En ese sentido, el mismo Bornoroni aseguró que las estaciones de servicio registran una notoria caída en las ventas interanuales en el arranque de noviembre. Dado el panorama, el empresario advirtió que la actividad atraviesa una “situación complicada” y que, a raíz de esto, hoy corren riesgo de cierre casi el 17% de los puntos de expendio distribuidos en toda la Argentina.

“Vivimos una situación difícil, con una caída interanual del consumo del 8 por ciento en todo el país. De las 4.800 estaciones que hay en el territorio nacional, alrededor de 800 podrían dejar de operar”, graficó el directivo.

Bornoroni aseguró que, frente a este panorama, los expendedores “estamos muy alertas, pero al mismo tiempo desconcertados, porque en todas las provincias hay cuenta corriente para la venta de combustible. En algunas, un 50% del consumo se realiza de esa manera. Y eso termina perjudicando nuestra rentabilidad”.

El representante de FECAC destacó que los aumentos de las jornadas recientes no hacen más que generar inflación. 

“Los precios son fijados por las petroleras. Para nosotros, lo ideal sería tener un horizonte de previsibilidad de al menos seis meses”, afirmó.

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