El impulso a las tasas en Estados Unidos y la votación en Brasil, bajo la lupa de los inversores
"Los inversores deben, una vez más, rearmar sus estrategias. No es ilógico, dados los últimos hechos, ni tampoco algo a lo que ya no estén acostumbrados. El timing de readaptación de cada uno no será irrelevante, sino que será un factor que pagará en las posiciones. Esto último, en especial, en un escenario en el que la volatilidad de los activos financieros es alta -y lo seguirá siendo-, una característica explicada por factores propios y/o ajenos. La semana que pasó, de hecho, fue un fiel reflejo de esto", señala para La Nación, la analista Sabrina Corujo, de Portfolio Personal.
En el plano local, las cartas están ya sobre la mesa. El nuevo esquema monetario (y el cambiario, en apoyo al primero) ya está en vigencia, y ahora gran parte de su "suerte" será derivada de la "credibilidad" o no del mismo. Todo sin perder de vista que uno de los objetivos es, finalmente, bajar la inflación.
El adelantamiento de los fondos previstos en el primer acuerdo del FMI y la ampliación de los recursos (con la incorporación de unos u$s7100 millones) son temas ya cerrados. Y deberían despejar cualquier duda sobre el financiamiento, al menos hasta 2020. En consecuencia, la probabilidad de un default de corto plazo no debería "pricearse" como opción.
Mientras tanto, los desequilibrios macroeconómicos -en particular, los déficit gemelos- están en proceso de corrección (dolorosa) y existe alta probabilidad de que el ajuste logre los resultados propuestos. Ahora bien, lógicamente, nada de esto será gratis.
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Este proceso tendrá un costo importante en términos de actividad y en los bolsillos de la población. ¿De qué magnitud? Dependerá en gran parte de la reconstrucción de la confianza que logre el Gobierno, que se verá reflejada en el comportamiento de los activos financieros.
En el corto plazo, algunas señales propias con probable impacto en los precios podrán venir del debate político referido al presupuesto 2019, y de la "letra chica" del nuevo acuerdo con el FMI.
Mientras que, de la agenda financiera de las próximas semanas se destacará el análisis del resultado de una licitación de Letes en dólares por parte del Tesoro (para afrontar vencimientos por unos u$s1040 millones), y las expectativas por un "mini martes" de Lebac por unos $250.000 millones, y otra colocación de Lecaps en pesos entre el 16 y 17.
Como variable a observar, al dólar se sumarán las licitaciones diarias de Leliq y las tasas que debe validar el Banco Central.
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La primera semana nos dejó un billete que cayó un 7% (a $38 tomando el mayorista BCRA3500), pero con una volatilidad de corto plazo que volvió a dispararse por arriba del 50%, contra un promedio de septiembre del orden del 30%.
Mientras que, si hablamos de las letras, el resultado fue un monto colocado de $ 436.000 millones -un poco superior al monto de vencimientos-, y una tasa promedio que subió poco más de 6 puntos entre el lunes y el viernes (y más de 13 puntos si se considera su nivel antes del cambio de esquema monetario). Puntualmente, el último día de la semana, la tasa fue del 73,3 por ciento.
No obstante, hay que tratar de apaciguar los temores de que estas letras se transformen en una nueva bomba (algo que nos dejaría en la misma posición que con las Lebacs).
Básicamente, porque hay varias diferencias que no solo hacen a la esencia del instrumento, sino también al tamaño. De hecho, algunas proyecciones nos permiten estimar que podrán pasar entre 6 meses y un año para que las Leliq terminen superando a la base monetaria -algo que sucedía, hasta hace unos meses, con las Lebac-. Incluso, en un escenario finalmente positivo, esto podría no suceder.
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Por otro lado, el inversor debe tener presente que estas letras no son una opción, ya que es un instrumento de regulación monetaria al que solo pueden acceder los bancos.
A aquellos que quieran apuntar a que este esquema tenga éxito, la alternativa serían las Lecap del Tesoro y los bonos, principalmente, ajustables por tasas de interés. Esto último, en un contexto en el cual se espera que las tasas sigan en el sendero alcista (o en su defecto, que se mantengan altas en términos nominales y reales).
En el escenario externo también encontraremos drivers relevantes de corto plazo para el comportamiento de los activos locales. El renovado impulso de la tasa americana a 10 años, a niveles superiores al 3,20%, provocó un nuevo cimbronazo en los mercados emergentes, grupo al cual, ahora, estamos incorporados-. En el muy corto plazo, la volatilidad que podrá derramarse desde Estados Unidos, Europa y Brasil será un dato para el riesgo argentino.
"En concreto, pueden mencionarse básicamente tres puntos: las presiones inflacionarias posibles en Estados Unidos (como dato a tener en cuenta para las tasas), el comienzo de una nueva temporada de resultados con expectativas altas, y el resultado de las elecciones en Brasil, que se desarrollarán hoy mismo", concluye Corujo en su columna para el matutino.