EMERGENCIA

Ahora, el round con el FMI: el Gobierno busca el acuerdo que le permita anestesiar al dólar

Las medidas de Dujovne para cerrar el rojo fiscal sólo convencieron a medias a un mercado aún desconfiado. Se busca más capacidad de intervención cambiaria
ECONOMÍA - 04 de Septiembre, 2018

Nicolás Dujovne y Luis Caputo encabezarán a partir de hoy, martes, la misión internacional más importante de la era Macri. Viajaron, junto a buena parte del equipo económico, con un objetivo bien concreto: conseguir un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que permita, por fin, estabilizar el mercado cambiario.

Caído el acuerdo firmado hace tan sólo dos meses y medio, ahora el Gobierno se juega a un desembolso que, por un lado, ponga fin a las especulaciones de que la Argentina caerá en default. Y, por el otro, a conseguir los dólares necesarios para intervenir en el mercado cambiario para estabilizar la moneda.

Dujovne y Caputo llevan consigo el último anuncio oficial, por el cual la Argentina se compromete a equilibrar las cuentas públicas en 2019. Representa un mayor ajuste ya que hasta ahora se venía manejando un rojo primario del 1,3% del PIB.

Para cumplir con esa meta, Dujovne anunció una suba de las retenciones a la soja, y la imposición de ese gravamen a todos los productos que la Argentina exporta.

"Para cubrir lo que falta en esta transición, que se ha transformado en emergencia, vamos a pedirles a quienes tienen más posibilidad de contribuir. Me refiero a quienes exportan en la Argentina", argumentó el jefe de Estado durante su discurso en la mañana del lunes.

Luego agregó: "Sabemos que es un impuesto malísimo que va en contra de lo que queremos fomentar. Es una emergencia y necesitamos de su aporte".

Según la cálculos del Palacio de Hacienda, por esa iniciativa se podrán recaudar unos $280.000 millones. Un monto decisivo para cumplir con la meta de “déficit cero”, el próximo año.

De todas maneras, la suerte de este viaje del dúo de funcionarios que comanda el destino económico del país depende más de lo que se consiga que de otra cosa. Concretamente, si el FMI avala que, de ahora en más, el BCRA intervenga para estabilizar el mercado cambiario.

El documento firmado a mediados de junio le impuso a la Argentina un severo límite de intervención para sostener el tipo de cambio. De los u$s15.000 millones enviados, la mitad podían utilizarse. Ese monto quedó escueto en medio de las tensiones ante la duda de los financistas de que el Gobierno podría cumplir con los vencimientos de deuda del año que viene.

Desde que se firmó aquel acuerdo (en su momento firmaron Dujovne y Federico Sturzenegger), la cotización del dólar pasó de $25 a $39. Una suba del 56% en poco más de dos meses.

Por un Central que vuelva a imponer respeto

El consenso de los economistas es que según cómo se realice esta negociación se podrá considerar que la corrida cambiaria es un capítulo cerrado o si la inestabilidad será parte del paisaje durante el tiempo de gestión que le resta al gobierno macrista.

El economista Martín Redrado es claro cuando habla sobre el verdadero objetivo que debería perseguir la dupla Dujovne-Caputo en Washington: “Hay que devolverle capacidad de fuego al Banco Central para poder estabilizar el tipo de cambio. Y, para lograrlo, hace falta una negociación muy fuerte con el técnicos del Fondo”.

Redrado se encolumna con los economistas que piensan que el paquete de medidas anunciado en las últimas horas es más un intento de vía de escape para frenar la devaluación que otra cosa.

“Falta un plan económico. Esta no es la manera de recuperar el virtuosismo de la economía”, dice.

La pregunta es cuántos dólares serían necesarios para aplacar la corrida. Redrado expresa: “Eso no se dice. Al mercado hay que sorprenderlo con el poder de fuego”.

Pablo Goldin, director de la consultora MacroView, va un poco más allá: asegura que si el Banco Central consiguiera que le liberen entre u$s5.000 y u$s7.000 millones sólo para intervenir, la corrida cambiaria podría terminarse. “Es un monto que, tomando en cuenta un dólar cerca de $40, sería efectivo”, afirma en diálogo con iProfesional.

En todo caso, se trataría de fondos adicionales a los adelantos que el FMI estaría dispuesto a otorgarle a la Argentina para dar seguridad a su programa financiero. De que no va a caer en cesación de pagos a pesar de que tiene vedado el acceso a los mercados de crédito voluntario.

El banco de inversión estadounidense JP Morgan sigue dudando de que el FMI incluya condicionalidades lo suficientemente flexibles como para permitir que el BCRA intervenga agresivamente en el mercado de divisas.

"Especialmente después de indicar que la combinación óptima de políticas tendría como objetivo prevenir el atraso del tipo de cambio real. Esto implica no recurrir a al tipo de cambio como ancla nominal", explica.

Esta sería la manera que tiene a mano el Ejecutivo de ponerse por delante de los acontecimientos. Por ahora, y es lo que viene sucediendo desde finales de abril, el Gobierno “vino corriendo la crisis por detrás”.

Por lo pronto, fue tomando medidas para darle certezas a los “mercados financieros” sin encontrar respuestas satisfactorias.

De hecho, la primera reacción de Dujovne cuando se desató la corrida, cinco meses atrás, fue anunciar un recorte de $30.000 millones en obras estatales. El objetivo, también ahí, fue dar seguridad de que el ajuste para ordenar las cuentas públicas despejaría las dudas de los financistas.

También pasó inadvertido el “Plan B”: el acuerdo con el Fondo -por más que incluyó un severo ajuste de las gasto- tampoco convenció a los inversores.

Ahora van por aquello que Carlos Melconian denominó el “Plan C”: devaluación retenciones. Siempre con diagnóstico de que la Argentina tiene un elevado rojo fiscal, al que los inversores no quieren financiar, pero que -sobre todo- pena por la escasez de divisas, dado el fuerte desbalance entre oferta y demanda de dólares.

Esos son los billetes verdes que, a partir de hoy, los funcionarios han ido a buscar a Washington.

En esta visita a los Estados Unidos, Macri también se juega la estabilidad de su Gabinete nacional, a poco de ser relanzado. Un nuevo traspié en el mercado cambiario generaría una mayor dosis de incertidumbre financiera y política.

Se sabe, el riesgo político-electoral tiene un peso considerable en las ponderaciones de los inversores internacionales. El solo hecho de asegurar los pagos de la deuda del próximo año no alcanza para estabilizar.

Ya ocurrió cuando, semanas atrás, los viajeros fueron el ahora desplazado Mario Quintana y el número dos del BCRA, Gustavo Cañonero, quien hoy también estará en las reuniones de Washington.

En aquella oportunidad, los financistas pusieron énfasis en la situación política y en las chances de Macri en las elecciones del año que viene. Por más que se les asegure los pagos de 2019, los bonistas quieren saber si el actual Presidente seguirá en el período 2019-2023.

Esa incertidumbre es lo que, hoy por hoy, explica la apatía del “mercado”. Por eso es tan importante para el Gobierno que el Fondo Monetario sea el garante de la estabilidad cambiaria de corto plazo.

Está todo dado para que en las próximas horas, este capítulo de la crisis, encuentre esa respuesta.

 

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