Hoy se hicieron efectivos los aranceles del 25% contra bienes importados del gigante asiático, que respondió con sus propias medidas
ECONOMÍA - 06 de Julio, 2018

China anunció hoy, en medio de un escenario de confusión y falta de claridad, que ha contraatacado a Estados Unidos después de que entraran en vigor sus aranceles a productos chinos importados, aunque no precisó ni sus medidas ni su alcance. A las 00:00 horas de la costa este de EE.UU. se hicieron efectivas las amenazas del Presidente estadounidense, Donald Trump, y entraron en vigor aranceles del 25% a bienes importados de China por valor de 34.000 millones de dólares, principalmente del sector tecnológico e industrial.

De esta manera, comenzó oficialmente lo que China ha calificado como "la mayor guerra comercial de la historia" entre las dos grandes potencias económicas del mundo, pero tal y como habí­a avanzado Beijing, sin que fuera ella la que "disparara la primera bala".

La respuesta china no se hizo esperar, aunque careció de la contundencia y claridad que se esperaba, cuando pocos minutos después del mediodí­a del jueves el Ministerio de Comercio chino publicaba un comunicado en el que afirmaba que el paí­s "se verí­a forzado a realizar los contraataques necesarios".

Tres horas después, un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Lu Kang, confirmó en rueda de prensa que "después de que EE.UU. activara sus medidas arancelarias contra China, las medidas de China contra EE.UU. se activaron inmediatamente". No detalló, sin embargo, si esos contraataques consistirán en imponer aranceles a productos estadounidenses por el mismo valor, tal y como ya habí­a anunciado en abril el Gobierno de Beijing.

Los mercados esperaban que China respondiera de forma inmediata confirmando su amenaza previa de imponer aranceles del 25% a 545 productos estadounidenses por valor de 34.000 millones de dólares, la mayorí­a de ellos agrí­colas y productos de consumo como automóviles o whisky, sin embargo no fue su estrategia.

En opinión de Louis Kuijs, de la consultora Oxford Economics, el objetivo de China pasa por "posicionarse como la campeona del sistema internacional que se rige por las reglas de la OMC y de la globalización económica", mientras EE.UU. se retrata a sí­ mismo iniciando la guerra comercial en varios frentes.

"Esto tiene mucho significado y es muy importante para el futuro", destacó Kuijs, quien resalta que no es causalidad que China aprovechara su comunicado matutino para recordar que seguirá abriendo su economí­a, que protegerá los derechos de propiedad industrial y mejorará las condiciones para las firmas extranjeras.

Estas tres son algunas de las principales reivindicaciones que hacen diariamente EE.UU. y Europa a China, y en las que se escudó Trump para aplicar los aranceles aprobados hoy contra productos industriales y tecnológicos de alto valor añadido hacia los que la potencia asiática quiere reorientar su industria dentro de la estrategia "Made in China 2025".

Esta iniciativa es uno de los principales quebraderos de cabeza de Trump, según los expertos, que consideran que una de las razones subyacentes a esta batalla comercial es la disputa entre China y EE.UU. por saber quién liderará la revolución tecnológica y se posiciona lí­der en los sectores clave.

En opinión de Mark Tinker, responsable de la división de renta variable Framlington de AXA IM en Asia, todo parece apuntar a que EE.UU. está "invocando leyes de emergencia para limitar la inversión de China en compañí­as estadounidenses involucradas en las llamadas industrias del futuro", es decir, aeroespacial, inteligencia artificial, robótica o dispositivos médicos, entre otros.

Si China, por su parte, responde con aranceles que gravan sobre todo productos agrí­colas, su elección podrí­a ser dañina para Trump.

"La respuesta de China parece muy dirigida, golpeando a algunos estados estadounidenses que han apoyado las polí­ticas populistas y proteccionistas del Presidente Trump", apunta Carsten Menke, analista de materias primas del banco suizo Julius Baer.

El experto explica que EE.UU. es uno de los dos mayores vendedores de soja a nivel mundial, junto a Brasil, y que China es el máximo comprador -un 60% sobre el total de importaciones-.

 "Si se introducen los aranceles, los granjeros estadounidenses perderán competitividad en el mercado de exportaciones y necesitarán encontrar otros compradores", lo que impactará en sus negocios y podrí­a perjudicar a Trump en las elecciones de medio mandato de noviembre en EE.UU., señala.

La aprobación de medidas por parte de China podrí­a llevar a EE.UU. a cumplir con sus amenazas de imponer una nueva remesa de aranceles a productos procedentes del paí­s asiático cuyo valor total podrí­a ascender a los 500.000 millones de dólares, provocando un aumento del conflicto.

 "No queremos ver una escalada de las fricciones comerciales", recalcó hoy Beijing, que anunció que contactará inmediatamente con la Organización Mundial de Comercio (OMC) y otros paí­ses para "proteger conjuntamente el libre comercio y el sistema multilateral".

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