¿Va por todo?: China quiere dejar de vender productos baratos y lanza ambicioso plan
En el medio de la batalla comercial con EE.UU., China trabaja en un programa para dejar su "fama" de fabricante de zapatillas, ropa y juguetes baratos para convertirse en una potencia industrial y tecnológica.
El plan "Made in China 2025" abrió el juego para que inversiones de todo el mundo lleguen al gigante asiático para que pase de ser un país de empleados de bajo costo a uno de ingenieros y de vanguardia.
En este sentido, hace poco tiempo, China reveló su primer avión de pasajeros de fabricación nacional y su primer tren bala con una velocidad de 400 km/h. Y prepara a sus autopistas inteligentes para que recarguen autos eléctricos en movimiento, construye satélites y desarrolla robots.
Este programa, además, fue calificado por el presidente de EE.UU., Donald Trump, como un "robo de tecnología" que atenta contra la seguridad nacional y la libre competencia.
"Ellos han sido la fábrica del mundo y ahora quieren ser el centro tecnológico del mundo", señaló Wilbur Ross, secretario de Comercio estadounidense, quien tildó a la estrategia china como "aterradora".
Por su parte, China afirma que su plan es legítimo. "No se trata de seguridad nacional. Es discriminatorio ", reclamó el viceministro de Finanzas de ese país, Zhu Guangyao.
Responsabilidad Ning Wang, coautor del libro "Cómo China se Volvió Capitalista" e investigador senior del Instituto Ronald Coase, señaló a BBC Mundo que "Made in China 2025" es "deseable y beneficioso para China y el resto de los países".
Además, remarcó que "como China es el mayor productor de doctores universitarios del mundo, tiene la obligación de ser más innovador". Aunque pide que las medidas sean expandidas más allá de las empresas estatales para que tenga éxito.
Si bien este programa fue anunciado en 2015, aseguran que se gestó mucho antes. Douglas Fuller, experto en políticas tecnológicas chinas y profesor de la Universidad de Zhejiang, aseguró que se revitalizó con "grandes cantidades de dinero destinadas a estos programas, en combinación con cambios más agresivos para presionar a las empresas extranjeras para que transfieran tecnología directa o indirectamente"
Esta transferencia de tecnología se realiza de diversas formas:
- La obligación de las compañías extranjeras de asociarse con empresas locales para operar en el mercado chino.
- Las compras de empresas foráneas que ha hecho China en sectores estratégicos, como cuando Geely se convirtió en el mayor accionista de la alemana Daimler, dueña de Mercedes-Benz.
- Regulaciones que condicionan la permanencia de los gigantes tecnológicos, como la obligación de que Apple abra su primer data center en China junto a una empresa local
Resistencia internacional Para Fuller, esto tiene algunas desventajas. Una de ellas, es que el gobierno chino elige a empresas estatales para llevar a cabo sus políticas o compra tecnología extranjera de manera indiscriminada, generando resistencia en EE.UU., la Unión Europea, Japón, Corea del Sur o Taiwán.
"China está tomando el enfoque de "el que gana se lleva todo", sin ofrecer suficientes incentivos a los demás gobiernos para cooperar", señaló Fuller a BBC Mundo.
De esta forma, el experto afirma que "los centros de innovación seguirán preocupados por las acciones e intenciones de China".
Asimismo, Lester Ross, socio a cargo de la firma legal con sede en Pekín, WilmerHale, y miembro de la Cámara de Comercio Estados Unidos-China, señala que Pekín "ofrece enormes subsidios que distorsionan el mercado y refuerzan políticas de exclusión, y presiona a las empresas extranjeras a transferir su tecnología a China".
De esta forma, fuerza la transferencia tecnológica en su plan de controlar el 70% del mercado local en los sectores estratégicos para 2025.