Grandes fondos del exterior critican la estrategia del Central y piden urgente otra suba de tasas para frenar la fuga
La sorpresiva suba de tasas del viernes, dispuesta por el Banco Central, hizo creer a algunos que los inversores se volcarían a los activos en pesos y que, en consecuencia, el mercado iba a conseguir algo de tranquilidad.
¿Cuánto? Quizás no mucho, pero sí lo suficiente como para bajar un poco el nerviosismo y calmar ansiedades. Sin embargo, ese presagio se licuó ni bien los operadores arrancaron su jornada del lunes.
Para empezar, observaron cómo se devaluaba el real y el peso mexicano, dos monedas que están bastante "correlacionadas" con la divisa local: si ambas se mueven, es muy probable que el peso argentino sienta ese rigor.
Y así fue. Pero, además, este efecto se vio potenciado por la incesante fuga de capitales que afecta a los bonos albicelestes.
Para muchos, sufren una toma "Doble Nelson": contexto global enrarecido combinado con salida de inversores extranjeros posicionados en Lebac (a raíz del nuevo impuesto que recae sobre ellos).
Desde el Banco Central tratan de transmitir calma y hacen correr la voz de que la huida se debe más que nada a lo que acontece fronteras afuera. Pero lo cierto es que ese argumento no resulta del todo creíble en las mesas de dinero de los bancos.
Los principales players desoyen esa presunción. Más bien, creen que el problema tiene su raíz en que Federico Sturzenegger se quedó corto con su estimación sobre la cantidad de Lebac en manos de no residentes:
- Oficialmente se hacía referencia a un stock del 8% de estos títulos. Hablando en plata, unos u$s5.000 millones
- Pero los bancos extranjeros que operan como corresponsales de algunos grandes fondos manejan otras cifras: u$s7.000 a 8.000 millones
Para un importante operador de la City, la conclusión es clara: "Hubo una subestimación y es por eso que se siguen viendo más ventas de Lebac a cambio de dólares. Este proceso aún está lejos de llegar a su fin".
La extremada volatilidad del peso inquieta a los grandes fondos del exterior. De hecho, muchos aceleraron sus ventas de activos locales por los vaivenes con el dólar.
Además, se conoció otro dato que no pasó desapercibido:
- El peso argentino es la moneda que más se devaluó en el mundo en lo que va del año
- Con una depreciación de más del 12%, superó al rublo ruso (9,8%) y a la lira turca (8,9%), que ocuparon el segundo y tercer puesto.
- El cuarto lugar quedó para el real brasileño (8,5%)
Mercado agitado
"El Banco Central es criticado por su poco clara política de intervención, además de que ser poco efectiva. El problema es que el mercado local es poco líquido. Eso hace que, para salir, haya que pagar cualquier precio y eso genera molestias fuera del país", señala a iProfesional el jefe de una mesa bancaria.
También en Wall Street se sintió el malhumor con los bonos argentinos, tanto por los emitidos en dólares como los nominados en pesos.
En la lista de los grandes perdedores se posicionó el "Bono del Siglo" (a 100 años) que derrapó 3,30% y el Bonar 2037, que cayó casi 4%.
Los títulos de la Provincia de Buenos Aires también sufrieron el castigo y cedieron casi 2% el miércoles.
"Hay salida de todas las posiciones. Forma parte de un reacomodamiento de carteras al que todavía le queda un trecho", afirman los especialistas.
En la City porteña revelan que en los últimos días se vienen repitiendo los llamados de grandes fondos del exterior a los bancos con los que operan y que la consulta es la misma: qué está pasando en la Argentina.
Sucede que, más allá del mal clima global, los activos locales amplifican su caída: si el real cede 1,5%, el peso derrapa el doble, más de 3%.
Con la devaluación del miércoles, quienes se habían subido a la "bicicleta" (carry trade, en terminología más precisa) perdieron en un día la ganancia del mes.
"Cambios tan abruptos no suceden en ningún mercado comparable. Hoy, a muchos les conviene apostar por otras plazas en las que la tasa real de ganancia es más predecible. Argentina es demasiado volátil", afirman.
Inversores piden más tasa en pesos
En medio de este contexto incierto, hay algo que viene asomando como un claro indicador: pese a la reciente suba, los grandes fondos del exterior no se sienten muy atraídos por la actual tasa.
Tanto es así que para comprar bonos argentinos están "pulseando" para que el Banco Central vuelva a subirla.
Actualmente, el tipo de interés de referencia se ubica en 33,25% (tras la suba de este jueves).
¿Y por qué quieren más? Básicamente por la alta inflación, la reciente devaluación y nivel de riesgo.
"Esa combinación los lleva a demandar más tasa para mantener sus posiciones en pesos", indica una fuente a iProfesional.
En este marco, surge de modo inevitable la pregunta sobre cuál sería ese "número mágico" capaz de conformar al mercado.
La respuesta genera cierto escalofrío en algunos: en las mesas de dinero creen que Federico Sturzenegger tendría que subir 500 puntos básicos el costo del dinero para ponerle fin a la corrida.
Si el corredor de pases fuera de 35,25%, al inversor obtendría una tasa nominal mensual cercana al 3%. Además, le podría sacar diez puntos de ventaja a la inflación proyectada.
"Recién a ese nivel volverían los fondos del exterior. Incluso, creo que hay una pulseada para que eso suceda, luego de que el Gobierno se equivocaraen creer que estaba regalando tasa en enero forzando un recorte a pedido de Jefatura de Gabinete", completa la fuente consultada.
Otro dato que el mercado da como seguro es que al Banco Central le resultará insostenible seguir vendiendo tanta cantidad de dólares.
Desde que empezó la sangría, a fines del mes pasado, ya se desprendió de algo más de u$s5.000 millones, de modo que las reservas cayeron por debajo de los u$s56.000 millones.
"Hoy (por el miércoles) se lo dejó flotar y se intervino sólo cuándo dio saltos demasiado bruscos, como al principio de la rueda", afirmaron desde el Central.
"Para el Banco Central, lo importante es haber dado una señal de política monetaria subiendo la tasa el viernes pasado. El criterio siempre fue el mismo: flotación cambiaria con intervención sólo si hay situaciones disruptivas", añaden.
¿Esto quiere decir que podrían bajar ese nivel de intervención? Algunos creen que ese esquema sólo es posible si vuelve a darse un salto en las tasas que sirva para convencer al mercado de que "el que apuesta al dólar pierde".
Por lo pronto, un gran riesgo que enfrenta Sturzenegger es que se dé inicio a un "efecto contagio" hacia pequeños ahorristas. Es decir, que empiece a verse a más gente apersonándose en los mostradores de los bancos.
Desde una de las entidades con más sucursales señalan a iProfesional que "hasta ahora no ha habido un movimiento significativo de minoristas".
"Hay que ver qué pasa en estos días, que es cuando empiezan a cobrarse los sueldos. Es decir, si el público comienza a dolarizarse con más intensidad o no", reseñan.
A la fuga del "hotmoney" -como se conoce a los importantes fondos que operan rápidamente en los mercados- podría sumarse el "chiquitaje", capaz de agrandar la salida.