La pelea del año: en el mercado creen que el dólar está en condiciones de ganarle a la inflación
El cambio en las metas de inflación, el peor clima global y la percepción unánime de atraso cambiario pueden colocar al dólar en una situación poco usual.
Concretamente, el alza del billete verde tiene grandes chances de ganarle al índice de precios en 2018.
Este tema no sólo se está debatiendo en las consultoras privadas, que revisan sus pronósticos día a día, sino en el seno del Gobierno.
En este sentido, el equipo económico liderado por Nicolás Dujovne cree que las probabilidades de que esto suceda son bastante altas.
Envalentonados por la devaluación que comenzó a fines de diciembre y convencidos de que la inflación irá moderándose en el segundo semestre, los funcionarios de Hacienda apuestan a que la carrera entre ambas variables podría tener un nuevo ganador en 2018.
Claro que la pulseada es de sintonía fina, ya que la divisa estadounidense no puede escalar demasiado porque ese incremento se trasladaría al resto de los precios, lo que complicaría a la economía.
Es cierto que los primeros movimientos del dólar, cuando se despertó de su letargo en diciembre, no produjeron demasiado impacto. Pero también es verdad que la persistente suba generó una alta tensión, algo que es admitido desde el propio Banco Central.
A tal punto que, como se sabe, la entidad monetaria salió a la cancha a frenar la estampida de la divisa y, como en los viejos tiempos, no tuvo problema en echar mano a las reservas.
Por ahora, resulta claro quién lleva la delantera este año:
- El billete verde ha trepado 8,4%, tomando como referencia el segmento mayorista
- La inflación en los dos primeros meses ha sido la mitad: 1,8 en enero según INDEC y 2,5% en febrero, si se consideran las mediciones privadas (el dato oficial se conocerá en las próximas horas)
La intervención del Banco Central de estos últimos días denota cierto "techo" que Sturzenegger ha querido imponerle al alza cambiaria. Pero, más allá de ese freno, lo cierto es que el Gobierno no quiere perder la mejora relativa de competitividad lograda tras el salto del dólar.
"De aquí a fin de año, el desafío es sostener la competitividad ganada, con este tipo de cambio real, y bajar la inflación", afirma a iProfesional, Federico Furiase, director de EcoGo.
Esto, "en el marco de la suba de tarifas, sin que haya sobrerreacción con la tasa de interés y evitando que los salarios pierdan contra la inflación", añade.
¿Se terminó el atraso cambiario?
Según la cuentas de este economista:
- Con un dólar mayorista a $20,20, el tipo de cambio real se ubica en los mismos niveles que muestra la "foto" de diciembre 2015, cuando Macri asumió el poder.
- Ese mes, punta a punta, el dólar promedió los $11,40, considerando su valor de inicio y de cierre (es decir, post-cepo y devaluación)
- Para 2018, con dólar a $23 a fin de año e inflación en torno al 20,8% anual, el tipo de cambio real bilateral se "sostiene" (bajo la premisa de un índice inflacionario en EE.UU. del 2,1% anual)
Claro que estas estimaciones de los privados sobre tipo de cambio real y mejora en la competitividad están atadas a las decisiones que pueda tomar el Banco Central en materia cambiaria.
En este marco, iProfesional consultó a varios analistas para saber sus visiones sobre cuánto más puede trepar el dólar o si, por el contrario, ya alcanzó un nivel tal que permite suponer que se mantendrá relativamente calmo en el corto plazo.
Para Miguel Zielonka, socio en Econviews, la consultora de Miguel Kiguel, es muy probable que el tipo de cambio real (es decir, el precio del dólar descontada la inflación), va a estar más equilibrado que en el pasado.
Este economista prevé una cotización más elevada frente a una suba de precios que, pese a todo, debería ser inferior a la de 2017.
Su opinión coincide con la de un amplio abanico de economistas, locales e internacionales, sondeados por la consultora Focus Economics.
De ese relevamiento se desprende que el índice de precios al consumidor (IPC) trepará un 19,8%, mientras que la divisa estadounidense llegará a $22.
El siguiente cuadro permite apreciar algunas de estas proyecciones:
Por ahora, pareciera que las presiones que hay sobre el tipo de cambio vienen siendo amortiguadas por un Banco Central muy activo.
Zielonka cree que la entidad va a "lateralizar" el dólar (lo va a mantener con mínimas variaciones) hasta que ingrese la liquidación de la cosecha, lo que sumaría oferta a un mercado algo desbalanceado.
Para el segundo semestre, prevé un índice inflacionario más moderado. "Es posible que el dólar le gane a la inflación este año", sostiene.
En diálogo con iProfesional, el economista Federico Muñoz también es de los que creen que en 2018 el billete tiene altas chances de superar al índice de precios.
"En los niveles actuales, el tipo de cambio real multilateral es el más alto desde marzo 2016, porque el pass through ha sido bastante moderado", afirma.
Con este concepto, hace referencia al "efecto contagio" que suele traer un aumento del dólar sobre los precios de los bienes y servicios. Cuando esto ocurre, se pierde parte (o toda) la competitividad ganada.
"En lo sucesivo, veremos cómo impacta, porque ese traslado perjudica la ganancia de competitividad cambiaria", señala.
"Es probable que el dólar le gane a la inflación y esto sería saludable. Pero Sturzenegger no la tiene fácil", reconoce Muñoz.
El especialista recuerda que el tipo de cambio nominal trepó nada menos que 16% desde noviembre. Y, como el traslado a precios ha sido bastante moderado, se verificó un aumento significativo del tipo de cambio real.
De acuerdo con la medición del BCRA, en lo que va de marzo el promedio del Tipo de Cambio Real Multilateral es 29% superior al de noviembre 2015 (último mes de gestión kirchnerista).
Además, es el más elevado desde marzo de 2016. "No parece razonable seguir aludiendo a la vigencia de un atraso cambiario", señala Muñoz.
Sus dichos son compartidos por Hernán del Villar, presidente de Estudio Alpha: "El Gobierno y el Banco Central pueden manejar el tipo de cambio. Tienen la capacidad de intervención suficiente como para que el precio del dólar se mueva en un rango en el que se sientan cómodos".
"Además, hay una clara intención y la mantienen, que es la de tener un tipo de cambio real más competitivo", añade.
Bajo su óptica, esto es lo que explica las medidas adoptadas con las metas y el nivel de tasa de interés.
"Los funcionarios sabían que un tipo de cambio bajo era un problema. Más aún, si el foco está puesto en el crecimiento de la economía", sostiene en diálogo con iProfesional.
El ex director del Central y asesor del Banco Nación pronostica una divisa estadounidense cotizando en $23 promedio a fin de año y entiende que el Central deberá seguir interviniendo, porque habrá más demanda que oferta.
Y, como estima una inflación anual cercana al 20%, también se anota en la lista de los que le asignan altas chances a un billete verde escalando por encima de la inflación en 2018.
Con similares números en mente, Furiase, de EcoGo señala: "De aquí a fin de año, dólar e inflación se moverán en torno al 14%".
Para esta consultora, el tipo de cambio rondará los $23 en diciembre y el índice de precios girará en torno del 20,8%.
Es decir, punta a punta, la divisa estadounidense trepará 22,5% mientras que el segundo quedará 1,7 puntos porcentuales por debajo.
En Analytica, la consultora de Rodrigo Álvarez, creen que los cambios en política económica iniciados a fines de 2017, van más allá de adoptar una postura más realista respecto a la evolución de los precios.
Concretamente, entienden que revela una decisión de fondo del Gobierno que es la de no permitir que los niveles de competitividad bajen de los máximos alcanzados en la gestión.
"Creemos que esta decisión implica que el dólar se moverá más cerca del alza de precios. Estimamos una devaluación en torno al 20,4%", expresan.
Para Analytica, el billete verde rondará los $22,6 a fin de año mientras que el índice inflacionario se ubicará cerca del 21%.
Por lo pronto, el gran desafío del equipo económico es poder sostener a la divisa estadunidense dentro de una estrecha franja que permita que:
- Suba lo suficiente como para devolver competitividad a los productores locales
- Pero, al mismo tiempo, que no provoque el temido "efecto contagio" al resto de los bienes y servicios
Precisamente, ese fue el tono que dominó la polémica con la Unión Industrial Argentina. Desde el punto del Gobierno, los "llorones" tendrán que acostumbrarse a buscar la competitividad en otras variables, de modo tal de no tener que recurrir al tradicional pedido de devaluación.
Una postura que, delante de un micrófono, todos dicen compartir, pero que a la hora de las complicaciones suelen olvidarse rápidamente.