Olor a conflicto en los bancos: gremio desafía "cepo" salarial y se resiste a flexibilizar el convenio
La reforma laboral no será nada fácil. Luego de los comicios del domingo, el Gobierno impulsará una pauta salarial futurista y se pondrá a la cabeza de los acuerdos por sector para modificar las condiciones de trabajo.
La idea es desenganchar los incrementos remunerativos de la inflación pasada, algo que este año se intentó de manera aún incierta con la inclusión de cláusulas gatillo, y aprovechar el marco de las paritarias para introducir cambios en los convenios.
Una de las principales batallas tendrá lugar en los bancos, donde el sector empresario apunta a cerrar una suba de entre el 8 y el 12%, una oferta que es rechazada por el líder de la Asociación Bancaria, Sergio Palazzo, y que anticipa un fuerte clima de conflictividad en diciembre.
En las entidades aseguran que este año tienen un "menor grado de libertad" para acordar compensaciones, bonos y premios, y no descartan que el acuerdo sea por dos años. "Va a ser una negociación bastante dura, pero se va a aguantar", señalan desde Abappra.
En la cámara, que nuclea a los bancos públicos y privados de capital nacional, recuerdan el largo conflicto del año pasado, cuando acordaron una suba con Palazzo del 25% que luego fue rechazada por la banca extranjera (ABA) y el titular del Banco Central, Federico Sturzenegger.
El diferendo reveló una fuerte interna entre Sturzenegger y el entonces titular del Banco Nación, Carlos Melconian. El titular del Central terminó por forzar la intervención del Ministerio de Trabajo en la Justicia y un nuevo acuerdo salarial del 19,7% en los papeles, aunque superior en los hechos.
Ahora, con Javier González Fraga al frente del Nación, se espera un mayor alineamiento. El jefe del Central envió señales a fines de septiembre, al advertir que los salarios deberán ser consistentes con el proceso de "desinflación" y "mirar hacia adelante en las negociaciones", léase la inflación futura.
En la otra vereda, el líder de La Bancaria empezó a alistar a su tropa de cara a la paritaria que vence en diciembre, para rechazar cualquier intento de fijar un salario inicial conformado -hoy de $24.000- inferior a la inflación y por un lapso de dos años.
"El Gobierno definió una inflación del 16% en el Presupuesto, una devaluación del 20% y aumentos de tarifas de entre 25 y 40%. Si nos plantean una pauta del 12% seguramente va a haber conflicto", dijo Palazzo a iProfesional.
La otra batalla girará en torno a los "derechos laborales" y tendrá lugar en medio de la apertura del mercado, la "desregulación" y el avance tecnológico, fenómenos que en el gremio son vistos como factores de presión sobre los puestos laborales y el convenio colectivo (18/75).
La batalla por el convenio
La autoridad monetaria habilitó en mayo la entrada de nuevos jugadores al rubro, al permitir que entidades no bancarias como supermercados y farmacias utilicen cajeros propios en sus sucursales, y que las "fintech" otorguen préstamos online al sector privado.
Se trata de sectores que no son alcanzados por el convenio bancario ni reguladas por la normativa, pero que realizan tareas propias de la actividad. En algunos casos, hasta los propios bancos públicos montaron call centers ajenos al marco laboral del sector para atender la demanda.
"Es un sector tan regulado que la tecnología va a eliminar algunos empleos, pero los va a reconvertir en nuevos puestos de programación y big data", aseguraron a este medio desde un banco extranjero, que en los últimos años amplió su plantilla y la renovó con retiros voluntarios.
La relajación regulatoria coincide con un crecimiento de la actividad reflejado en la expansión de sucursales y empleos, por el auge de los hipotecarios y las promociones. En rigor, el personal total pasó de 108.481 en diciembre de 2015 a 109.991 en junio de este año, según datos del BCRA.
Enemigo declarado de la reforma laboral, el sindicato bancario junto con algunas de sus principales comisiones internas blindó en las últimas semanas el convenio colectivo con acuerdos preventivos por empresa y cláusulas incluso que impiden negociar a la baja.
Por caso, el Banco Macro aceptó encuadrar en la categoría mínima de jefe de sección a los supervisores de call center, mientras que el Santander reconoció el adicional por título y la jornada de convenio, hoy de 7.30 horas y 45 minutos de refrigerio.
El conflicto más fuerte se dio en el Banco Provincia. Después de un mes y medio de tironeos, las autoridades dejaron sin efecto dos resoluciones que modificaban escalas, traspasaban tareas en cascada hacia abajo y disminuían la remuneración de la categoría inicial de la carrera interna.
De ese modo, la entidad presidida por Juan Curuchet se comprometió a ratificar la "plena vigencia de las escalas y categorías" y mantener el coeficiente de los supervisores en 2.18, un multiplicador que lleva el sueldo inicial de carrera a $38.000 y que el Provincia había reducido de forma unilateral.
Pero además se acordó que las medidas que se tomen a futuro solo podrán ser mejoras para los trabajadores. En otras palabras, se prohíbe la posibilidad de ceder beneficios, tal como lo hicieron los petroleros privados en el yacimiento de Vaca Muerta, alentados por el Gobierno.
"En un momento donde el Gobierno y los empresarios manifiestan la rebaja de condiciones de trabajo en las negociaciones futura de paritarias, nuestro sindicato una vez más, logra preservar y acrecentar derechos", señaló la conducción gremial a principios de octubre en un comunicado.
Por estas horas, la estrategia del sindicato pasa por un menú de reclamos lo suficientemente amplio como para neutralizar los criterios meritocráticos y de productividad que la banca buscaría extender, en reemplazo de la antigüedad y la carrera regidos por convenio.
Alineado con el ala dura de la CGT, el sindicalista solicitó en junio al Ministerio de Trabajo la revisión de las condiciones de trabajo, con la intención de discutir límites a la tercerización, facilitada por el cambio tecnológico, y la reducción de la jornada laboral.
Palazzo busca replicar así las condiciones de sus pares en Alemania y Francia, donde modificaron el régimen horario. "Si quieren discutir el convenio, vamos a llevar la posición de disminuir el horario de trabajo", aseguró a este medio.