• 24/11/2024

Argentina, de moda en Wall Street: inversores del mundo quieren comprar deuda y confí­an en Macri

En el exterior analizan hechos económicos y políticos: la victoria del Gobierno en las PASO, las encuestas de octubre y la mejora del nivel de actividad
20/09/2017 - 10:49hs

De Nueva York a Boston. De Boston a Chicago. De los Estados Unidos a Londres. Viajes, reuniones, conversaciones telefónicas o vía Whatsapp.

Ya sea en formato oral o escrito, se hace evidente el clima de optimismo de los inversores del mundo para con la Argentina. Las noticias sobre el país hasta son un tema recurrente en los principales centros financieros. 

Por ejemplo, hacen referencia al índice de "riesgo país", al ver que pasó a ubicarse en el mismo nivel del de hace una década. 

En cada jornada se realizan al menos un par de encuentros, organizados por bancos de inversión con sus clientes. 

La fiebre por los activos financieros argentinos hasta obliga a que se programen reuniones con seis u ocho semanas de demora. 

No caben dudas, la Argentina se ha vuelto a poner de moda entre los financistas globales.

Prueba de ello es lo que sucede en cada banco internacional que elabora su propio índice para ponderar las inversiones en mercados emergentes. 

Algo va quedando claro: los bonos albicelestes vienen ganando espacio entre las diferentes opciones para canalizar el dinero. 

Algunas instituciones con estrechos lazos financieros con el país -como el Deustche o el propio JP Morgan- incluso tienen a la Argentina como su mercado predilecto, por encima del de Turquía, México y Brasil.

Se trata de entidades que han participado en las distintas colocaciones de papeles de deuda soberana y que consideran que el país se convirtió en la "niña bonita" de los mercados financieros internacionales. 

Por cierto, hay dos circunstancias que fundamentan esa predilección

-La primera es ajena al país y guarda relación con el escenario financiero global: la liquidez en los mercados de crédito parece asegurada por un tiempo. Los bancos centrales -con la FED a la cabeza- mantienen la postura de ser muy cautelosos a la hora de subir las tasas de interés.

-La segunda es doméstica: el hecho de que esos flujos de capitales elijan a la Argentina significa que los inversores detectan grandes oportunidades para los negocios financieros. Además, perciben que el contexto político se presenta más "market friendly". 

Así las cosas, el Gobierno se apresta a tener un 2018 con fuerte presencia en los mercados de crédito del mundo. 

El Ministerio de Finanzas estima en u$s33.000 millones la emisión de nueva deuda (entre capital e intereses), y los financistas están atentos para no quedarse afuera de lo que entienden será una buena oportunidad.

En ambos lados del mostrador (Gobierno e inversores) hay confianza en que el país podrá sostener la senda del crecimiento. Esto queda reflejado en los principales reportes de importantes bancos y consultoras globales.

A modo de ejemplo, el de Balanz Capital muestra en su portada una ilustración bien indicativa de lo que hoy día prima en los mercados: un Sturzenegger "forzudo", golpeando con una maza un lingote de cemento, al que reduce a pequeñas piedras. 

"Sturzenegger Is Dropping The Hammer On Inflation Expectations" titula, dando cuenta de una expresión americana utilizada cuando alguien da un golpe certero que le permite ganar una contienda.

Ése el espíritu que manda. Es decir, que el 2018 será el año en que el Gobierno finalmente podrá demostrar que derrotó a la inflación con una economía en crecimiento.

En ese contexto, Balanz recomienda a sus clientes comprar activos argentinos. En particular, los llamados Bontes (Bonos del Tesoro) de mediano plazo.

La premura por tener mayores precisiones sobre el proceso político hace que varios analistas lleguen a los principales centros financieros luego de ser contratados por los grandes bancos de inversiones. 

La idea que algunos vienen dejando sobre la mesa entusiasma todavía más a los operadores. 

Una de ellas es que si Cambiemos logra el 40% de los votos a nivel nacional en las próximas elecciones, Macri quedará muy bien posicionado para su reelección. Esa, precisamente, será la agenda post octubre.

Viento a favorLa evidente predilección política de los financistas del mundo queda aún más reforzada por el contexto global, ya que hoy día juega claramente en favor de la Argentina.

Por ejemplo, la continuidad de tasas de interés históricamente bajas en el mundo, un tema clave para que Macri continúe con su plan gradualista

Esto lleva a que algunos funcionarios no oculten (y hasta exageren) su entusiasmo. Como Luis Caputo, ministro de Finanzas, que directamente augura que la Argentina será "el país estrella de la región en los próximos 20 años".

Caputo, que antes de las Primarias paseó su optimismo entre banqueros antes de las PASO, se siente habilitado a brindar un claro mensaje: hay que subirse al tren de la Argentina lo antes posible, para así no perderse las oportunidades de inversión.

La clave de este viento a favor hay que buscarla no sólo en el resultado de las Primarias -o en las encuestas que anticipan una buena performance de Cambiemos en octubre- sino también en el costo del dinero a nivel global.

Hace algunas semanas en Jackson Hole, el enclave estadounidense famoso por albergar cada año a banqueros centrales, financistas y empresarios de todas las latitudes, se hizo referencia a este tema.

En ese exclusivo lugar, alejado de las grandes ciudades, los banqueros centrales del Grupo de los 20 (con la estadounidense Janet Yellen a la cabeza) dieron claras señales de que habrá "dinero barato" por un tiempo

Es, en este marco, que la administración Macri puede seguir planteando el gradualismo como vía para reducir el déficit e ir equilibrando las cuentas del Estado. 

Como si esto fuese poco, la Argentina corre además con cierta ventaja. Al menos desde el punto de vista de los inversores que quieren maximizar su rentabilidad.

Hablando en plata, los bonos de los países emergentes le están ofreciendo menos del 5% anual, mientras que en los títulos argentinos esa tasa se estira al 6,5%. 

Un sobrecosto que para muchos, incluso funcionarios, es injustificado si se tiene en cuenta que el país tiene una relación deuda-PBI que se ubica por debajo de la de otros de la región. 

Dinero barato en el mundo, muy buena liquidez y bonos locales que ofrecen más que los del "vecindario". En este combo está la clave que explica el apetito por los papeles albicelestes.

"Si no surge ningún evento negativo a nivel internacional, algo sorpresivo que irrumpa como un ´cisne negro´, no tendremos inconveniente alguno  para conseguir financiamiento el próximo año", señala a iProfesional un funcionario del equipo económico.

De acuerdo con el Presupuesto 2018, los préstamos en dólares se van a  incrementar cerca de u$s33.000 millones, luego de que hayan crecido u$s42.000 millones en 2017.

Así y todo, la relación deuda/PBI sigue siendo baja comparada con la de otras naciones. 

La deuda pública para con el sector privado y organismos internacionales cerrará este año en el 28,5% de producto. Y está previsto que se eleve tres puntos en 2018 (al 31%).

Aplausos afuera, críticas en casaEl plan oficial de aprovechar el dinero barato en el mundo (para achicar déficit y subsidios de a poco) cosecha tantos elogios en el exterior como advertencias en el plano local.  

Economistas argentinos de extracciones académicas e ideológicas muy distintas -como Ricardo López Murphy, Miguel Ángel Broda o Axel Kicillof- señalan que este ritmo de endeudamiento es inviable a mediano plazo.

López Murphy y Broda sostienen que el Gobierno debería tomar menos compromisos y aprovechar el plafón político para concretar "reformas estructurales" que le den fortaleza a la economía con el paso de los años.

En esa misma línea, el CEO del JP Morgan en la Argentina, Facundo Gómez Minujín, afirma: "Hoy Macri tiene la oportunidad para convencer a la clase política de que es importante bajar el gasto y el déficit para consolidar el crecimiento".

Desde otro ángulo, Kicillof refiere a la incompatibilidad del modelo económico de Cambiemos, al que cataloga de "ajuste y endeudamiento".

Su visión se asemeja a la de Roberto Lavagna, quien advierte: "Esto ya sucedió a fines de los 70 -con la tablita cambiaria- y también se vio en la convertibilidad. Mi posición es clara: ya sabemos que estas cosas no terminan bien".

Claro que Nicolás Dujovne tiene una mirada totalmente distinta sobre el nivel de compromisos tomados en función del tamaño de la economía actual y crecimiento futuro. 

"La deuda va a tener un pico en el 2020 y empezará a bajar a partir de 2021. Cumpliendo con las metas fiscales, nos aseguramos que nuestro perfil de endeudamiento va a ser siempre sostenible", afirma.

Caputo prefiere hacer hincapié en que el actual nivel es el más bajo de la región: 27% del PBI. Además, destaca el hecho de la obtención de créditos a tasas de interés bajas.

El Gobierno toma en cuenta otros datos de la realidad para elaborar sus análisis. Básicamente, le asigna una mayor entidad a la cuestión política.

Macri aprovecha la capacidad de tomar créditos para fortalecerse. 

En sus primeros dos años como Presidente optó por el gradualismo como método para ir reduciendo el déficit y los subsidios, luego de interpretar que ajustar de golpe hasta hubiese puesto en riesgo la gobernabilidad

Su lectura fue que no había espacio para más, tras la devaluación, salida del cepo y el progresivo aumento en las tarifas. El próximo capítulo se conocerá una vez que pasen las elecciones de octubre. 

Si bien habrá una nueva reducción de los subsidios, el Gobierno recurrirá a la toma de nueva deuda para sostener los planes de obras públicas y el gasto social. En Wall Street le dan luz verde a este recorrido. 

Por lo pronto, la Argentina volvió a ser la preferida por los financistas y esto le permite a Macri a seguir con su plan gradual para ir equilibrando las cuentas públicas de cara al 2019.