• 24/11/2024

Fin del mito: tampoco Prat Gay cree que con el segundo semestre venga un rebote de la actividad productiva

Fin del mito: tampoco Prat Gay cree que con el segundo semestre venga un rebote de la actividad productiva
28/06/2016 - 10:12hs

"El segundo semestre viene complicado". Esta lacónica frase no fue expresada por un economista crítico, ni por un sindicalista, ni por un empresario ni por un político opositor, sino por el mismísimo Alfonso Prat Gay.

El ministro de Hacienda y Finanzas fue muy directo, a punto tal que su interlocutor no pudo disimular un gesto de sorpresa. No porque creyera algo distinto, sino porque esperaba que ante su pregunta sobre el futuro inmediato, el ministro rescataría algunos datos positivos del rumbo económico.

A fin de cuentas, Prat Gay suele defender, en sus apariciones públicas, que el ritmo de inversiones es satisfactorio

Tanto que tras la reunión de gabinete del pasado 14 de junio presentó la nómina de nuevos proyectos anunciados por el sector privado y contabilizó u$s22.000 millones.

Sin embargo, en la intimidad de las reuniones, admite que el tono del segundo semestre distará de la franca recuperación que se había previsto en un principio.

Quien reveló la confesión de Prat Gay no oculta su sorpresa. Más aun tratándose de un diputado de la oposición, uno de los que en el recinto alza la voz con críticas hacia la actual situación económica y social.

Aun asi, el ministro no eludió brindarle una respuesta sincera.

La agenda pública de las últimas semanas fue cooptada por temáticas ligadas a la corrupción: los bolsos de José López con u$s9 millones, las bóvedas subterráneas en el convento, la detención de Ibar Pérez Corradi y los últimos capítulos de la saga de Lázaro Baez.

Esta realidad -que por propia potencia desplaza el tratamiento mediático de otras cuestiones- no puede evitar que la economía siga atravesada por el estancamiento.

En efecto, la actividad no logra despegar mientras la inflación corroe los ingresos de los asalariados y los empresarios no terminan de percibir señales que los estimulen a invertir.

Los últimos datos sobre producción y consumo han sido determinantes. La actividad fabril volvió a ubicarse en terreno negativo - 3,6% en mayo- de acuerdo con el último relevamiento de FIEL.

La Consultora W, dirigida por el economista especializado en consumo Guillermo Oliveto, reveló que salvo la venta de autos cero kilómetro, el resto de los indicadores vinculados con el nivel de compras dan para abajo.

Algunos ejemplos sobre la tendencia en las ventas minoristas durante enero y mayo últimos (cinco meses) son:

- Restaurantes: -25%

- Electrodomésticos: -10,5%

- Indumentaria -7,0%

- Carnes: -6,3%

- Motos: -5,1%

- Alimentos y Bebidas: -3%

Estos desplomes tienen sus justificativos. La fuerte suba de tarifas de los servicios públicos y la constante remarcación de precios golpean con fuerza los bolsillos de los asalariados.

Por lo pronto, los cálculos de distintas consultoras sobre la pérdida del poder adquisitivo resultan muy similares. Miguel Bein, ex asesor de Daniel Scioli en la campaña, la estima en un preocupante 15% promedio sólo para la primera parte del año.

Luces amarillas en el conurbanoEl diputado que acaba de llevarse un pronóstico difícil del mismísimo Prat Gay es un bonaerense con gran llegada al conurbano.

"Me acerqué para decirle que desaparecieron las changas y que ese es un dato revelador del escenario social", afirma en diálogo con iProfesional.

"Cuando en 2001 se acabaron porque la gente no tenía plata, la crisis se desmadró. No quiero decir que ahora vaya a pasar algo parecido, pero sí alertar sobre una situación apremiante. Se nota una gran contracción de empleo y consumo", completa.

Conocedor del conurbano, el diputado advierte que el nivel de puestos de trabajo es lo primero que se resiente frente a la caída en el ritmo de compras y ante la desaparición de los puestos informales.

Precisamente, entre las principales críticas que les fueron formuladas a los funcionarios por estos primeros seis meses figuró la falta de llegada al segmento más postergado de la sociedad.

Incluso esa queja se amplificó desde los sectores gremiales menos confrontativos con la Casa Rosada.

Los sindicalistas suelen hacerlas en voz baja para no quedar como meros agitadores de la complicada situación social. Sin embargo, cuando se apagan los micrófonos -en la intimidad- aparecen las voces críticas.

Varios de ellos se perciben a sí mismos como moderadores del descontento social. "En todos estos meses fuimos un verdadero marco de contención", afirma uno de ellos en diálogo con iProfesional.

Para dar muestra, el líder gremial recuerda lo ocurrido cuando la CGT evitó una confrontación luego del veto de Macri a la ley antidespidos.

Esto, pese a que sus bases le habían dado amplio respaldo a aquella iniciativa, a través de una marcha de unas 300.000 personas.

Son varios los reclamos desde el sindicalismo hacia la Casa Rosada.

El principal tiene que ver con la falta de cumplimiento de la principal promesa: que la economía reaccionaría a partir del segundo semestre.

"Hubo una desmedida transferencia de recursos hacia el campo mientras que las empresas y nosotros no hemos notado beneficio alguno", razona uno de los referentes gremiales que más trabajó para mantener una buena relación con el Ejecutivo.

Y advierte: "A punto de entrar en la segunda parte de 2016, está claro que ya no puede justificarse todo por la herencia recibida. El propio Presidente lo había dicho así. Los tiempos se cumplieron".

Otra de las críticas formuladas al Gobierno figura la de la falta de coordinación para explicar cuál es el proyecto oficial hacia adelante.

Este diagnóstico no es exclusivo de los sindicalistas. También es el de los ejecutivos de varios bancos, el de referentes de compañías líderes y de los empresarios que se desenvuelven en diferentes ramas de actividad.

Todos ellos quisieran tener más en claro cuáles son los planes del equipo económico para que el país vuelva a crecer.

En diálogo con iProfesional, uno de estos ejecutivos recordaba que en 2003, cuando Néstor Kirchner pretendía que Roberto Lavagna se mantuviera como ministro, este último le impuso una condición clave: quedarse en el Gabinete como único referente de la economía.Kirchner aceptó, liquidó el ministerio de la Producción y le aseguró que iba a ser la única voz autorizada.

Macri

, en tanto, optó dividir las decisiones en está órbita entre un grupo de funcionarios.

Empresarios, banqueros y sindicalistas coinciden en una queja: no se sabe quién es el interlocutor válido, como tampoco si las afirmaciones formuladas por Prat Gay sobre la economía incluyen (o no) la bendición del Presidente.

Peor aun: algunos ministros -como Francisco Cabrera (Producción)- suelen ser criticados con aspereza por los mismos hombres de empresas a los que él debería convencer.

Desde el lado sindical, el apercibimiento refiere a que el Gobierno "no es sensible a lo que le pasa a la gente".

Este reclamo apunta directo a lo que viene sucediendo en las últimas semanas: la discusión política se da exclusivamente en relación a la corrupción de la administración kirchnerista pero poco se avanza en el plano social.

A ojos del sindicalismo, ese debate debería incluir la recomposición salarial de los trabajadores, que fue afectada sensiblemente tras la devaluación y la quita de los subsidios a las tarifas.

Para el Gobierno, la situación es muy compleja. A punto tal que las críticas ya no llegan desde un solo flanco. También la visión "ortodoxa", esa que suele poner el foco en la cuestión fiscal, está haciendo sus advertencias.

Los economistas que observan la marcha del gasto público creen que falta coordinación entre Prat Gay y el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger.

Como si esto fuese poco, advierten se corre el riesgo de que los funcionarios estén utilizando un remedio equivocado.

Concretamente, el de atacar la inflación con herramientas monetarias (más o menos emisión) cuando el origen del problema es fiscal (las cuentas no cierran).

Un "cierre de la canilla" por parte del Banco Central (mientras que el resto del panorama no muestra grandes cambios) implica que el costo de mantener o reducir la inflación sea el de un mayor castigo al sector privado, con la consecuente suba del desempleo.

Así lo advierten economistas de la talla de Ricardo López Murphy, Daniel Artana y Rodolfo Santángelo, entre otros.

El desafío de sostener el empleoEl último reporte del Ministerio de Trabajo sobre el mercado laboral podría interpretarse utilizando un filtro optimista o bien con mirada pesimista. Por cierto, ninguna de las dos visiones faltaría a la verdad. La elección por una u otra estará marcada por la expectativa previa.

Según la cartera laboral, el 85% de las compañías consultadas en su encuesta mensual no tienen previsto hacer cambios en sus planteles. Este dato surge de las respuestas aportadas por 2.800 firmas en diez conglomerados urbanos distintos.

¿Significa esto una mala noticia? No necesariamente, si se tiene en cuenta que la economía atraviesa una recesión y que nadie está esperando una recuperación de cara a los próximos 90 días.

- Entonces -bajo la óptica optimista- se observa que prefieren mantener sus dotaciones antes que despedir.

- Como contrapartida -bajo la mirada pesimista- prevén que tampoco se generará nuevo empleo.

En otras palabras, el nuevo Gobierno no está pudiendo quebrar esa "chatura" del mercado laboral, que ha caracterizado a los últimos años.

Desde el sector gremial creen que, precisamente, en este punto se jugará parte del éxito (o fracaso) del macrismo.

Concretamente, si podrá incrementar en forma sustancial la cantidad de puestos de trabajo, que fue un promesa central de campaña.

Hasta el momento, salvo en el sector de la construcción -y gracias al relanzamiento de las obras públicas- no se están notando brotes verdes.

Teniendo en cuenta las propias proyecciones de Prat Gay, habrá que esperar al 2017 para empezar a ver esas mejoras y cortar con el "mito" del segundo semestre de 2016.

Sin buenas perspectivas desde el ámbito económico, habrá que prestarle suma atención al manejo político que el gobierno de Macri haga de la crisis y de las expectativas generadas.

Pero, sobre todo, con la lupa puesta en el agitado conurbano bonaerense.

Temas relacionados