Dólar ahorro: una deformación del cepo en la mira de los candidatos
Gane quien gane las elecciones de este domingo, los dólares ahorro, turista y tarjeta estén condenados a desaparecer.
Desde Miguel Bein hasta Rogelio Frigerio, la gran mayoría de los economistas que asesoran a los presidenciales coinciden en que las escasas reservas del BCRA deben asignarse prioritariamente a la importación de insumos para la producción.
Lanzado en enero de 2014, el dólar ahorro surgió como una flexibilización del cepo cambiario, que desde julio de 2012 limitaba las compras minoristas a quienes probaran que viajaban al exterior. En agosto de 2012, se sumó el llamado dólar tarjeta, con una percepción inicial de 15%, que en marzo de 2013 pasó a ser de 20% y en diciembre de ese mismo año, llegó al 35% actual.
A comienzos de 2014, las compras de dólar ahorro rondaban los u$s150 millones al mes, pero en la segunda mitad de ese año treparon a más de u$s400 millones. En 2015, las compras volvieron a acelerarse a partir de junio, por las subas salariales, la cercanía de las elecciones y la relación entre la base monetaria y las reservas, que ya arroja un tipo de cambio de conversión cercano a 20 pesos.
Sin embargo, presuntamente por cambios en la fórmula que autoriza las compras, el monto mensual transado no superó los u$s690 millones.
De todos modos, de enero a septiembre, las compras de dólar ahorro ya superan los u$s4.800 millones, cuando en todo 2014 fueron de unos u$s3.000 millones. Según proyecciones del Ieral de la Fundación Mediterránea, si la tendencia sigue así, las compras de dólar ahorro en todo el año ascenderían a unos u$s6.800 millones.
"El problema de fondo es un dólar oficial demasiado barato que desata la pasión compradora, ya sea para ahorrar en dólares, que se supone estarán más caros dentro de unos meses, o para realizar compras de viajes al exterior, antes de que sea bastante más caro", explica Marcelo Capello del Ieral.
El rojo del saldo comercial por turismo (incluyendo compras con tarjetas en el exterior), pasó de unos u$s1.000 millones en 2011 a u$s8.700 millones en 2013. Luego, con la suba del anticipo impositivo al 35%, cayó a un déficit de u$s5.400 millones en 2014 y este año, según el Ieral, superaría los u$s7.000 millones, lo que significará una pérdida de reservas superior al desequilibrio comercial en materia de energía.
"Sumando las compras de dólar ahorro y por déficit en turismo y compras con tarjeta, habría un desequilibrio en moneda extranjera del orden de los u$s14.000 millones", prevé Capello, quien considera que este monto es "demasiado para un país cuya balanza comercial en bienes podría terminar el año cerca de cero y que no tiene acceso aceitado al financiamiento internacional".
La cantidad de dólares ahorro y turista vendidos multiplicada por la diferencia entre la cotización del dólar oficial y el blue es el subsidio implícito al que accede la parte privilegiada de la sociedad a la que la AFIP autoriza adquirir las divisas. El 53% de los asalariados formales no accede a comprar dólares ahorro y menos del 1% logra el límite máximo, advierte Capello.
Juan Pablo Ronderos, de Abeceb, resalta que la salida de divisas por dólares ahorro y turismo, más compras con tarjeta en el exterior rondará este año los u$s15.000 millones, es decir, un 3% del PBI. "Si consideramos que por transferencias sociales a través de la ANSES (AUH, asignaciones familiares) se gastan 1,5% del PBI, claramente es una medida regresiva", evalúa.
Según estimaciones de ACM, el costo del subsidio implícito en el dólar ahorro, considerando el efecto de la percepción del 20%, ya ronda los $25.000 millones, aunque sería mayor si se tiene en cuenta que muchas personas que compran dólar ahorro luego recuperan el 20%.
La instrumentación de los dólares ahorro, tarjeta y turismo y los desequilibrios asociados "podrían haberse evitado si se hubiera sincerado el valor del tipo de cambio luego de 2011", evalúa Capello, quien considera que el Gobierno mantuvo esa política a costa de generar otras distorsiones y restricciones porque le resultaba sostenible hasta las elecciones.
En coincidencia, Ronderos opina que la política fue "un gran error y un fracaso en términos de sus beneficios y costos". "Para contener la olla a presión cambiaria que tenía como indicador a la brecha se recurrió a este grifo del dólar ahorro y del turista, con poco éxito para controlar la brecha y un costo elevado en pérdida de divisas", sostiene, y opina que su resultado es que el país esté sufriendo una cuasi crisis de balanza de pagos, con restricciones de divisas para la producción. "El saldo comercial, medido por el Indec, representa sólo un tercio de los dólares que se destinan al ahorro y al turismo", dice, y concuerda con Capello en que se deberían haber enfrentado las causas, no sus consecuencias.
En tanto, Maximiliano Castillo Carrillo, de ACM, sostiene que esta política no cumplió el objetivo inicial del Gobierno: moderar la demanda sobre el mercado informal y reducir la brecha con el blue. "Con una política macroeconómica insostenible (déficit fiscal creciente y financiado con emisión monetaria), es difícil o imposible encontrar alguna medida alternativa que hubiera funcionado", advierte, y cree que el camino a seguir debería haber sido atacar el creciente déficit fiscal y la insostenible emisión monetaria.
"Bajo ningún punto de vista puede considerarse exitosa una política que plantea dos precios diferenciados para el mismo producto, beneficiando a unos ciudadanos en perjuicio de otros sin la misma posibilidad", resalta a El Cronista, Jorge Colina, de IDESA, y plantea que el resultado fue agotar las reservas, ya que incentivó la demanda de dólares para obtener la renta de los precios diferenciados. "La única opción seria y profesional es bajar sustancialmente la inflación a un dígito, y unificar el mercado cambiario", concluye.