La Rosada apuesta a que el consumo sea su aliado electoral, pero el repunte en las ventas se hace desear
Hay ciertos indicadores económicos a los que, en los comités de campaña electoral, se les llega a dar más importancia que a una encuesta de intención de voto.
En la Argentina, a la cabeza de esa lista, figuran dos temas: el precio del dólar y el nivel de consumo.
El primero es un clásico nacional: mientras que en otros países es poco relevante -dado que la mayoría de los electores no sabe cuánto vale ni mide sus bienes en esa moneda-, aquí se estima que puede tener una influencia más grande.
En cuanto al consumo, si bien influye en todos los países, en la Argentina lo hace de un modo superlativo, al punto que se ha transformado casi en un sinónimo del "humor social".
En una nación en la que muchos bienes "aspiracionales" -como por ejemplo la casa propia- se han alejado de las posibilidades para la mayoría de la población, el consumo ha pasado a ser el determinante de la autopercepción: si se puede acceder a un amplio menú de productos y servicios, entonces se está bien; y si la inflación erosiona el poder de compra, las cosas marchan mal.
"Si las personas pierden poder adqusitivo, esta caída incide directamente a la hora de votar", afirma a iProfesional Fernando Aguirre desde la Cámara Argentina de Supermercados (CAS).
Las estadísticas parecen darle la razón: si se revisan los resultados electorales recientes puede advertirse una correlación directa entre el nivel de consumo y la suerte de los candidatos oficialistas.
Así, en 2011, año en el que Cristina Kirchner arrasó con 54% de los votos, en el país se vivía un verdadero boom.
Se batían récords de ventas de autos, indumentaria, electrodomésticos y otros tipos de productos, como smartphones. Las ventas minoristas tomadas por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) se incrementaron casi un 7% en términos interanuales.
Un fuerte contraste con el ambiente de las elecciones legislativas de 2013, cuando siete de cada diez argentinos votaron por alguna variante de la oposición.
¿Cómo habían evolucionado las ventas ese año? De acuerdo con CAME, finalizaron con una caída de 1,7%.
Antes, en las legislativas de 2009, también un año negativo para el kirchnerismo, se vivía un clima recesivo con retracción de los principales rubros de consumo. Recuperación, pero sin boom
En este escenario, la evolución del ritmo de compras cobra una relevancia especial a raíz del contexto electoral. Y, como también ocurre con las encuestas de intención de voto, aquí tampoco hay un panorama que ofrezca una conclusión definitiva.
Porque si bien hay algunos rubros que muestran recuperación respecto del año pasado -que había sido flojo para casi todos los sectores-, el escenario actual sigue lejos de poder calificarse como "boom".
O, al menos, no lo suficiente como para poder garantizar una alfuencia de votos hacia el oficialismo generada por consumidores entusiastas. De hecho, hay quienes opinan que si los resultados de las PASO se mostraron más parejos de lo previsto fue, justamente, por la falta de pujanza en las ventas.¿Podrá cambiar el panorama en los próximos meses?
Por lo pronto, los expertos creen que los indicadores marcarán una suba respecto del ambiente previo a las primarias, lo que implica un "timing" favorable a las chances electorales del Gobierno.
"Se va a llegar a octubre con un mejor consumo que el que hubo en la previa del 9 de agosto", afirma a este medio el director de W Consultora, Guillermo Oliveto.
Agrega que "un mayor ritmo de compras puede ayudar al oficialismo a sacar una diferencia mayor que la de las elecciones primarias".¿Las razones de esta recuperación? Los analistas hacen referencia, principalmente, a dos:1. La temporalidad
Las elecciones de octubre llegan después de un lapso que va a haber resultado positivo por una cuestión estacional.
"Las urnas coincidirán con el mejor trimestre del año en materia de consumo, que es el que se extiende desde julio a septiembre", indica Oliveto. Y atribuye este impulso a las mejoras de bolsillo tras el cierre de las paritarias.
En este aspecto, el consultor recuerda que este año "los acuerdos salariales estuvieron cinco puntos por arriba de inflación, estimada en un 25%".
En tanto, Aguirre señala que en los supermercados esto tuvo un impacto muy claro: "Los sueldos se incrementaron a partir de mediados de año y esto permitió que las personas pudieran reacomodarse".2. El impulso del Gobierno
Es de esperar que, en los meses que siguen, el Ejecutivo profundice sus iniciativas tendientes a fogonear la demanda.
De hecho, en el último tiempo, recuerda Vicente Lourenzo, secretario de CAME, el oficialismo desarrolló una serie de medidas en este sentido: "Las ventas hoy en día están influenciadas por el plan ‘Ahora 12', además de los aumentos otorgados en jubilaciones y asignaciones familiares".
Bajo esta iniciativa, ya se llevan comercializados bienes y servicios por un total de casi $30.000 millones, una cifra nada despreciable en la previa electoral.
Desde la entidad que agrupa a los medianos empresarios se muestran optimistas respecto de la posibilidad de que el Ejecutivo incorpore nuevas propuestas.
"Esperamos que el Gobierno sume medidas orientadas a incentivar el consumo de los argentinos en varios rubros", dice a iProfesional Lourenzo.Otro factor que impactará se vincula con la expectativas relacionadas con la evolución de la economía.
Sobre este punto, datos del estudio Consumer Watch de la consultora Kantar Worldpanel no traen buenas noticias para la administración K: más de la mitad de los argentinos considera que la economía podría empeorar a corto plazo.
De hecho, sólo una de cada tres personas piensa que su situación personal, a futuro, será más favorable que la actual. Un final abierto
¿Qué ocurrirá hacia finales de año? Si bien es cierto que los analistas no perciben un furor en el ritmo de compra, también es verdad que no observan una retracción pronunciada.
Desde Kantar Worldpanel, Ariel Martínez country manager de la firma, señala que la gran incógnita será si se podrá mantener el actual nivel a corto y mediano plazo, siendo este un año electoral.
Oliveto considera que no habrá ni un "boom" ni una caída. "Va a ser parecido a 2013 bastante mejor que 2014", dice a iProfesional.
No obstante advierte que, si se realizan mediciones interanuales, los números pueden resultar más alentadores: "La comparación con 2014, que fue malo, siempre será positiva".
Por cierto, un mejor panorama consumista no será el único factor que incidirá entre los argentinos a la hora de emitir el voto. Habrá otro aspecto que también alterará la preferencia por los candidatos, en particular por Daniel Scioli.
Según Oliveto, los resultados de los comicios también "van a depender de que no se dispare aún más el blue".
"Un consumo como el actual no termina de definir la elección: es intermedio. El final es abierto", concluye.