Giro insólito del "relato": Cavallo ganó la batalla cultural y ahora el atraso cambiario es "Nac&Pop"

Los argumentos con los cuales el Gobierno justifica el dólar a $5,20 son un calco de los que exponía el polémico ex ministro    
ECONOMÍA - 21 de Mayo, 2013

Con el tono grave de sus discursos más importantes, con el énfasis de quien hace una declaración de principios, Cristina Kirchner aseguró que jamás favorecería una devaluación, porque ello supondría "una formidable transferencia de ingresos desde los sectores populares y mayoritarios hacia los sectores concentrados".El auditorio aplaudía, conmovido por semejante demostración de firmeza en defensa de los pobres.Ese mismo día, se conocían las cifras de ventas de 0Km, que marcaban que los autos importados de alta gama (como Audi, BMW, Mercedes Benz o Porsche) habían tenido un incremento del 82%. Es decir, dos veces y media el aumento promedio de las otras marcas.

Al mismo tiempo, se publicaban datos sobre el consumo, que marcaban para el primer trimestre del año una caída real de 0,9% en los supermercados, según la consultora Finsoport. Y la encuesta de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa mostraba un preocupante bajón del 6,4% en las ventas de abril.

Para cualquiera que viera los indicadores de la economía no parecía, precisamente, que el modelo vigente estuviese redistribuyendo recursos desde los sectores de ingresos altos hacia abajo.

Más bien, al contrario, todas las concesionarias de autos saben que éste es un "período de franquicias" para comprar vehículos de lujo, que están "subsidiados" por el tipo de cambio oficial a $5,25.

Esos dólares que usan las concesionarias para traer estos autos desde el exterior son generosamente provistos por el Banco Central, al tipo de cambio "popular".

De la misma manera, por la ventanilla del Central salieron el año pasado reservas por u$s7.300 millones para pagarles (con un subsidio real del 40%), el pasaje aéreo y el hotel a los argentinos que vacacionaron afuera.

Sí, esos mismos a los que el ministro Julio de Vido criticó porque salían a cacerolear y sólo pensaban en viajar a Miami.

Claro, un pasaje a Europa hoy equivale a 1,2 salarios promedio, mientras que en 2010 se necesitaban 1,4 sueldos y en 2006 se precisaban 2,3. Aun con el 20% de recargo, sigue siendo un momento excepcional para el turismo externo.

Así, mientras la cantidad de argentinos que salen al exterior sube a una tasa de 6% anual, los turistas extranjeros dejan en claro que la Argentina está cara en dólares, al punto de que la variación en la llegada de viajeros se desplomó un 15 por ciento.

En cambio, quienes no parecían disfrutar mucho de la redistribución de ingresos eran los 400.000 pasajeros del transporte en ómnibus que, el mismo día del discurso de Cristina, estaban varados en distintas estaciones del país, víctimas del conflicto salarial del sector.

El motivo por el que debieron acampar en la estación de Retiro fue que los empresarios se negaban a un aumento tarifario y pedían, para poder aumentar los salarios, un subsidio de $100 millones, una cifra que consideraban menor frente a los u$s3 millones diarios que recibe Aerolíneas Argentinas.El mayor tabú de la política argentina

Esta situación devela uno de los fenómenos más curiosos de la sociedad argentina: hay consenso respecto de lo dañino que es el shock redistributivo de una devaluación. Pero, a la vez, es un tabú hablar sobre las transferencias de ingresos que implica el atraso cambiario.Lo más notable es que esta cruzada a favor del dólar barato ocurra en un Gobierno que, en sus comienzos -cuando se enorgullecía del crecimiento a "tasas chinas"- defendía un modelo basado en el "tipo de cambio competitivo".Esa incomodidad de quienes apoyaron a ese modelo en sus inicios resulta evidente, por ejemplo, en las palabras de José Ignacio de Mendiguren, saliente titular de la Unión Industrial y ministro durante la gestión de Eduardo Duhalde.

"Se están agotando los motores que permitieron llegar hasta acá: el consumo y el empleo ya no crecen. No va más la economía del parche. Hay que replantear el modelo", es la drástica definición de este empresario al que Cristina suele calificar públicamente como "un amigo".¿Por qué ocurre este viraje pro-retraso cambiario en un país donde se vivió la gran crisis del fin de la convertibilidad en 2001, con su consecuencia de 25% de desempleo?

Algunos creen que se trata de algo que excede el debate económico y que debe ser explicado por las peculiaridades culturales de la sociedad argentina.

Como Eduardo Curia, uno de los principales referentes del Plan Fénix (elaborado por un grupo de economistas que pedían la salida de la convertibilidad) y, hasta hace poco tiempo, considerado uno de los ideólogos del modelo K.

 

"Uno mira este cambio de discurso y no sabe qué pensar. Yo lo atribuyo a una cuestión cultural y también a un tema político. El Gobierno debe pensar que no es digerible una corrección devaluatoria y entonces sacraliza esta política cambiaria, que es muy nociva", afirma.

"Es sorprendente, y uno se pregunta cómo puede ser que, habiendo tantas evidencias de atraso cambiario, se lo justifique desde el Ejecutivo. Y el riesgo que es que, a la postre, las supuestas ganancias que da el dólar barato -cuando se caigan las condiciones que le dan sustentabilidad- empiecen a erosionar el empleo, algo que de hecho ya ocurre en la industria", agrega Curia.

De todas formas, igual que otros economistas -que en su momento sentaron las bases del modelo de dólar competitivo- cree que las distorsiones actuales son de tal nivel que ahora no tendría sentido promover una devaluación aislada, sin atender los otros problemas fiscales y monetarios.Mirando otro canal

En ese contexto, lo más extraño de este momento es cómo los funcionarios K -especialmente Axel Kicillof y Mercedes Marcó del Pont- elaboraron un nuevo discurso.

Ahora, no sólo se niega de plano la posibilidad de que exista atraso cambiario sino que, además, se busca contradecir los fundamentos del modelo que fuera utilizado durante el "quinquenio dorado" de 2003-2007.

En este sorpresivo viraje -que bien podría ser objeto de estudio para los psicoanalistas- estos funcionarios pasaron a repetir los mismos argumentos que usaba Domingo Cavallo para defender el sistema de convertibilidad de 2001, cuando cuatro años de recesión y un desempleo de 25% no le parecían al recordado ex ministro cuestionamientos suficientes para su modelo.

Creyendo estar en la vereda ideológica opuesta, Cristina Kirchner aludió a Cavallo y se refirió a él como uno de los actuales instigadores a una devaluación.

Seguramente los asesores de la jefa de Estado no le avisaron que, pocos días antes, el ex ministro había escrito en su blog un artículo donde le daba la razón a la Presidenta en su postura antidevaluatoria, por considerar que ello llevaría a un estallido hiperinflacionario.

También, en un acto de "cavallismo involuntario", el viceministro Kicillof argumentó extensamente que el dólar barato promueve la industrialización y el empleo, mientras que un tipo de cambio alto genera recesión.

Su argumentación no llega a explicar los grandes momentos de reactivación económica de la historia reciente (como en 1983, 1990 y 2003) que se basaron justamente en la sustitución de importaciones generada por una previa corrección cambiaria.

Fue particularmente extraña la argumentación sobre cómo se evitaba actualizar el valor del dólar, porque ello favorecería a "los sectores concentrados", especialmente a los ligados a la exportación.

En contradicción abierta con ese argumento, los más perjudicados por el atraso cambiario son los pequeños productores, tanto industriales como rurales, que están viendo un proceso de concentración en los jugadores con grandes espaldas financieras.

El momento más explícitamente "cavallista" de Kicillof ocurrió cuando justificó al dólar barato como una forma de permitir que las empresas argentinas pudieran reequiparse con maquinaria importada.Le faltó explicar por qué entonces las estadísticas marcan que en el primer trimestre del año -a pesar de las grandes franquicias para comprar equipamiento barato- las importaciones de bienes de capital cayeron un 4%, mientras que las compras de combustibles crecieron un impresionante 58% y los productos de consumo subieron un 11%.No parece una política cambiaria muy pro-industrialista. Los números oficiales muestran una caída de la producción de 0,1% en el primer trimestre, mientras que el indicador de la fundación FIEL da cuenta de un desplome del 2,4%.El problema reside en un aumento de los costos, medidos en dólares, según un informe de la Fundación Mediterránea (irónicamente, la entidad de la que surgió Cavallo). El análisis señala que dichos costos sobre la facturación están ahora en 79,6%, cinco puntos por encima del promedio de la última década.

Ello se evidencia con claridad en el mercado laboral. Un estudio de Ernesto Kritz, socio de la consultora Poliarquía, revela que el ciclo virtuoso -que le permitió al kirchnerismo crear 3,5 millones de empleos- viene en retroceso desde 2007.

Señala que en el sector privado se perdieron 100.000 puestos de trabajo hacia fines del año pasado, y que la creación de nuevas posiciones se explica básicamente por la expansión del empleo estatal.

En 2012 fue particularmente grave la situación de la construcción, que perdió 60.000 puestos. El problema es visible en zonas como el conurbano, y especialmente en el segmento de los jóvenes, donde el desempleo supera el 20%.Es raro que estos datos no le generen escozor a Marcó del Pont, formada en el desarrollismo y famosa por haber luchado para que el Banco Central tuviera un rol explícitamente activo en promover la actividad y el pleno empleo.

En su presentación en el Congreso, la titular del Central se mostró irritada ante la insinuación de que hay atraso cambiario y dijo que la corrección del tipo de cambio "resiste los análisis más ácidos".

Evidentemente, no le resultan suficientemente "ácidos" hechos como estar perdiendo reservas en medio de una lluvia de sojadólares, y a pesar de la mayor restricción de venta de divisas en toda la historia argentina. 

De hecho, en un mes en el que se liquidaron u$s3.000 millones del agro, el Central perdió más de u$s700 millones. Y en lo que va del año, el drenaje ha tenido un promedio de u$s49 millones por día.

Las señales inquietantes no terminan allí, porque Marcó del Pont avanza en un acuerdo de "swap" de reservas con China. Al decir de la consultora Ledesma, esto equivale a "un descubierto en cuenta corriente preacordado" por si hay una crisis en la pérdida de dólares del Central.

Ledesma destaca que esta estrategia, pensada con el presunto objeto de mostrar solidez financiera, guarda un "claro paralelismo con las medidas aplicadas hacia fines del régimen de la convertibilidad".

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