Choque de relatos: las contradicciones entre el discurso de Cristina y AFIP con el cepo
Antes de la ola de medidas de la AFIP, hubo una época, no tan lejana, en la que a Cristina Kirchner le parecía positivo el hecho de que cinco millones de personas viajaran fuera del país y gastaran casi u$s4.000 millones en el exterior.
"Nos va bien a los argentinos", fue la frase con la que la Presidenta celebraba el pronunciado aumento de particulares que elegían irse de vacaciones cruzando las fronteras. Incluso, esto dio lugar a que se creara el Ministerio de Turismo hace dos años.
Y no le faltaba razón a la jefa de Estado: el esplendor turístico que vivía el país contrastaba fuertemente con la crisis de 2002, cuando el número de viajantes había caído estrepitosamente a la mitad del año anterior.
Aquellos momentos complicados y de retracción contrastan fuertemente con los de hoy día. Es que los argentinos se fueron haciendo "ricos en dólares", producto de la (cuestionada) decisión del Gobierno de "anclar" el billete verde y de hacerlo subir muy de a poco, frente a la elevada inflación.
El hecho de que este "enriquecimiento" sea sustentable o no es puesto en duda por muchos analistas, que afirman que no se condijo con un aumento en la productividad. Pero lo cierto es que, a nivel bolsillo, el viajar al exterior se tornó más accesible.
Uno de los síntomas más claros es la relación entre el salario y el costo de un pasaje aéreo, por ejemplo, a Madrid.
- En 2006 se necesitaban 2,3 salarios.
- En 2008 se requerían de 1,4 sueldos.
- Hoy ambos están casi a la par.
Por lo pronto, en varios discursos pronunciados en los últimos años, Cristina repitió argumentaciones alrededor de este mismo concepto, al jactarse de que la Argentina logró el salario en dólares más alto de América latina.
Curiosamente, para la Presidenta este dato no debe ser tomado como síntoma de atraso cambiario, aun cuando existan varios indicadores que muestren lo contrario y que dejan en evidencia cómo la Argentina se fue encareciendo frente a otros países.
Ironías del destino y el regreso de la "plata dulce"
Otro dato relevante en este sentido es que cada vez viajan más argentinos afuera y llegan menos extranjeros al país que, además, gastan menos. En julio, comparado con mismo mes de hace un año:
- Por el lado de quienes vinieron: el total de personas se contrajo un 7,5%, que a su vez redujeron sus compras un 7,6% (un promedio de u$s92 por día).
- Por el lado de quienes se fueron: la cantidad de viajantes se incrementó un 20% que, además, gastaron un 26% más.
Así las cosas, según las propias estadísticas del INDEC el saldo comercial del turismo se achicó nada menos que un 80% (de u$s100 millones a u$s19 millones en ese período).
"A partir de 2010, el turismo receptivo ha venido decreciendo, pasando del 27% a 1,7% en 2011 y a un 0,1% negativo en el primer semestre del año", advierte con preocupación Hernán Lombardi, ministro de Cultura y Turismo de la Ciudad de Buenos Aires.
Lo cierto es que a la Presidenta le provoca rechazo cualquier insinuación en el sentido de que se debería devaluar la moneda.
En particular, si esa propuesta llega desde el ámbito sindical, porque considera que un dólar más alto iría en perjuicio de los asalariados.
Tal argumento fue expuesto con claridad y contundencia durante el reciente festejo del Día de la Industria, cuando la jefa de Estado tomó una distancia inédita respecto al anterior discurso, en el que asociaba al crecimiento del país con el "tipo de cambio competitivo".
Ironías del destino: en el fondo, su relato no es tan diferente del que caracterizó a otros momentos de "plata dulce" de los que "el modelo" quiere tomar distancia, como la gestión de José Martínez de Hoz, en los años ‘70, y la de Domingo Cavallo en la época menemista. Salarios altos en dólares en un país que no vende dólares
Pero lo raro del "relato" no es solamente el hecho de que hoy se defienda un dólar barato como motor del desarrollo industrial.
Más curioso aun es la contradicción en la conducta del Gobierno, que sigue aplicando más y más medidas que apuntan a atenuar precisamente esos supuestos efectos positivos que dice perseguir.
El ejemplo más claro es el de la importación de máquinas e insumos para la industria -el gran argumento para justificar el retraso en el tipo de cambio- que no parece particularmente beneficiado.
Los números son elocuentes:
- Este año las compras de bienes de capital se derrumbaron a un 1,8% del PBI cuando, a lo largo de la gestión kirchnerista había sido del doble en promedio, de acuerdo con un estudio de la Fundación Mediterránea.
- Al mismo tiempo, la rentabilidad de la industria cayó de un 14% (año 2007) a un flaco 2% (incluso por debajo del 5% del recesivo 2009).
Otro gran punto que contradice al "relato" son los obstáculos para hacer turismo en el exterior.
Es decir, las restricciones impuestas a quienes deberían ser, precisamente, los más beneficiados de esos altos salarios en dólares en el país en el que, justamente, no se venden dólares.
Así las cosas, el "reparto" de tareas en el Gobierno está bien definido: Cristina "embellece" su relato -se ocupa de los anuncios positivos y de remarcar las bondades de poder viajar al exterior- mientras que la AFIP y el Banco Central hacen de "policía malo" y se ocupan de prohibir la compra de divisas.
Choques de relatos
Las medidas que se están tomando desde octubre del año pasado muestran cómo las propias entidades dirigidas por Ricardo Echegaray y Mercedes Marcó del Pont han chocado de frente contra "el relato".
• Cuando se estableció la primera versión del "cepo", Echegaray sostuvo que quien pudiese justificar sus ingresos no iba a tener problemas para adquirir dólares, porque el objetivo de la medida no era restringir la venta de divisas.
• Al mismo tiempo, la titular del Banco Central quiso demostrar con números que el pico de demanda ocurrido a fin de año era impulsado por grupos especulativos, que querían desestabilizar el mercado. Y que éste no se correspondía con las necesidades de los pequeños ahorristas.
• Luego, contradiciendo los dos argumentos anteriores, ambos funcionarios justificaron la prohibición de la compra de divisas "para todos", por motivos económicos y ya no por cuestiones tributarias o de ingresos demostrables.
"Este es el control de cambios más feroz que he conocido en mi vida y es ejercido con una enorme virulencia", señala el economista Ricardo López Murphy.
Algunas otras contradicciones de los "relatos" fueron quedando a la vista:
• "No vamos a hacer un desdoblamiento cambiario", dijo categóricamente la Presidenta, cuando recién se había implementado el cepo.
• Pero lo cierto es que, en los hechos, hoy conviven al menos cinco dólares: el oficial, el blue, el de "conta con liqui", el "celeste" y el "turista".
•Cuando Echegaray anunció que el recargo del 15% sobre las compras con tarjeta en el exterior no debía ser visto como un impuesto basó sus dichos en que una gran mayoría iba a poder deducirlo de Ganancias.
•En cambio, cuando la Presidenta se mantuvo inflexible en no subir el piso del tributo, adujo que el 80% de los asalariados no pagaba por estar debajo del mínimo, y que sólo alcanzaba al 20% restante.
En definitiva, las estadísticas y los "relatos" parecen acomodarse según las circunstancias. En un momento, pagan pocos Ganancias y, tres meses más tarde, muchos son los que lo hacen.
Lo cierto es que los expertos tributarios creen que el trámite para la devolución del 15% a quienes no están alcanzados en Ganancias o Bienes Personales será tan complejo que, en definitiva, funcionará como un nuevo gravamen.
¿Hay dólares o no hay?
Una de las contradicciones que más llama la atención es la de la profundización del cepo -al que se suman a diario nuevas medidas restrictivas- al mismo tiempo que se celebra que en agosto se hayan conseguido los u$s10.000 millones de superávit comercial, meta fijada por el Gobierno para todo el año.
Esto ha generado confusión en el mercado. Es que la expectativa era que, si la falta de dólares era lo que había provocado el cierre importador y el cepo cambiario, entonces un desahogo de las finanzas debería permitir también una reversión de las medidas.
Sin embargo, los analistas creen que esto no ocurrirá.
"El Gobierno se está encontrando con que cada vez que toma una decisión el mercado actúa de una forma que no puede controlar. Si hubiese sido capaz de tener un control total, entonces ahora con un superávit comercial de u$s10.000 millones le alcanzaría. Pero no contó con la cantidad de dólares que se fueron por turismo", afirma Fernando Marengo, economista jefe del Estudio Arriazu.
Este analista destaca que los viajes al exterior, que ya encontraban en el retraso cambiario un fuerte aliciente, pasaron a tener otro poderoso incentivo cuando el Gobierno prohibió la compra de dólares.
Así, el primer semestre registra una salida de u$s2.500 millones por turismo, un 65% más que el mismo período de 2011 cuando aún no había cepo.
La cifra es elocuente de por sí. Para Marengo, la explicación es que los argentinos buscan "cuasi dólares" como una forma de defender su dinero de la erosión inflacionaria.
Esta es una explicación bastante diferente de la que insinuó la Presidenta, para quien es el resultado de una política económica que mejora el poder adquisitivo.
En todo caso, lo que sigue sonando contradictorio es que, si el turismo externo es motivo de celebración para el Gobierno, se esté aplicando una serie de obstáculos con el objetivo evidente de minimizar la salida de dólares por parte de los viajeros.
Una situación paradójica es que los mayores controles de la AFIP terminarán alimentando un fenómeno que el Gobierno afirma combatir: la brecha cambiaria entre el dólar "blue" y el oficial.
En el mercado financiero existe la expectativa de que, cerca de fin de año, cuando los argentinos estén planificando sus vacaciones, se produzca una fuerte demanda de divisas, que haga disparar al tipo de cambio paralelo.
Un antecedente en ese sentido ocurrió en el reciente período de receso invernal, cuando el "blue" pasó la barrera de los $7.
¿Puede haber más medidas que contradigan al "relato"? En el gremio de los economistas existe la creencia de que sí.
"El problema que ha tenido este Gobierno es que obtura una vía de salida de los dólares y no se da cuenta de que termina acelerando otra. Y, a medida que se avanza, el desbalance de fondo tiende a acentuarse", afirma el consultor Federico Muñoz.
En definitiva, la actual situación sigue siendo proclive a la aparición de nuevas restricciones, aunque lo que se hace va en sentido absolutamente contrario a lo que se expone en el discurso.
Es que "el relato" ha demostrado que, más allá de su innegable eficacia electoral, tiene una condición a prueba de balas: ser flexible hasta el extremo de elogiar hoy lo que se criticaba ayer.