Tras un semestre con inflación récord, ¿llega la calma o una nueva ola de fuertes aumentos?
Pese a que el alza del IPC nacional dio un respiro en junio, subiendo "sólo" 6% mensual como en enero, la primera mitad de 2023 cerró con una tasa de inflación promedio mensual del 7,1%, récord para un semestre desde los primeros seis meses de 1991, cuando el alza de precios promedió 9,2% mensual.
El principal factor que explica la aceleración de casi 1 punto porcentual (p.p.) de la tasa de inflación respecto al segundo semestre del año pasado (+6,2%) se encuentra en los precios de alimentos, que treparon 7,7% vs. 5,6% promedio mensual en la segunda mitad de 2022. La oferta de éstos se vio reducida por la intensa sequía y, en menor medida, el brote de gripe aviar.
De hecho, la significativa aceleración y posterior desaceleración del alza de precios observada en la primera mitad del año -el IPC trepó 6% en enero, alcanzó el pico de 8,4% en abril para volver a descender al 6% mensual en junio- respondió principalmente al comportamiento del precio de los alimentos, que subieron en promedio 10,1% mensual durante los meses de febrero, marzo y abril impulsados por el rubro Carne y derivados (+13,2% promedio mensual). En cambio, en los últimos dos meses (mayo-junio) el precio de los alimentos trepó 4,7% mensual y el rubro Carne y derivados sólo 1,5% promedio mensual.
Más allá de la amplia variabilidad observada a lo largo de los primeros meses del año, la tasa de inflación promedio mensual del semestre fue pareja tanto a nivel categorías (el IPC Núcleo trepó 7,2%, regulados 6,9% y Estacionales 6,8%) como a nivel de Bienes y Servicios (+7% y +7,2%, respectivamente).
Lo anterior también se replica en los principales costos de la economía: la suba del salario formal (RIPTE) y la tasa de interés de política monetaria promediaron 7% mensual en el primer semestre, el tipo de cambio oficial subió 6,3% promedio mensual y el dólar financiero 6,7%. En materia de precios/costos de energía y combustibles se observó una dinámica dispar en la primera mitad de 2023: en promedio mensual las tarifas de electricidad y gas treparon poco más de 10% promedio mensual mientras que los combustibles para vehículos rozaron 5%.
"La suba del salario formal (RIPTE) y la tasa de interés de política monetaria promediaron 7% mensual en el primer semestre"
La inflación del segundo semestre
Producto de diversos shocks que son difíciles de anticipar, se dificulta proyectar con precisión la tasa mensual de inflación de la segunda mitad del año. No obstante, es posible esbozar una tendencia a partir de la evolución esperada de los principales costos de la economía.
En primer lugar, cabría esperar que el alza de los salarios se mantenga en torno al 7% promedio mensual, al menos hasta que ocurra una nueva (des)aceleración inflacionaria que eleve (modere) la suba nómina de las remuneraciones. Dado que la duración de los acuerdos salariales se viene acortando -la frecuencia de negociación ya es prácticamente trimestral- un shock en la inflación rápidamente se incorpora a los salarios, lo que le da una elevada inercia al proceso inflacionario.
Por el lado de la evolución del tipo de cambio, el futuro es complejo de vislumbrar porque no es sostenible el actual esquema caracterizado por: atraso cambiario (de entre 10 y 25%, según técnicos del FMI); brecha rozando 100%; y, reservas netas del BCRA cada vez más negativas.
Todo indica que el 7% promedio mensual de suba para el tipo de cambio oficial es un piso, ya que es probable que cuando asuma el próximo presidente electo -si es que no sucedió antes-, tenga que modificar el esquema cambiario vigente.
En cuanto al dólar financiero, que tiene una mayor incidencia en la formación de precios en el actual cepo que el vigente durante 2012-2015, es posible que el incremento de la dolarización de activos por parte de los privados durante el proceso electoral genere alguna escalada en su cotización que, producto del decreciente poder de fuego del BCRA, sea contenido parcialmente.
Pese a que la tasa de interés de política monetaria en 8% promedio mensual superó por 2 p.p. la tasa observada de la inflación en junio, el Central mantendría en estos niveles su tasa porque la moderación del alza de precios luce transitoria -los principales costos de la economía tienen un piso del 7% mensual para la segunda mitad del año- y necesita mantenerla en terreno positivo en términos reales para compensar -junto con la venta de futuros- su escaso poder de fuego. Nótese que las reservas liquidas en dólares del BCRA perforaron los u$s7.000 millones, mientras que en su pasivo la autoridad monetaria tiene encajes de depósitos en dólares (privados+públicos) por más de u$s10.000 milllones.
Precios de combustibles y tarifas, claves para lo que viene
En cuanto a los precios de los combustibles y las tarifas de servicios públicos es posible que por un par de meses funcionen como semi anclas nominales, trepando a un menor ritmo que el resto de los precios a costa de su atraso relativo. Cabe destacar igualmente, que la merma del precio internacional del petróleo respecto del año pasado y el fuerte ajuste de las tarifas de electricidad y gas en la primera mitad del año junto con la reducción del costo energético en dólares gracias a que el gasoducto Néstor Kirchner permite un mayor uso de gas de Vaca muerta que es más económico que el importado desde Bolivia y mucho más respecto al GNL.
Por último, pero no por ello menos relevante, tras una recomposición del 50% del precio de la hacienda vacuna a principios del año, los precios mayoristas se han mantenido planchados producto de una elevada faena -incluso de vacas cuyos vientres son claves para aumentar la oferta en el mediano plazo- debida a la falta de pasturas por la sequía y de una menor demanda de China. Sin embargo, especialistas del sector anticipan que habría una importante retención de ganado hacia la primavera (mayor agua/mejores pasturas) que generaría una nueva recomposición del precios de la carne vacuna que arrastraría el precio del pollo y de la carne de cerdo.
En conclusión, es posible que durante el tercer trimestre la inflación ronde el 7% promedio mensual -con altibajos en función de la estacionalidad-, pero todo indica que en el último cuarto del año podría ocurrir una nueva aceleración producto de una menor oferta de hacienda y subas de precios anticipando lo que hará el próximo presidente electo, que probablemente incluya un nuevo esquema cambiario. Ergo, todo indica que la inflación en la segunda mitad del año sería mayor o igual al 7,1% registrado en el primer semestre.