El Gobierno, ante la urgencia de construir un "puente de dólares" para llegar al fin del mandato
Hagamos un salto al futuro y pensemos que, pese a los múltiples y crecientes desafíos pendientes, el próximo presidente electo va a contar en su primer año de gestión con un ingreso neto de divisas de más de u$s25.000 millones respecto de 2023, producto de mayores exportaciones agrícolas, un saldo energético que pasaría del déficit al superávit y un boom de la minería traccionado por el litio. Veamos.
Tras tres años de sequía, la llegada del fenómeno climatológico de "El Niño" implica lluvias arriba del promedio histórico, lo que permitiría que la producción agrícola vuelva a la normalidad (podría incluso darse una supercosecha por la presencia de mayores nutrientes en el suelo). Esto significa que gracias a la cosecha fina (trigo y cebada) a fines de 2023 y la gruesa (soja y maíz) a mediados del año que viene, Argentina podría recuperar más de u$s20.000 millones de liquidaciones netas -de importaciones temporarias del poroto de soja- de agro-divisasperdidas.
Más aún, gracias al gasoducto Néstor Kirchner y la rehabilitación del oleoducto trasandino que permiten desagotar una mayor producción de hidrocarburos de Vaca muerta, el leve déficit energético previsto para este año (u$s1.000 millones) se convertiría en un superávit no despreciable en 2024 (u$s3.000 millones).
Por último, las exportaciones mineras apuntaladas por el litio podrían aportar u$s1.000 millones adicionales. Si se cierra la brecha, la mejora del ingreso de divisas sería aún mayor por el lado de las exportaciones de Servicios, liderados por los basados en el conocimiento.
La probabilidad de que se concrete la mejora de más de u$s25.000 millones de las exportaciones netas en 2024 es significativa, por lo que,a pesarque la herencia económica será extremadamente compleja, el próximo presidente electo contaría a principios de su mandato con un flujo de divisas significativo que le daría suficientes dólares para crecer y acumular reservas sin la necesidad de reabrir inmediatamente el mercado de capitales para refinanciar deuda pública en moneda dura.
Un 2023 con escasez de dólares y con "efecto Milei"
El problema es cómo transitar los arduos meses que quedan hasta el 10 de diciembre en un contexto de creciente escasez de divisas, de confianza en el gobierno y de cooperación entre la dirigencia. Las internas a cielo abierto entre las principales coaliciones (Frente de Todos y Juntos por el Cambio), y el crecimiento en intención de voto del candidato que propone una medida extrema como la dolarización, no hacen más que elevar la temperatura de la olla a presión cambiaria-financiera-inflacionaria existente.
Hasta mediados de abril, la preocupación principal pasaba por anticipar quienes ganarían las internas dentro de las dos grandes coaliciones y luego quienes tendrían más chance de ganar las presidenciales entre estas dos fuerzas. De hecho, había un escenario electoral que garantizaba mayor estabilidad hasta el 10 de diciembre: el triunfo de las palomas de ambas coaliciones frente a los halcones, que luego definirían entre ellos las presidenciales. Pero hoy no queda claro quienes ganarían las internas en cada coalición y la probabilidad de que Milei entre al ballotage no es despreciable.
Para peor, las últimas dos semanas del mes estuvieron dominadas por la corrida cambiaria que se produjo por una combinación de diversos factores. Entre ellos destacan: dato de inflación de marzo demasiado cerca del 8%; rumores cambiarios y pujas en el seno del Gobierno; escasas liquidaciones bajo el dólar agro - tipo de cambio a 300 AR$/US$ para las ventas externas del complejo sojero y para productos de economías regionales; y la falta de reacción inicial de las autoridades que recién en los últimos días hábiles de abril implementaron medidas que lograron contener las cotizaciones del dólar.
Los complejos escenarios que plantean las elecciones
La tregua cambiaria alcanzada es frágil y el desenlace está abierto -las autoridades económicas están viajando a Washington a renegociar el acuerdo con el FMI- pero el sentido de supervivencia del Gobierno ayudó a recuperar cierto control de la situación en el corto plazo.
No queda claro si el Ejecutivo logrará llegar a las PASO conteniendo las presiones cambiarias existentes,pero incluso si lo hace, mantener la estabilidad hasta el final del mandato dependerá en buena medida del resultado de las elecciones. Si gana un candidato que plantea unificar el tipo de cambio el día uno, es posible que se dé una brusca aceleración inflacionaria antes del 10 de diciembre, previendo la convergencia del tipo de cambio oficial al financiero. Asimismo, si el próximo presidente electo no regenera expectativas/confianza de los agentes, difícilmente pueda evitar un incremento de la brecha que fuerce una devaluación inicial. Por último, pero no por ello menos importante, si gana quien propone la dolarización, como no hay reservas netas para implementar la conversión a un tipo de cambio razonable -léase por debajo de Mil(ei)-, el riesgo de una dolarización desordenada por parte de privados que conlleve a una hiperinflación no sería despreciable.
Ergo, el mayor desafío que enfrenta el país en los próximos meses es cómo atravesar lacreciente escasez de divisas minimizando costos socioeconómicosparapoder aprovechar el oasis de divisas que tendremos -al menos transitoriamente- en 2024. Lamentablemente, construir puentes en medio de un proceso de elecciones Ejecutivas exige un nivel de diálogo y responsabilidad de los dirigentes (y los dirigidos) que hoy brilla por su ausencia.
¿El deterioro de la situación -léase riesgo de crisis/estallido- podría modificar el comportamiento de los principales actores? La esperanza es lo último que se pierde.
*Lorenzo Sigaut Gravina, Director de Análisis Macroeconómico de Equilibra