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La sequía empeora la previsión de déficit primario: qué implica para la economía y qué puede hacer el Gobierno

La sequía dará un golpe muy fuerte a la recaudación por derechos de exportación y por otras vías. Qué caminos le quedan a Massa
15/03/2023 - 20:30hs
La sequía empeora la previsión de déficit primario: qué implica para la economía y qué puede hacer el Gobierno

La intensa sequía con temperaturas extremas -pasamos de ola de calor a heladas y nueva ola de calor en pocas semanas - profundiza las pérdidas productivas del sector agropecuario, que ahora se ven agravadas por una gripe aviar que ya produjo casos de contagios en granjas productoras de pollo y huevos.

Como mencioné a comienzos de año, el impacto negativo del sector agropecuario jaquea la estrategia económica oficial al impactar en diversos frentes. Entre los principales, destacan:

  • Menor nivel de actividad. El impacto sobre el sector agropecuario y las actividades conexas tiene un piso de 1,5 puntos porcentuales del PIB.
  • Quebrantos y menor demanda por parte de los productores.
  • Presiones alcistas sobre el precio de alimentos frescos, variable clave a la hora de coordinar a la baja los aumentos de salarios y precios
  • Cuantiosas pérdidas de agro-divisas.
  • Fuerte caída de retenciones.

Impacto fiscal de la sequía

En estos párrafos centraré el análisis en el impacto sobre el frente fiscal y la estrategia de financiamiento en pesos del sector público nacional no financiero (SPNF). El golpe de la sequía sobre los derechos de exportación -que no se coparticipan- es muy significativo.

Generalmente, se pueden calcular las retenciones en dólares proyectando las exportaciones de la agroindustria por complejo (sojero-maicero, triguero, etc.), aplicando las alícuotas correspondientes. Sin embargo, el "dólar soja 2" a fines del año pasado adelantó liquidaciones de dicho complejo que iban a realizarse a comienzos de 2023 por cerca de u$s1.700 millones, abultando/achicando la base imponible de retenciones del 2022/2023.

En cifras, el año pasado las exportaciones del complejo sojero rondaron u$s22.200 millones y la liquidación de divisas trepó a u$s23.900 millones, mientras que para 2023 prevemos u$s16.700 millones de exportaciones del complejo sojero (-25% anual) y que la liquidación de divisas sea menor o igual a las exportaciones. Si a fines de este año no se consiguen anticipos de exportación, éstas bajarían a u$s15.000 millones (-37% anual), pero si se a fin de año se compensa la liquidación anticipada en diciembre 2022, la caída sería del 30% anual.

El impacto de la sequía pone al Gobierno en apuros.
La sequía tiene un impacto múltiple y pone al Gobierno en apuros.

Suponiendo que las autoridades reeditan -en una o más oportunidades- el incentivo cambiario del dólar soja pagando un tipo de cambio casi 40% más alto que el oficial y se liquida mediante este incentivo la misma proporción que en 2022 (casi la mitad), los ingresos por derechos de exportación del complejo sojero caerían entre u$s2.700 y u$s3.300 millones frente al año pasado. Asimismo, como la sequía también contrajo el resto de las exportaciones de la agroindustria, se espera que se pierdan otros u$s800 millones de retenciones (-29% anual). Por ende, las retenciones de la agroindustria caerían entre u$s3.500 y u$s4.100 millones (entre 0,5% y 0,6% del PBI).

El impacto múltiple de la sequía en la economía argentina

La sequía también impacta -aunque en menor cuantía - en el resto de la recaudación por diversas vías. Entre ellas destacan:

  • Caída productiva del sector e impacto sobre actividades conexas.
  • Exenciones impositivas para aliviar a los productores; ajuste de las ventas externas para compensar la fuerte pérdida de ingreso de agro-divisas.
  • Recesión por escasez de insumos importados.
  • Además, este año no se podrán contabilizar rentas de la propiedad (por 0,3% del PBI en 2022).

A priori, en términos de gasto público, la sequía -por problemas de oferta de alimentos frescos y escasez de divisas para importación- acelera la inflación, lo cual podría darle al Gobierno nacional la oportunidad de licuar erogaciones si no las ajusta al ritmo del alza de precios. Sin embargo, licuar gasto en un año electoral en un contexto de deterioro de la actividad y mayor inflación no luce la mejor estrategia de cara a las presidenciales. 

Es cierto que el Ejecutivo va a reducir los subsidios energéticos por la segmentación y el menor costo de provisión del gas en invierno (casi u$s2.000 millones de ahorro por el funcionamiento del gasoducto Néstor Kirchner y menores precios internacionales), pero será muy difícil que pueda achicar el rojo primario en 2023.

Pese a los condicionamientodel FMI,  podría haber una mayor emisión de pesos.
Pese a los condicionamientodel FMI, podría haber una mayor emisión de pesos.

El Gobierno y la necesidad de más pesos: cómo puede enfrentarla

Si efectivamente el déficit no se reduce, las necesidades de financiamiento sobre el mercado local van a ser elevadas -similares a las de 2022- en un contexto en que el apetito del sector privado por la deuda en pesos más allá de las elecciones presidenciales es acotado.

El reciente canje por más de $4 billones de deuda que vencía entre marzo y junio por bonos ajustables por inflación y duales a pagar en 2024 y 2025 fue un paso adelante. Pero falta aún mucho camino por recorrer, pues en los meses de mayor incertidumbre –previos a las elecciones- la Secretaría de Finanzas no sólo tendrá que renovar vencimientos de la deuda en pesos, sino conseguir fondos frescos para cubrir el rojo fiscal.

La alternativa de que el BCRA financie al Tesoro siempre va a estar disponible, pues el FMI le puso al Central un tope a la asistencia vía adelantos transitorios, pero no a la compra de bonos en el mercado secundario. Con que un banco o entidad pública compre bonos del Tesoro y luego se los venda al BCRA, éste finalmente estará emitiendo para financiar al fisco. El problema es que muchos pesos en un contexto de creciente escasez de divisas -por pérdida de más de u$s15.000 millones de agro-divisas y un exiguo stock de reservas netas- implica crecientes presiones cambiarias en un año signado por mayor incertidumbre por las elecciones presidenciales.

En síntesis, la extrema sequía no sólo redujo considerablemente el influjo de agro-divisas, sino que resiente los ingresos del SPNF, imposibilitando la reducción del déficit primario (salvo que se ajuste el gasto en un año de elecciones presidenciales, cuando suele suceder exactamente lo contrario. 

Sin reducción del bache fiscal, es probable que la presión sobre el financiamiento en el mercado local crezca. El BCRA podría emitir para sostener el déficit y/o la deuda en pesos, pero a costa de un mayor desequilibrio: cada vez más pesos y menos dólares en la economía. Frenar el círculo vicioso que activó este shock climatológico en pos de preservar la estabilidad luce un desafío mayúsculo.

Por Lorenzo Sigaut Gravina, Director de Análisis Macroeconómico de Equilibra

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