Cómo iniciar una revolución exportadora desde Argentina y generar más dólares
En las últimas décadas, la Argentina ha oscilado pendularmente entre dos modelos de desarrollo, situación que se dio con gobiernos de distintos colores partidarios y en contextos internacionales bien diferentes, pero siempre, con resultados que han sido desalentadores:
Modelo 1: En ciertos períodos, nuestro país decidió insertarse en el mundo aceptando los precios de productos que rigen en él, abriendo sus mercados financieros y alentando el libre movimiento de capitales y la integración a los mercados internacionales. En aquellas oportunidades, el crecimiento se asoció a una expansión de los sectores en los que la Argentina cuenta con ventajas comparadas, tales como la agricultura.
Este tipo de modelo fracasó sucesivamente en medio de recesiones, junto a niveles de desempleo y pobreza cada vez más profundos.
Modelo 2: En otras etapas, optó por divorciar los precios de productos domésticos de los internacionales, sobrevaluar el peso de manera artificial, junto con retenciones a las exportaciones, en tanto que el sistema financiero se aisló de los mercados globales.
En esos períodos se favoreció la expansión de las actividades mercado-internistas por sobre el agro y los servicios globales. Este tipo de enfoque "hizo agua" en medio de una creciente inflación.
Dos modelos, ninguno sirvió
En las dos clases de modelos, los problemas estructurales se acentuaron con políticas fiscales permisivas e irresponsables.
En el caso del modelo de inserción al mundo, el país se financió emitiendo deuda, con niveles crecientes de tasas de interés que agudizaron las recesiones. Mientras que, en el otro modelo, la financiación se hizo con emisión monetaria que obligó a incrementar de manera sostenida el tipo de cambio nominal, generando saltos inflacionarios.
En cualquier caso, los desbalances de cuenta corriente tuvieron un lugar preponderante en ambos modelos. Por tanto, ambos sintetizan dificultades estructurales complejas que solo pueden ir enfrentándose de manera sistemática y realista a través de políticas públicas y acuerdos empresariales y sindicales consistentes.
"En el caso del modelo de inserción al mundo, el país se financió emitiendo deuda, con niveles crecientes de tasas de interés que agudizaron las recesiones"
Es hora de hablar de soluciones a través del impulso de las principales variables de la economía: deben expandirse el consumo, las exportaciones y la inversión, todo en conjunto y en forma sincrónica.
A fin de lograr estos objetivos múltiples, será necesario trabajar en herramientas no convencionales:
- Una modernización tributaria que simplifique y reduzca la presión impositiva sobre las familias y las empresas, una reingeniería y
- La desburocratización del sector público con la incorporación de inteligencia artificial para cambiar los procesos de gestión,
- Junto a una revolución exportadora que proyecte nuestra producción hacia el mundo.
Las claves del crecimiento
En particular, debe generarse una verdadera cultura de proyección hacia otros países que nos permita generar dólares genuinos. Será necesario encarar una política muy práctica, país por país, producto por producto, mercado por mercado.
Asimismo, este programa debe trabajar en acciones y políticas para atraer inversiones generando incentivos fiscales y crediticios que permitan iniciar un proceso de innovación liderado por la investigación y el desarrollo de nuevos productos.
La economía argentina puede volver a crecer de manera sustentable y consistente a tasas estables, sin sobresaltos. Lograr un incremento sostenido de nuestra producción por encima del 3% anual permitiría aumentar el ingreso por habitante en alrededor del 2% al año.
"En las dos clases de modelos, los problemas estructurales se acentuaron con políticas fiscales permisivas e irresponsables"
Como consecuencia de ello, la meta de crecimiento sostenido para la economía que incorpora el presente programa se encuentra en estos niveles. En base a esa meta, y en función de un modelo de tres brechas (ahorro/inversión, externa y fiscal), proyectamos que para alcanzar un sendero de crecimiento sostenido se requiere que la inversión crezca cuatro puntos porcentuales por encima del promedio observado en lo que va de esta década, las exportaciones en 17% de la producción y la inversión pública dos puntos porcentuales más que el promedio de 2011-2018. Lograr este desempeño requiere contar con un esquema productivo acorde.
Se trata de generar un sistema en el que los sectores agrícolas, industriales, energéticos y de servicios sean cada vez más complejos, creativos, y operen manera competitiva e integrada al mundo.
El modelo exportador propuesto
En materia de inserción internacional, nos caracterizamos por bajos niveles de importaciones y exportaciones comparados con la producción total, ubicándonos entre las economías más cerradas del mundo. Si bien a lo largo de las últimas décadas el negocio exportador comenzó a presentarse como una actividad estratégica de un creciente número de empresas, la performance observada por las ventas de nuestro país al mundo registra escaso dinamismo, aun en comparación con otras economías de América Latina.
Desde el punto de vista de la política exportadora, es necesario ejecutar tres medidas prioritarias:
- La revisión del arancel externo (ajustando la protección que efectivamente recae sobre un producto para desarrollar más y mejores bienes)
- El mejoramiento de los instrumentos financieros para el sector (mediante una Agencia de Seguro de Crédito a la Exportación, orientada a las necesidades de las empresas exportadoras de bienes y servicios)
- La rebaja de costos y la simplificación normativa para reducir costos operativos.
En forma complementaria a estas medidas, se propone, entre otras acciones, la focalización de las negociaciones internacionales y las acciones de promoción comercial: con América Latina (para abrir mercados en manufacturas y alimentos); con Asia y África para alimentos (enfatizando normas técnicas y sanitarias, registros, estándares); la creación de un fondo para el desarrollo de mercados y difusión de marcas y diseño; el impulso al desarrollo de cadenas de valor exportadoras en base a recursos naturales, servicios basados en el conocimiento y productos industriales.
*Extracto del libro "Argentina Primero", de Martín Redrado