Consumo de carne: por qué caen las exportaciones a China y baja el consumo interno
En este 2020 China es noticia a nivel mundial por ser el epicentro desde donde se diseminó la epidemia que ahora tiene en vilo a cientos de países. Pero en el ámbito de los negocios, los problemas que está atravesando el gigante asiático adquieren una relevancia especial para la Argentina, porque esta crisis explica por qué caen las exportaciones de carne.
Pero, antes de analizar por qué bajan los despachos de carne vacuna hacia China primero es relevante comprender el peso que esa nación tiene para las empresas locales y cómo se ha convertido, además, en una fuente de dólares clave para la economía a lo largo de 2019, algo que ahora está en serio riesgo por el brote de coronavirus.
En 2019 el volumen exportado de carne vacuna total alcanzó un máximo histórico de 567,5 mil toneladas peso producto (sin hueso).
Según datos consignados por la Cámara de la Industria de la Carne (CICCRA), esto implicó un alza de casi 59 por ciento frente al volumen registrado en 2018.
En términos de res con hueso, entonces los envíos totalizaron casi 845.000 toneladas, con un alza del 50 por ciento. Además, representó un nivel 9 puntos superior al récord previo, que había tenido lugar en 1969.
En paralelo, el total facturado por ventas al exterior de carne vacuna fue equivalente a 3.104 millones de dólares en 2019. Esto implicó un alza nada menos que del 58 por ciento en relación con los valores del año previo.
¿Y qué papel jugó China en este boom que experimentó el bife argentino? El gigante asiático se consolidó como el principal cliente para los frigoríficos nacionales.
China tiene un poder gravitante sobre el negocio de la carne en la Argentina: según CICCRA, su participación sobre el volumen total exportado alcanzó el 75% en 2019.
No solo eso: el crecimiento de los embarques al gigante asiático, de más del 100%, explicaron toda la suba que experimentaron los despachos de la industria en general durante el año pasado.
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Por qué hubo un boom de exportaciones de carne
La razón por la cual China se convirtió en el mayor demandante de carne vacuna está en el brote de peste porcina africana, que aniquiló buena parte de sus existencias de cerdos en ese país, lo que obligó a incrementar las importaciones de todo tipo de proteínas animales.
Según datos de Rabobank, se estima que el gigante asiático sufrió una reducción de producción del 35% para el 2019, representando una merma de 15 millones de toneladas de carne de cerdo.
Como consecuencia de la crisis alimentaria, el gobierno de China debió sacrificar millones de cerdos, lo que se tradujo en pérdidas por más de u$s140.000 millones.
En ese contexto, y como consecuencia de una población que en los últimos años incrementó la ingesta de proteína animal, el gobierno chino debió habilitar frigoríficos alrededor del mundo para importar no solo carne de cerdo, también cortes vacunos.
Y esto fue lo que impulsó al "bife argentino". Según CREA, el país se posicionó como el de mayor crecimiento relativo a nivel mundial, logrando ser el principal abastecedor de carne vacuna a China.
Y esto tuvo impacto, lógicamente, en los precios internacionales, que en 2019 llegaron a subir más del 30%.
Así, la demanda desbocada y los precios de exportación que hace años parecían impagables generaron un boom sin precedentes: "Se produjo un gran desfasaje. Como China compraba casi todo, esto provocó que haya incentivo para mandar todo a frigorífico, porque además estas empresas exportadoras, al estar tan necesitadas de mercadería, le pagaban a los productores a plazos cortísimos, unos 7 a 10 días. En cambio, un productor que quería comprarle a otro una vaca para reproducción le abonaba a 60 días", planteaba Guillermo Villagra, director de la consultora OpenAgro.
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¿Por qué ahora caen las exportaciones a China?
Tras el boom sin precedentes, que convirtió al gigante asiático en el principal cliente de los frigoríficos nacionales, sobrevino el desplome. Y esto obedeció a dos factores: en primer lugar, al brote de coronavirus, que está impactando en esa economía y en todo el comercio internacional.
De acuerdo con las cifras del INDEC, el volumen total de carne vacuna exportado arrojó unas 61.522 toneladas equivalentes de res con, las cuales, comparadas con el mes previo, implicaron una merma de más de 28.000 toneladas (-31% mensual).
Según consignaron desde CICCRA, la cuarentena a la que se vieron sometidos los habitantes de varias ciudades chinas dificultó la logística de la distribución interna y el desembarco de los contenedores que continuaron llegando a China.
A esto se sumó que hubo una renegociación de contratos por parte de los importadores, que hizo mucho menos atractivo el negocio para los frigoríficos argentinos.
Según Mario Ravettino, titular del Consorcio de Exportadores de Carnes Argentinas ABC, a fines del 2019 el Gobierno chino limitó el crédito disponible para las importaciones de carne argentina y habilitó otros canales de ingreso del producto con el objetivo de reducir precios de contratos que comenzó a considerar muy altos, lo que derivó en la cancelación de pedidos.
"Esta situación con los clientes determina que tengamos que renegociar, volver a pactar precios, volver a establecer cuándo esa mercadería va a llegar a China", señaló, añadiendo que operaciones antes realizadas en hasta 7.000 dólares por tonelada estaban concretándose en hasta 4.300 dólares.
"La notable desaceleración del ritmo de expansión interanual, así como la magnitud de la caída con respecto a lo observado en el final de 2019, se explicaron por la desaceleración de los embarques a China, aún antes de que el coronavirus afectara el normal funcionamiento de las transacciones económicas mundiales", ratifican desde CICCRA.
Consumo de carne: por qué baja
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Según estadísticas de Farías Consultores, el consumo interno de carnes rojas -que incluye carne vacuna, porcina y aviar- se ubicó el año pasado en torno a los 109 kilogramos por habitante, representando una caída del 5% frente a los 115 kilogramos de 2018.
Y en lo que respecta específicamente al consumo de carne vacuna, el bajón fue importante: la demanda interna cayó a los niveles más bajos de los últimos 10 años.
En 2019, el consumo interno fue de 51,2 kilos por habitante, registrando una caída de casi 10%, con el agravante de que durante el transcurso del primer trimestre del año pasado, este indicador llegó a tocar nivel más bajo de los últimos 50 años, con 49,6 kilos per cápita.
Según datos de CICCRA, el consumo actual de carne (con datos a febrero) está en el orden de los 50,7 kilos. Un nivel muy bajo en términos históricos.
Estas cifras, según los expertos son consecuencia de diversos factores. Uno de ellos es puramente económico: está vinculado con la pérdida del poder adquisitivo en general que experimentaron los asalariados en la Argentina.
Tal como informara iProfesional, el índice de salarios total subió durante 2019 un 40,9%, con lo cual las remuneraciones de los trabajadores registrados y no registrados crecieron el año pasado casi trece puntos menos respecto de la inflación, que en 2019 acumuló 53,8%, de acuerdo al Índice de Precios al Consumidor (IPC) del Indec.
¿Qué sucedió con los valores de la carne? En 2019, el precio promedio de los cortes vacunos experimentó un aumento de 63,4%, casi 10 puntos por encima de la inflación. Esto, como consecuencia de la fuerte devaluación –variable que siempre pega en los precios de la industria- y a la "voracidad" de China, que pagó precios muy elevados, en términos históricos, al tiempo que llegó a adquirir animales de baja calidad para los estándares locales, también pagándolos a muy buen precio.
Desde Ecolatina explicaron que la fuerte caída del consumo de carne vacuna "responde a que incidió fuertemente sobre las decisiones de consumo, la caída del poder adquisitivo" y consignaron además que "la contracción del salario real hizo que las familias busquen sustituir las proteínas de los cortes vacunos por aquellas de menor valor, como las del pollo, haciendo que la demanda de este último se incremente a pesar del aumento relativo de su precio".
Esto no es nuevo: hace 20 o 30 años, el argentino consumía por año cerca de 90 kilos de carne vacuna, ocho kilos de pollo y tres o cuatro kilos de cerdo.
Actualmente, la proporción se reparte de manera muy distinta: poco más de 50 kilos de carne vacuna, 46 kilos de pollo y 17 kilos de cerdo, lo que arroja un total de más carne que hace tres décadas atrás, pero con un menor peso en el mix total de los cortes vacunos.
Es decir que, más allá de la contracción que experimentaron las exportaciones al gigante asiático, la realidad es que la caída del poder adquisitivo y la competencia de otros cortes no está permitiendo una recuperación de la demanda de la carne vacuna, al menos no en los niveles de 2014, cuando se llegaron a consumir 61 kilos per cápita.
Y si bien por ahora no se ve la incidencia en las estadísticas, los expertos advierten que hay que seguir más de cerca los cambios culturales en la alimentación y la mayor influencia de las dietas veganas.