Las empresas extreman cuidado del stock ante la incertidumbre por el "dólar post PASO"
Ni planes de educación, ni programas de salud o políticas de desarrollo a largo plazo. Tampoco se habla de otros temas sensibles, como la reforma laboral o cambios en la política tributaria.
En estas elecciones, las plataformas de cada uno de los candidatos quedaron en un muy segundo plano frente a un tópico que hoy monopoliza toda la campaña: el precio del dólar.
Luego de que Alberto Fernández instalara la polémica por el supuesto atraso cambiario, y de que insinuara que –en caso de llegar a la Presidencia- apuntará a tener un billete verde más alto para fomentar inversiones y potenciar exportaciones, el nerviosismo se apoderó de la City porteña, cortando la paz cambiaria que el Gobierno quería asegurarse a lo largo del proceso electoral.
Con el precandidato del Frente de Todos disparando contra Macri por mantener el tipo de cambio artificialmente quieto y ministros como Dante Sica, que salieron a asegurar que el valor de la divisa garantiza competitividad a la economía y que no está afectando a ningún sector productivo, el dólar es hoy el factor que desvela a la clase política, a buena parte del electorado y, muy especialmente, al rubro empresario.
Es que el escenario cambiario que plantea una y otra fuerza política resulta diametralmente opuesto, generando que en el lapso que se abre hasta los comicios de octubre se potencie la incertidumbre.
Un informe de Balanz Capital distribuido entre sus clientes reflejó, en buena medida, el nivel de polarización que existe en torno al dólar: de acuerdo con la sociedad de Bolsa, si la fórmula Macri-Pichetto es la que se impone, entonces se prevé que la moneda se mantendrá relativamente estable.
En cambio, si la dupla de "los Fernández" es la que resulta triunfante, estiman que el billete verde podría dispararse hasta los $70, es decir, cerca de un 50% por encima del nivel actual.
Sin embargo, nada garantiza que las cosas no se aceleren: previamente están las PASO, un test clave y que puede ser definitorio para Juntos por el Cambio, dado que si Frente de Todos obtiene con una brecha difícil de descontar en octubre, en el mercado consideran que se incrementará la volatilidad.
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Y así como el factor dólar se convirtió en una variable que divide las aguas a nivel político, también es un elemento que está pesando, y mucho, en el sector corporativo. Y no se trata ya de una cuestión de mediano plazo: el problema para las empresas, principalmente para las industrias, es saber con qué precio de la divisa manejarse hoy para evitar un desfasaje que podría ser inminente.
Y esta incertidumbre es la que está afectando principalmente a las Pymes, que tienen las mayores trabas para financiarse y que difícilmente puedan acceder a algún tipo de seguro de cambio.
"Corremos el riesgo de sufrir un bache financiero como nos pasó cada vez que hubo una devaluación repentina", afirma uno de los referentes de la industria de la línea blanca en la Argentina.
El directivo, que tiene una fábrica con más de 150 empleados, asegura que el riesgo está en el lapso que va desde que se importan insumos para la fabricación hasta que finalmente se cobran las facturas de venta.
"Casi todos los materiales, como pintura, químicos y plásticos, los pagamos prácticamente de contado, contra culata de camión. Y, en algunos casos, como los motores, que vienen de afuera, los tenemos que cancelar un par de semanas antes, contra documentación de embarque", explica el empresario que produce heladeras y freezers.
El problema, señala, "es que a nosotros, las cadenas de electrodomésticos nos dan cheques a cobrar a 30, 60, 90 días y, en algunos casos, plazos más largos. ¿Qué hacemos si nos agarra un salto del dólar? Lo que cobremos puede ser plata devaluada".
Los fabricantes de heladeras, lavarropas y artículos del hogar aseguran que el 18% del costo de un producto, en promedio, está explicado por la mano de obra, mientras que los insumos pesan un 75%. De ese total, el 90% tiene precio dolarizado.
La incertidumbre también está afectando al negocio de la electrónica de consumo, un rubro donde la exposición al billete verde también es elevada. Y esto se está observando puntualmente en el caso de las notebooks, donde se ha venido reduciendo el ritmo de importación y de distribución en el mercado interno.
"La categoría en general de computadoras portátiles está a la espera de cómo va a seguir el entorno económico. Los jugadores del mercado ofrecen un surtido de modelos más económicos, con procesadores Celeron, por ejemplo, y no se arriesgan a vender productos más premium por lo cambiante que está el dólar", explican.
Según datos de la consultora Market Research & Technology, en base a información aduanera, entre enero y junio ingresaron al país apenas 623.000 equipos, lo que implica un derrumbe del 53% frente a igual lapso del año pasado.
Desde Newsan, una de las compañías líderes en la producción de televisores y electrónica de consumo en general, también dan cuenta de cómo la incertidumbre impacta en la toma de decisiones.
"El proceso preelectoral afecta de manera directa a nuestros negocios; por ejemplo, los consumidores demoran sus decisiones de compra o inversiones, con la consecuente baja del consumo. Por otro lado, se posponen los debates legislativos que deben tratar las reformas tributarias, laborales y estructurales que son necesarios para viabilidad de muchos negocios", apunta Luis Galli, CEO y presidente de la compañía.
"El problema reside en que una vez más los escenarios y el contexto se plantean de manera muy diferentes dependiendo de quién gane las elecciones. La falta de previsibilidad y cambio permanente de reglas de juego es lo que no nos permite salir del proceso de estancamiento. Tampoco genera un entorno favorable para nueva inversiones, que es lo que nos está haciendo falta", agrega.
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En el sector hay coincidencia tanto entre las grandes, es decir, las terminales; como entre las Pymes, que son las autopartistas que proveen componentes: el mercado interno no está preparado para enfrentar otra fuerte devaluación. En doce meses, hasta junio, los 0Km habían acumulado un salto de precios del 80% en promedio, como consecuencia del avance del billete verde. Y esto provocó un desplome de los patentamientos que obligó al Gobierno y a las automotrices a instrumentar un plan de bonificaciones.
"Desde el punto de vista comercial, el tema del tipo de cambio es determinante. Un dólar a 70 pesos cambia radicalmente el escenario", asegura el directivo de una marca de origen europea.
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Si bien un billete verde más alto está asociado en los "manuales" con una mayor competitividad cambiaria y con más exportaciones, hoy el objetivo de las compañías es recuperarse del desplome que sufrió el mercado interno. De casi arañar el millón de unidades vendidas hace unos años, las compañías ahora rezan para no caer por debajo de los 500.000 vehículos.
Desde la principal cámara autopartista coinciden: un avance del billete verde del 50% implicaría un nuevo mazazo para la demanda. Y, en el caso puntual de los proveedores, implicaría un nuevo desfasaje financiero.
"Nosotros trabajamos con contratos que no se pueden modificar automáticamente. Que las terminales acepten revisarlos es una tarea que puede llevar meses", se queja un directivo.
"Cuando se da una devaluación siempre hay problemas financieros para las Pymes: compran insumos que están dolarizados y luego le vende a las automotrices al precio fijado. Y no pueden dejar de proveer, porque se estaría rompiendo el contrato", agrega.
¿Hay chances entonces de cubrirse comprando materia prima y componentes de antemano y así amortiguar el impacto de un salto de la divisa? "Difícil. No hay datos en la cámara de que haya Pymes que estén haciéndolo. El crédito es carísimo e inmovilizar capital de trabajo no es algo viable hoy por hoy", apunta.
La imposibilidad de "ahorrar" en stock es común a otras ramas de actividad. Desde la Cámara de la Industria del Calzado (CIC) señalan a iProfesional que "tener mucho inventario es anticompetitivo", porque implica tener frenado "cash" que, en este rubro en crisis, se necesita para pagar sueldos y cubrir las facturas de proveedores.
"Se trabaja con lo justo y necesario", indican desde la entidad, desde donde agregan que una devaluación hoy sería más un problema que una solución.
"Si sube el dólar entonces aumenta el precio del cuero y de otras materias primas, como el caucho, que viene de Brasil y está atado a esa moneda", apunta el directivo, planteando un escenario muy similar al que se da en buena parte del entramado industrial.
Así, a medida que la Argentina va entrando en modo elecciones y se intensifica el debate entre las dos principales fuerzas políticas por el precio de la divisa, las empresas del sector productivo ingresan en una encerrona: por un lado, necesitan comprar insumos, fabricar y vender más que nunca para hacer frente a la recesión que les viene comiendo el negocio; pero nadie les da certezas que, en el medio del camino, una variable llamada "dólar" les genere un sacudón en sus finanzas.