Vuelve el "fantasma del silobolsa" justo cuando el Gobierno juega su suerte a los dólares de la soja
Cambian los gobiernos, pero la historia, con algunas variaciones, parece repetirse: en la previa electoral, el poder de fuego del Banco Central y el nivel de reservas vuelve a estar en el centro del debate. Además, la fiebre dolarizadora por parte de ahorristas vuelve a ser tema de agenda y el rol que pueda tener el campo, aportando las divisas necesarias, pasa a convertirse en un asunto de Estado.
A diferencia de otros períodos, en la actual carrera hacia los comicios presidenciales, hay un elemento extra, que no se veía en las últimas previas: el Fondo Monetario Internacional.
Primero, por las divisas que aportó –y aportará- en el marco del crédito stand-by. En segundo lugar, con la luz verde que dio para que el Gobierno pueda vender de aquí a fin de año unos u$s9.600 millones, en caso de que sea necesario intervenir en el mercado.
Pero no hay garantías de nada: sabiendo que elecciones y devaluación son conceptos antagónicos, el macrismo necesita más que nunca del campo.
Lo positivo es que la megacosecha está asegurada: según la consultora Agritrend, habrá 96 millones de toneladas de granos disponibles para exportación, por un valor de u$s27.600 millones.
Las perspectivas oficiales marcan un escenario un poco menos optimista pero también muy positivo: prevén que la producción, a los precios actuales, vale unos u$s25.000 millones.
Sin embargo, la pregunta hoy no pasa por si la campaña será récord o no. Si no que lo que más preocupa al Gobierno es si efectivamente el grueso de la liquidación de divisas se concretará en la estratégica ventana que se abre desde abril hasta agosto.
La clave está en que el 12 de julio arranca oficialmente la campaña electoral y el 11 de agosto tendrán lugar las PASO. Por eso es que contar con dólares genuinos, del sector privado, en grandes volúmenes, serán decisivos para evitar que se recaliente el billete verde.
Para Federico Furiase, de la consultora EcoGo, a partir de un mercado que bajó el pulgar y un pobre nivel de reservas netas, "los episodios de volatilidad de tipo de cambio y de tasas de interés estarán a la vuelta de la esquina".
La misma lectura hacen en Economía & Regiones, desde donde advierten que "no hay que descartar un segundo semestre turbulento en el terreno monetario".
"Así como en los últimos seis meses el dólar tuvo tendencia estable, en la segunda mitad del año, la divisa seguramente tenga tendencia alcista", indican, mencionando que una eventual candidatura de CFK -si es que finalmente se presenta- "potenciaría exponencialmente la fuga hacia el dólar".
Todo esto, claro, iría en detrimento de las posibilidades de Cambiemos de imponerse en los comicios. Por eso es que los billetes que lleguen por la súper soja serán decisivos.
Alerta por menores ventas
Para el Gobierno es vital que no se reedite el "canuto" sojero. Es decir, que los productores que tengan espalda suficiente, cierren la tranquera y guarden parte de la cosecha en silobolsas.
También es fundamental para las aspiraciones oficiales que las cerealeras no demoren la liquidación, especulando con una suba del dólar para que les rinda más en pesos.
El problema es que hay algunos indicios que preocupan:
-Según datos de Agritrend, hasta la fecha, con una producción de 53,8 millones de toneladas previstas de soja se comercializaron tan solo 8,7 millones, con un 75% del total con precios abiertos.
-Como contrapartida, el año pasado para esta misma fecha se habían vendido 11,1 millones y el 50% ya tenía precio fijado.
-Esto, claro, en un contexto en el que la Argentina tiene prácticamente un 50% más de cosecha que el año pasado.
Gustavo López, director de Agritrend y uno de los analistas más escuchado en el sector de los agronegocios ratifica que "al productor no le está cerrando el precio actual".
"Claramente hoy hay más incertidumbre. La cotización de la soja se está cayendo día a día y hoy los que tienen granos no quieren liquidar a valores tan bajos. Los que pueden prefieren esperar a que haya un rebote", plantea.
Los precios actuales son muy decentes pero no espectaculares: el valor promedio por cada tonelada en la actualidad (incluyendo soja, trigo, maíz y otros granos) ronda los u$s295, muy lejos de los entre u$s400 y u$s465 que valía entre 2010 y 2014.
"Cualquier demora conspirará contra la industrialización", agrega López, quien señala que, si se potencia el canuto, en poco tiempo podrá haber faltante de mercadería para procesar los porotos en harina y aceite, como ya ha ocurrido en otras oportunidades.
"Si sigue así, la industria va a ver demoradas las exportaciones. Con lo cual, se va a retrasar el ingreso de dólares", advierte el experto, en un contexto en el que el Gobierno necesita que se active la "usina" generadora de divisas.
Suena paradójico pero, pese a la megacosecha, López considera que podría darse un escenario de escasez de granos. Sería coyuntural y momentáneo, pero podría generarse un "bache" con un menor flujo de billetes verdes, justo en la carrera electoral.
Y estas serían malas noticias: según Agritrend, de los u$s27.600 millones que valdría la cosecha en términos de exportaciones, la soja en porotos, sin procesar, aportaría apenas el 19% de ese total.
Con el nuevo dólar, el campo salió a liquidar mayor volumen
El caudal de dólares más importante, por los mayores precios y volúmenes, debería provenir de la harina, el aceite de soja y el biodiésel, que en su conjunto sumarían más del 40% del total. El problema es que sin mercadería no habrá "crushing" y podría complicarse el calendario de exportaciones.
Por ello es que, según trascendió, los directivos de las principales multinacionales fueron con un pedido explícito: una baja de las retenciones como una forma de alentar a productores a vender y así tener más granos para procesar y exportar.
Sin embargo, en pleno "apretón monetario", no hubo respuesta positiva. Y la incertidumbre crece.
En este contexto, Miguel Boggiano, director de Carta Financiera, llegó a hablar incluso de cambios en las reglas de juego. Más precisamente, de futuros cambios en la normativa para que las cerealeras tengan una fecha tope para entrar los dólares que generan por exportaciones.
"Es un año de muchísima incertidumbre, por el factor electoral. El productor va a preferir quedarse en soja, que sigue al dólar. Además, el valor actual de la tonelada está por debajo del promedio histórico, así que hay varios incentivos a esperar una mejora en la cotización. Por eso, el que pueda, va a intentar permanecer posicionado en granos", plantea Guillermo Villagra, director del fondo OpenAgro, que cada año maneja unas 7.000 hectáreas en la zona núcleo.
Claro que, según el empresario, no todos podrán mantener esta estrategia: "Venimos de dos años malos. Hay productores que están muy mal financieramente. Así que muchos van a necesitar vender con urgencia".
Gustavo Grobocopatel, quien en su momento fuera llamado el "rey de la soja", también se inclina por ese argumento: "Vamos a liquidar la cosecha porque no va a haber más remedio que vender, porque hay que pagar cuentas y la opción de ir al banco a pedir un prestamos es muy cara".
Importante: cuánto y… cuándo
En las últimas campañas, durante la ventana que va de abril a agosto, se liquidó en promedio el 55% del total exportado de cada año.
Si se mantuviese esta tendencia, esto implicaría que solo en ese lapso de esos cinco meses deberían estar ingresando entre u$s11.000 y u$s12.000 millones.
Entre los más optimistas está el propio Grobocopatel, quien considera que en los meses de "abril, mayo y junio, las liquidaciones van a ser grandes", producto de los apremios financieros que afronta el campo.
Sin embargo, entre los bajos precios, la apuesta a una mayor cotización del dólar y el creciente ruido electoral, hay analistas que advierten que las divisas podrían no terminar fluyendo al ritmo con que lo harían en un año "normal".
Ningún reporte habla de una escasez generalizada y sostenida a lo largo del tiempo. Porque el campo liquidará. Hay necesidades financieras de los productores y un nivel de cosecha tal que habrá granos que sí o sí tendrán que embarcarse.
Además, las altas tasas de interés limitan las posibilidades de que las cerealeras exporten granos, mantengan las divisas en el exterior y se financien para luego pagarle a productores.
Por eso, a los expertos les preocupa más el "cuándo" que el "cuánto".
Lorenzo Sigaut Gravina, de Ecolatina, es de los que considera que la liquidación de divisas del sector agroexportador no será suficiente para garantizar la calma en el mercado.
Básicamente porque "si bien las cerealeras van a aportar más divisas durante el año", no necesariamente lo harán "en los días en que suba la presión cambiaria" y el dólar avance.
La misma visión comparten desde Ecolatina: plantean que, como las multinacionales no tienen plazos para entrar los dólares "la venta de divisas se puede disociar del momento de las exportaciones".
"Estimamos que parte de los dólares de la cosecha podrían demorarse en la búsqueda por obtener un tipo de cambio más rentable", postulan sin rodeos.
En un buen año como 2014, los picos de liquidaciones se dieron en la última parte de abril y el arranque de mayo, con récords de entre u$s900 y u$s970 millones semanales. Luego, a comienzos de julio se alcanzó una marca superior a los u$s700 millones y, a partir de ahí, comenzó el declive.
Para este año, las dudas están en los baches que pueda haber en el calendario, con determinadas semanas durante las cuales se podría registrar un menor flujo que el previsto, especialmente si crecen las presiones cambiarias y más productores, en consecuencia, aspiren a lograr un mejor precio.
La pregunta, según los analistas, es inevitable: ¿cómo reaccionaría entonces el mercado si, en plena época fuerte de liquidación, una semana entran u$s300 o u$s400 millones menos que en la misma fecha de años anteriores?
Un informe de Quantum Finanzas plantea que la demanda de divisas podría promediar los u$s2.000 millones durante los próximos meses, por vencimiento de títulos y desarme de plazos fijos.
Esto, incluso considerando un aporte extra de más de u$s7.000 millones por parte del agro respecto a la campaña pasada, "transformarían en insuficientes los u$s9.600 millones de ventas del Tesoro", plantean.
A modo de recordatorio, desde E&R advierten que la Argentina enfrenta un problema crónico: siempre que hay elecciones, se produce una "dolarización espontánea" de carteras.
"La gente se fuga del peso, se va al dólar y sube el tipo de cambio. Como resultado, se suele acelerar la inflación", plantean y consideran que este año no será la excepción.
Los dos últimos procesos eleccionarios concluyeron con un aumento de la formación de activos externos: el de 2011 culminó con el cepo cambiario; el de 2015, en otra devaluación.