ENCUENTRO EN BRASILIA

La mira se aparta del dólar y se traslada a Brasil: en una reunión cumbre, Macri definirá temas clave para la economía argentina

El Presidente viajará con una importante comitiva. Se analizará la situación de Venezuela, pero también el futuro del Mercosur y temas comerciales
COMEX - 15 de Enero, 2019

Mauricio Macri y su par, el recién asumido Jair Bolsonaro, no se conocen. Charlaron por teléfono e intercambiaron tuits, pero no mucho más que eso.

Este martes, cerca de las 21 horas, el Presidente estará aterrizando en Brasilia, para saldar esa deuda pendiente, luego de que fallara el día de la asunción del jefe de Estado brasileño porque justo estaba arrancando sus vacaciones en el sur del país.

Ahora, estará viajando con una comitiva conformada por los ministros Dante Sica, Jorge Faurie, Nicolás Dujovne, Oscar Aguad y Germán Garavano. Y, por unas horas, el Gobierno apartará la mira sobre el dólar para enfocarse en otro tema clave: el futuro de la relación con el mayor socio comercial. 

Es, en los papeles, la primera vez que Macri encara una misión internacional con tantos nombres de peso de su propio gabinete. Y es una consecuencia lógica de las fichas que el Ejecutivo pone en la "resurrección" de Brasil, especialmente en el plano económico.

La agenda, que se activará el miércoles por la mañana, incluye reuniones bilaterales entre ministros y secretarios; también, la esperada cumbre entre ambos jefes de Estado; una reunión ampliada entre las dos delegaciones, una conferencia de prensa de rigor y un almuerzo para cerrar la jornada de trabajo.

Hay algunos puntos de coincidencia entre ambos mandatarios en el plano político, comenzando por la visión crítica respecto de Venezuela. También, porque vienen de suceder a largos gobiernos tildados por ellos mismos de populistas. 

"Sin duda, Brasil y la Argentina van a caminar juntos en direcciones diferentes a las pasadas por los últimos gobiernos", escribió Bolsonaro en su cuenta de Twitter cuando le agradeció las palabras que Macri le envió cuando ganó las elecciones en el país vecino y que pusieron fin a más de una década con el PT en el poder.

Sin embargo, son muy claras también las diferencias respecto del lugar desde el que cada uno de los mandatarios encarará esta cumbre bilateral.

Para empezar, Macri llega con el peso y el desgaste propio de tres años de gestión a cuestas y con la mente ya configurada en "modo elecciones". Habiendo quedado atrás el efecto G20, la agenda internacional del Presidente irá perdiendo relevancia.

Bolsonaro, en cambio, pasó de ser el candidato sorpresa a convertirse en flamante presidente de la mayor potencia de la región. Y ahora deberá demostrar en qué medida su plan para motorizar el cambio en Brasil –en el frente fiscal, económico y político- podrá ser puesto en práctica.

A esto se suma el contexto que atraviesan ambas naciones: la Argentina sigue sumida en la recesión, con una caída del PBI cercana al 2,6% en 2018 y una proyección negativa que podría superar el 1,6% para este año. El desplome del sector automotor y de otras ramas industriales, así como la baja del consumo, son consecuencias de esta coyuntura.

La mayor potencia de la región, en tanto, viene de levantar cabeza: el año pasado culminó con una economía expandiéndose a un ritmo del 1,3%. Y, para este 2019, la expectativa es aun mejor: prevén un crecimiento de entre 2,5% y 3%.

Para concluir con el juego de las diferencias, mientras que Macri todavía sigue pregonando sobre las ventajas de la Argentina para que lleguen inversiones, con resultados relativos –a excepción de Vaca Muerta-, en Brasil ya se están sacando cuentas para ver cuánto más se apreciará el real por la llegada de fondos del exterior.

Riesgos para empresas en esta nueva era

Marcelo Elizondo, consultor y ex director de Fundación ExportAr, plantea que se viene una era que pondrá fin a décadas marcadas por una relación bilateral intensa y profunda.

"Se inicia una etapa diferente. Vamos hacia un vínculo menos intenso que el que le imprimieron en los '80 Alfonsín y Sarney; en los '90, Menem con Fernando Hernique Caroso y, más acá en el tiempo, Néstor y Cristina Kirchner con Lula y Dilma", detalla.

"Bolsonaro llega para romper con las tradiciones", agrega Elizondo, quien imagina una "relación entre ambos mandatarios de respeto, institucional, "pero no con una búsqueda de grandes consensos, especialmente en un momento político de Macri en el que está muy enfocado en la agenda doméstica, por las elecciones".

Cuando ambos líderes y sus funcionarios se estrechen las manos en Brasilia, se activará finalmente una agenda que estuvo "freezada" durante más de dos años, desde que Michel Temer asumiera la presidencia.

Para el analista internacional Gustavo Segre, CEO de la consultora Center Group, "la visita de Macri, por si sola, es una buena señal. Será la primera reunión formal con un presidente y servirá para definir el futuro del Mercosur y, sobre todo, la relación bilateral".

"Sin dudas, habrá algún comunicado conjunto sobre la posición con respecto a Venezuela. Pero lo más relevante será el tema comercial, comenzando por la flexibilización del Mercosur", agrega el experto.

Fuentes oficiales confirmaron a iProfesional que la agenda del bloque será tratada "tanto a nivel interno como externo".

"Vamos a repasar los avances ya realizados. Queremos dinamizar la agenda de relacionamiento externo y profundizar la integración del Mercosur con el mundo", afirmaron, para luego agregar a este medio que "buscamos seguir avanzando en una agenda conjunta de facilitación del comercio y cooperación regulatoria que sirva para dinamizar el comercio bilateral".

Sin embargo, sobre este punto, Elizondo plantea que hay una serie de riesgos que podrían enfrentar las empresas nacionales: "Bolsonaro y su ministro Paulo Guedes, anticiparon el objetivo de alcanzar pactos comerciales con otras grandes economías del mundo, así como la necesidad de promover inversiones. Y esto supondrá fuertes cambios para las empresas locales".

Un informe de la consultora Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI), plantea que el cambio que pregona el nuevo gobierno de Brasil promete sacudir las bases del bloque.

El objetivo es que los miembros puedan celebrar autónomamente acuerdos comerciales o de inversión con terceros países y sin necesidad de hacerlo en bloque.

"El propósito de Bolsonaro es acordar con grandes economías, lo que parece lógico, dado que Brasil es la novena mayor economía mundial, es cada año uno de los 10 principales receptores de inversión extranjera directa (IED) del planeta, y es sede matriz de 33 de las 100 principales multinacionales latinoamericanas", destaca el informe.

Y aquí es donde surge la principal amenaza: dado que el Mercosur supone libre comercio entre sus socios pero cuenta con un elevado arancel externo común, los exportadores argentinos a Brasil mantendrían su beneficio de ingreso sin pago de arancel a ese mercado pero "perderían la exclusividad de ingreso con esa preferencia arancelaria y se someterían a una competencia con empresas de terceros países que hoy deben pasar por dicho arancel externo".

Así, esto le metería una importante presión a unas 3.000 empresas nacionales, muchas de ellas Pymes industriales, que actualmente dependen del mercado brasileño.

En este contexto, la economista Paula Español, que dirige la consultora Radar, advierte que "la Argentina tiene todo a perder con un Mercosur debilitado".

"Si Brasil adopta una mayor apertura comercial a las empresas argentinas serán castigadas por una competencia feroz de otros países, particularmente los asiáticos", advierte.

Por eso, desde DNI señalan que será clave para el Gobierno monitorear de cerca el proceso reformista que se intente hacer sobre el bloque, dado que Brasil es el principal mercado para las exportaciones argentinas, las cuales alcanzaron los u$s11.500 millones el año pasado, explicando el 18% del total de los despachos al exterior, el doble de lo que generan los mercados que le siguen en relevancia, como son Estados Unidos y China.

Sin embargo, en lo inmediato y en el cortísimo plazo, lo que más preocupa al macrismo es que la locomotora brasileña traccione a la economía doméstica, luego de que el gigante sudamericano permaneciera un largo período dormido.

Las perspectivas que trazan consultoras y economistas sobre el PBI local no son tan alentadoras. Pero sí hay consenso acerca de que, gracias a la reactivación del mayor socio comercial, el escenario será "menos peor".

"Por la demanda de productos argentinos, Brasil nos va a aportar un crecimiento de entre 0,50 y 0,75 puntos porcentuales", plantea el experto en relaciones internacionales Marcelo Elizondo.

El liderazgo regional de Macri, en discusión 

Por lo que anticiparon los flamantes funcionarios brasileños, el objetivo es el de avanzar con una agresiva agenda internacional, dejando atrás un largo período de inacción.

En este sentido, el ministro de Relaciones Exteriores, Ernesto Araújo, ya anticipó que su objetivo es tratar de acercar lo más posible a Itamaraty con el sector productivo.

Y anticipó que formulará, con cada socio internacional, un programa de trabajo específico. Para ello, van a relanzar la Agencia de Promoción Comercial y desburocratizar los sectores de promoción comercial en las embajadas de Brasil en el exterior.

Además, el funcionario anticipó que Brasil "va a entrar con todo su peso" en la Organización Mundial del Comercio (OMC). Así, la nueva administración plantea un plan agresivo para ganar mercados. 

Y, en lo que respecta a la figura de Bolsonaro, Elizondo anticipa que el nuevo presidente llegó para "romper una tradición".

"Todos los anteriores mandatarios querían imponer a su país como líder de la región. Hoy, el objetivo que persigue el nuevo jefe de Estado es que Brasil sea una nación autónoma, que se siente a negociar a la mesa con las diez grandes potencias del mundo", amplía.

"Quiere jugar de igual a igual con los grandes y no quedarse en el papel de líder de la región sudamericana. Y esto implica una autonomía y un unilateralismo que lo empujará a no tener que buscar tantos consenso con la Argentina", plantea el experto.

Para los expertos, esto implica una pérdida de terreno para Macri, que hizo de su rol como líder del vecindario un salvoconducto para recibir un espaldarazo de las potencias, como sucedió cuando Donald Trump impulsó al FMI a que aprobara el crédito en favor de la Argentina.

El gran termómetro para ver si el mundo se contagia de esta "Bolsonaromanía" se tendrá a partir del 22 de enero, seis días después de la visita del Presidente a Brasilia.

El flamante jefe de Estado irá a Davos para mostrar un “Brasil diferente”. Todo un giro del destino, por cierto: eso mismo es lo que fue a pregonar el propio Macri, allá por 2016, cuando participó por primera vez del foro.

En aquel momento, el Gobierno viajó con una importante comitiva, con el objetivo de presentar a la Argentina como la nueva estrella entre los emergentes. Hoy, las perspectivas económicas, financieras y políticas generan dudas y quien busca lucirse es el nuevo niño mimado de los mercados: Brasil

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