Con Bolsonaro al frente de Brasil: ¿bajará o subirá el millonario déficit comercial argentino?
El triunfo del polémico Jair Bolsonaro en las elecciones presidenciales de Brasil generó cierta inquietud en la Argentina, sobre todo por las primeras definiciones de su futuro ministro de Economía, Paulo Guedes, quien afirmó que "el Mercosur no será una prioridad en la nueva agenda" de su país.
Muchos sectores productivos de la Argentina tienen al mercado brasileño como un destino clave para sus exportaciones, lo que convierte al vecino en el principal socio comercial. En ese contexto, la idea de un cierre de fronteras "a lo Trump" (justamente, por su caracter a Bolsonaro lo comparan mucho con el estadounidense) derivaría en un escenario preocupante.
No obstante, los primeros temores dieron paso a una distensión y mejores expectativas: Guedes ratificó el Mercosur y pidió disculpas por sus dichos, mientras que los números de la balanza entre los dos países, que venía siendo muy desfavorable para la Argentina, muestran una mejora significativa.
De hecho, uno de los efectos colaterales de la devaluación que el Gobierno puede celebrar es que, debido a la menor demanda de importaciones, se ha logrado equilibrar el intercambio comercial con Brasil.
Según datos publicados por el Ministerio de Industria brasileño para el mes de octubre, la Argentina tuvo un déficit comercial de sólo u$s60 millones en la relación bilateral durante octubre. Aunque el número es negativo, representa apenas un décimo del rojo registrado un año atrás (u$s750 millones).
De esta manera, luego del festejado superávit de septiembre -exiguos u$s6 millones, pero el primer saldo favorable desde 2014-, la Argentina ya lleva dos meses de "equilibrio" con su vecino y socio.
En línea con el mes pasado, las importaciones volvieron a derrumbarse (-37.4% interanual contra el -35% de septiembre), mientras que las ventas al país vecino crecieron al 8,1%. Los guarismos acumulados entre enero y octubre se ubican en -7% y 16,5% respectivamente, tendencias que apunta a la compresión del déficit bilateral, que en 10 meses llega a 4.300 millones versus los 6.600 millones de igual período de 2017.
Si bien la información divulgada este jueves no presenta mayores desagregaciones, "en la tendencia del año la expansión de las ventas a Brasil viene impulsadas por el sector automotriz y algunos granos, como el trigo y la cebada", detalla la consultora Abeceb.
La composición distinta de la cartera exportadora del comercio bilateral (la intensidad MOI de las exportaciones a Brasil casi duplica a las totales nacionales) hace “inmune” las ventas al efecto sequía, por lo cual la retracción de las importaciones se traduce más intensamente en una contracción del rojo comercial.
Por el lado de las importaciones, que se comprenden básicamente de automóviles, bienes de capital y algunos insumos intermedios, se puede ver que los dos primeros han tenido una fuerte reversión, congruente con la contracción del consumo y la formación de capital bruto en la economía doméstica, mientras que el tercero sigue en signo positivo por la demanda sostenida de algunos sectores que gozan de buena salud, principalmente la metálica básica.
Qué pasará con el déficit
"Esperamos que los saldos de los dos meses que quedan del año sigan orbitando en torno a cero, por lo que el rojo bilateral 2018 se parecerá mucho a estos 4.300 millones que acumulamos hasta aquí. En 2019, proyectando una prolongación de la senda contractiva de las importaciones, vemos el rojo reduciéndose a la mitad, a la zona de los 2.000 millones", explica Abeceb.
Por su parte, la consultora Ecolatina anticipa que en 2019 la Argentina alcanzará un superávit comercial de bienes en su balanza comercial general, en la que la relación con Brasil tiene también un gran impacto. La mejora responderá tanto a un aumento de las exportaciones (que conforme a estimaciones rondaría el 6% interanual) como a un retroceso de las importaciones (caerían alrededor del 8%).
Por el lado de las ventas externas, la recuperación del sector agropecuario será fundamental. Paralelamente, la mejora en la competitividad cambiaria, mayores saldos exportables a raíz de la recesión y una economía brasileña más pujante con un Real fortalecido explican la recuperación esperada.
Además, las mejoras en la producción de petróleo y gas no convencional en Vaca Muerta ayudarían a sustituir importaciones energéticas e incluso sumarían a las exportaciones (ya hay un pedido de exportación de gas a Chile autorizado y otros seis pendientes de aprobación). Asimismo, las compras externas se verían golpeadas por una economía local que no repunta y un tipo de cambio real que no volverá a apreciar de manera significativa. En este marco, Ecolatina estima que el saldo del intercambio de bienes cerraría 2019 en terreno positivo, ubicándose en la zona de u$s3.500 millones.
Expectativas empresarias
El sector automotriz es el más paradigmático en cuanto a la relación comercial entre Brasil y la Argentina. Esto es por el peso que el comercio bilateral y dentro del Mercosur generan la producción y las exportaciones de las terminales. La mayoría posee plantas en ambos países y se nutre de las dos economías, tanto en tiempos de crecimiento como en épocas de crisis y volatilidad como la actual.
Empresarios de este sector afirman que Brasil sigue siendo el destino del 70% de la producción anual de autos locales, de acuerdo a informes de Adefa, la entidad que agrupa a las automotrices con negocios en el país. Y agregan que el mercado doméstico posee una fuerte "brasildependencia": de los diez autos más vendidos en la Argetina, ocho provienen del país que pronto dirigirá Bolsonaro.
Al respecto, el argentino Carlos Zarlenga, CEO de General Motors Mercosur, predice que ambos países tendrán una “excelente” relación y asegura que “la dos naciones quieren cosas similares”. En declaraciones al diario Valor, el ejecutivo dejó además en claro que está favor de una apertura comercial de Brasil con otros bloques internacionales como la Unión Europea (UE) o con naciones extra Mercosur, pero siempre que la Argentina forme parte de las mismas negociaciones.
Del mismo modo, desde Mercedes Benz recalcan el carácter de principal destino de las exportaciones industriales de Brasil y viceversa. “Ninguno de los dos países puede prescindir del otro y mas allá de los gestos iniciales no vemos riesgos en la relación bilateral ni en el Mercosur”, sostienen voceros de la filial local de la terminal alemana.
Desde esta industria se recuerda, además, la firma en agosto pasado de un memorándum de entendimiento para la unificación de normas y criterios de producción en seguridad, emisiones sonoras y de gases contaminantes, eficiencia energética y autopartes.
“No habrá ruptura, a pesar de que Brasil puede querer privilegiar acuerdos bilaterales con otros países que no formen parte del Mercosur”, sentencia un alto ejecutivo de una de las marcas de origen francés con producción en ambos lados de la frontera.
Desde la industria autopartista la visión es similar. “Dependemos mucho de Brasil”, asegura Raúl Amil, presidente de la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (AFAC), para quien si bien los riesgos son altos, las expectativas todavía son optimistas.
Por su parte, Juan Cantarella, gerente General de esta entidad empresaria, resalta el acuerdo particular que el sector automotriz tiene y que está por fuera de las normas generales del Mercosur.
“Tiene reglas de comercio específicas que deben ser renegociadas antes de junio de 2020. Y una cosa es que no sea prioritario, y otra que no sea importante. A veces las urgencias relegan a las cuestiones importantes”, advierte el ejecutivo ante una consulta de iProfesional.
Agrega que el sector automotor está muy integrado en la región, “con las mismas empresas en ambos países que intercambian su producción en forma complementaria, mejorando escala y eficiencia. Sin esa integración, ambos países se perjudicarían”.