El Gobierno pone en marcha el "plan Sica" para reactivar los cinco motores de la economía
El Gobierno comenzó a tomar medidas para "pilotear" la crisis, una de las frases más pronunciadas por Mauricio Macri en estos días. En medio de los crecientes síntomas de recesión, la falta de dólares y la pelea por el Presupuesto, el Ejecutivo aplicó este jueves por decreto una fuerte rebaja del 16 al 2% de los aranceles de importación de maquinaria para reactivar la inversión en sectores que son clave para la generación de divisas y empleo, dos temas que preocupan al oficialismo.
La medida publicada en el Boletín Oficial (837/18) redujo en 12 puntos los derechos de importación de casi 100 posiciones arancelarias para bienes de capital que no se producen en el país y son fabricados fuera del Mercosur. El objetivo es disminuir el costo de las máquinas y equipos destinados al agro, la industria, el turismo, puertos y la construcción. Esos son los cinco motores a los que apuesta por estas horas el Ministerio de Producción y Trabajo, encabezado por Dante Sica.
“La ampliación del listado de bienes de capital a más de 300 posiciones arancelarias implica un abaratamiento en la importación de mercaderías que no se producen en Argentina. Así fomentamos la inversión productiva y la generación de empleo en el país”, dijo Sica.
Entre los principales bienes alcanzados, figuran cosechadoras y vibradoras para la recolección de olivos, uvas, tomates y frutos secos; centros de mecanizado, robots industriales y equipos para producir neumáticos; así como excavadoras que giran 360°, plantas de producción y herramientas para fabricar asfalto. También se abarata la importación de bienes de capital utilizados por la industria láctea, papelera, puertos, curtiembres y turismo.
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“Es una baja importante, que apunta no a cualquier sector, sino a los que más apostamos, y que llevan años de desinversión”, señalaron a iProfesional fuentes de la secretaría de Comercio, que lidera Miguel Braun. Allí se realizó un estudio para identificar las necesidades de tecnificación a partir de las demandas del sector privado y modificar el tratamiento de las importaciones, con la ampliación de posiciones con un arancel del 2% que ahora pasaron de 230 a 322.
Con una tasa de inversión en torno al 20%, los economistas ven difícil un crecimiento sostenido de la economía. La baja de aranceles permitiría expandir ese rubro y generar una mayor oferta de bienes y divisas. Así el Gobierno espera reducir el déficit fiscal, sustituyendo consumo público por exportaciones.
“Buenísima medida del gobierno la de bajar aranceles de importación para bienes de capital no producidos acá. A pesar de las dificultades, desarrollismo productivista”, se entusiasmó el miércoles Federico Pinedo, presidente del Senado, en su cuenta de Twitter.
Lo cierto es que el decreto firmado por Macri, junto con el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne y su par de Producción y Trabajo, llega en un momento de gran incertidumbre sobre el rumbo de la economía. El INDEC informó el miércoles que el PBI retrocedió un 4,2% interanual en el segundo trimestre, la mayor caída en cuatro años. Fue arrastrado por la baja del consumo público (obra pública), el estancamiento del consumo privado y el desplome de las exportaciones.
Cerca de Sica aseguran que la iniciativa “no tiene nada que ver con la coyuntura”.
“Se viene trabajado todo el año y estamos trabajando sobre posiciones futuras, como parte de las tareas que nos encomendó el gobierno a partir de su política comercial”, explicaron a este medio. De ese modo, despegaron las medidas de los crecientes síntomas de recesión y del impacto de la devaluación, que encareció la compra de bienes de capital en dólares. “Es inversión pura”, afirmaron.
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Los cinco motores
Los últimos datos oficiales muestran que la actividad se vio fuertemente afectada por la sequía histórica en el campo, en donde se registró una baja del 31,6% interanual, seguida por la de transporte (3,8%); industria (1,8%) y comercio (1,3%). La mayoría de estos rubros están ahora en la mira de Sica. Ese es el caso de las economías regionales, el sector metalmecánico que está vinculado al campo y la industria automotriz, pero también las obras viales y el turismo.
Por estas horas, una de las cuestiones que más preocupa al Gobierno es la falta de divisas, agravada por la salida de fondos al exterior, el déficit comercial y en turismo. Por ello, la idea es impulsar a los sectores exportadores para generar dólares, aprovechando la suba del tipo de cambio real. Dentro de ese esquema entrarían los centros de esquí en el sur del país, en donde las autoridades se entusiasman con crear un “polo de atracción de turismo”.
Alentado por la devaluación, el grupo empresario Cerro Bayo confirmó semanas atrás una inversión de $25 millones para comprar nueve cañones de nieve. Macri anunció el mes pasado la eliminación del IVA y el recorte de aranceles de la importación de telesillas e insumos necesarios para producir nieve artificial, lo que generó nuevas expectativas entre los empresarios que manejan centros de esquí de la región.
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El otro desafío es mantener el empleo. Este miércoles, la CGT y Hugo Moyano confirmaron en actos separados el paro anunciado para el martes próximo. Fue en la misma jornada que el INDEC informó una desocupación del 9,6% en el segundo trimestre, el mayor nivel en 12 años. Uno de los sectores más afectados es la industria, en donde los despidos, suspensiones y el adelanto de vaciones se extendieron en las últimas semanas por la contracción de la actividad y el menor uso de la capacidad instalada. En ese marco, la Unión Industrial Argentina (UIA) reclamó el martes medidas del Banco Central y “otras instituciones”.
Con todo, el éxito de las últimas medidas depende sobre todo de que se concreten las metas previstas en el Presupuesto, que empezaron a debatirse en Diputados y que la oposición ve de difícil cumplimiento. El proyecto prevé una inflación del 23%, un dólar a $40 y un crecimiento del 20% de las exportaciones en 2019. La expectativa es que ese salto de las ventas de bienes y servicios en el exterior aporte u$s74.000 millones y mayores recursos al Estado, que ahora podrá canalizarlos en mayor medida por el reciente aumento de las retenciones al campo y la industria.
“Si se dan esos supuestos, iremos hacia una balanza comercial superavitaria y una reducción fuerte del déficit de de cuenta corriente, eso daría un espacio para incrementar la demanda de bienes de capital desde el exterior”, explicó Guido Lorenzo, de la consultora ACM.
Pero el impacto del "plan Sica" todavía está en discusión. La profundización de la recesión podría neutralizar los cambios para impulsar la actividad y agravar el frente cambiario. “Quizá es un poco apresurada la decisión debido a que no sabemos si las exportaciones que están proyectadas en u$s74 billones van a ser realizables, lo que podría redundar en una corriente que no corrige y más presiones cambiarias, y con estas medidas no se puede avanzar y retroceder porque es cambiar las reglas de juego”, advirtió Lorenzo.