Los aliados están afuera: Macri, en su momento más difícil, se apoya en las potencias para asegurarse la continuidad
En esta crisis financiera, el respaldo internacional se ha evidenciado como el pricipal activo del macrismo. Cuando necesitó señales contundentes, allí estuvieron las llamadas telefónicas de Donald Trump, los guiños del Tesoro estadounidense, los comunicados de la Casa Blanca y de las potencias que forman parte del G20, al igual que la buena disposición del Fondo Monetario.
Es lo que permitió equilibrar los momentos de pérdida de confianza que Mauricio Macri sufría en el mercado interno, cuando había más dudas que certezas respecto del verdadero compromiso del Gobierno con la estabilización fiscal y la adopción de una política financiera sustentable.
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Acaso ese sea el gran diferencial entre Macri y otros mandatarios argentinos que han pasado situaciones de crisis. Una agenda con los números de amigos poderosos puede torcer la balanza en un momento de tensión.
En las próximas horas, el Presidente apuesta a que esa red de contactos lo ayude a dar por superado el episodio de crisis. Mientras en el plano interno sigue negociando para que el proyecto de ley de Presupuesto 2019 llegue a buen puerto y los gobernadores provinciales lo acompañen en el programa de recorte fiscal, el jefe de Estado estará en el corazón de las finanzas globales para mostrar que cuenta con respaldo allí, donde se toman las decisiones.
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En busca del espaldarazo definitivo
En momentos en que el FMI se mueve con algo de cautela antes de dar a conocer las condiciones del nuevo acuerdo, Macri prepara un viaje decisivo: el lunes irá a Nueva York para disertar en la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU).
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Está claro que la principal motivación que tiene el jefe de Estado es encontrarse con su par estadounidense, Donald Trump, para que éste le vuelva a ratificar el apoyo que ya hizo público en varias oportunidades. Pero también para llevarle tranquilidad a inversores sobre el futuro del plan económico.
Trump se convirtió en un aliado del Gobierno. Días atrás, luego de una charla telefónica que se extendió durante 15 minutos, el líder de la Casa Blanca resaltó que Macri "está realizando un trabajo excelente en esta situación económica muy difícil".
Acto seguido, brindó un apoyo explícito al "compromiso con el FMI para fortalecer la política montería y fiscal de la Argentina". La canciller alemana, Angela Merkel, es otra de las líderes de peso que, desde la platea internacional, está apuntalando al Gobierno en su cruzada por asegurarse los fondos necesarios para reforzar la confianza de inversores.
Al igual que Trump, lo hizo transmitiéndole un mensaje de respaldo a "las reformas que está llevando a cabo la Argentina" y al programa del FMI.
Para analistas como Sergio Berensztein, el apoyo de los líderes, que en un momento se consideró una suerte de "beneficio intangible" y que no tenía impacto a la hora de captar inversiones o abrir mercados a las exportaciones, ahora está mostrando sus beneficios.“Hoy la Argentina está capitalizando lo que implica formar parte de la comunidad internacional, tenés un problema y te ayudan. Argentina no está sola hoy como estuvo en el 2001”, señaló.
Para el analista, un claro ejemplo está dado en que "Trump no habla con todos los presidentes durante quince minutos".
Incluso, días atrás llegó a correr el rumor de que se estaban ajustando detalles para que el Tesoro de los Estados Unidos avance con un préstamo a la Argentina, algo que finalmente fue negado por el propio ministro Nicolás Dujovne.
De cualquier manera, los expertos ven en Trump una especial necesidad de apoyar a la Argentina como una forma de mantener el orden en el "vecindario", en momentos en que Venezuela sigue en un estado de convulsión y Brasil continúa siendo un enigma político.
En el caso de EE.UU., según Berensztein, el interés geopolítico pasa además por minarle a China la posibilidad de hacerse más fuerte en América Latina, justo cuando Washington está iniciando una guerra comercial de alto impacto.
En paralelo, una voz influyente, como la del ex embajador de los EE.UU. en la Argentina, Earl Anthony Wayne, apuntó a los riesgos políticos que generaría un fracaso del proyecto del macrismo.
El ex diplomático señaló que el país "merece el apoyo" de la comunidad internacional para evitar un revés en las próximas elecciones.
"Argentina enfrenta una nueva tormenta económica en medio de esfuerzos extraordinarios para reestructurar su economía y avanzar contra la corrupción arraigada", señaló Wayne, al tiempo que recalcó que "merece un fuerte apoyo de sus socios internacionales, incluidos el Fondo Monetario Internacional (FMI), los Estados Unidos y la comunidad inversora, mientras se esfuerza por lograr estos objetivos".
"Las próximas elecciones presidenciales y nacionales de Argentina se realizarán en octubre de 2019, haciendo que el compromiso de Macri con la austeridad sea potencialmente muy costoso cuando los votantes vayan a las urnas", advirtió Wayne.
Y agregó: "El gobierno de Argentina puede usar todo el apoyo moral y práctico que pueda obtener ahora de sus socios, incluidos el FMI, los EE.UU., otros miembros del G20 e inversionistas internacionales, para ayudar al país a seguir un camino de transformación económica, política e institucional significativa". Es decir, para evitar un potencial regreso del kichnerismo.
En este sentido, Marcelo Elizondo, experto en política internacional y director de la consultora DNI, coincidió al señalar que existe un temor muy claro en la comunidad global vinculado con la posibilidad de que sobrevenga un cambio de signo político.
"Macri es visto en el exterior como un presidente que logró restaurar las instituciones. Y más allá de que no corrigió los problemas económicos hasta ahora, el mundo le asigna mucha importancia a lo institucional; es decir, al respeto por la libertad de expresión, al hecho de que la Argentina haya vuelto a cumplir con sus compromisos y que, incluso, haya fomentado la búsqueda de consensos entre naciones, como lo hizo en la cumbre de la OMC y lo viene haciendo en el G20", apuntó.
"Para países como Estados Unidos o Alemania, la Argentina no es cualquier país", continuó Elizondo, para luego agregar que "es una economía que forma parte del G20. Y el miedo a que cobre vigor un gobierno de tipo populista realmente los incomoda".
"Nada es gratis. De hecho, como contrapartida a este apoyo, está la exigencia a este Gobierno de que corrija las cuentas y avance con un ajuste mayor. Pero el apoyo explícito está porque en Latinoamérica hay una incertidumbre política muy fuerte y la Argentina es vista como un ancla segura y como una nación que está con los dos pies dentro del sistema", amplió.
El experto vinculó esto, indefectiblemente, con la esfera de los negocios y con el hecho de que en el país "hay muchas inversiones de empresas estadounidenses y europeas".
"A esto se suma el potencial que tienen especialmente algunos sectores estratégicos, como el de la energía, con Vaca Muerta a la cabeza, donde se prevén interesantes flujos de inversión a futuro. Y ahí el componente político es clave", agrega el experto.
De hecho, el secretario de Energía, Javier Iguacel, viajó a Houston para mantener una reunión cumbre con grandes petroleras estadounidenses, en un momento complejo para que la Argentina capte proyectos, dada la alta inflación y la volatilidad cambiaria.
Sin embargo, Iguacel se volvió con una jugosa promesa en la carpeta: los directivos de los gigantes del sector, como Chevron, Exxon y Total, le prometieron al Gobierno que el año próximo aumentarán la inversión desde los u$s9.000 millones originalmente previstos hasta los u$s12.000 millones.
Las fichas que el macrismo le pone a este yacimiento son muchas, a punto tal que el secretario de Energía estima que en cinco años posibilitará que el país exporte gas y petróleo por la friolera de u$s15.000 millones.
Mientras tanto, las encuestas...
Los últimos números que recibieron los funcionarios del macrismo causaron una honda inquietud. Las encuestas que reflejan el ánimo de los ciudadanos no están resultándoles muy favorables al Ejecutivo. Por el contrario, conforme el dólar se disparó y los pronósticos de inflación fueron en franco aumento, la imagen de la actual gestión se fue deteriorando.
Uno de los últimos sondeos preocupó especialmente porque en la provincia de Córdoba, uno de los enclaves decisivos que lo terminó por dar como ganador a Macri en las últimas elecciones presidenciales, la desaprobación a su administración está a un paso de alcanzar el 58%, según Management & Fit.
Otra consultora, Synopsis, consultó a la opinión pública qué pasaría si Macri se presenta y llega a instancia de ballotage en los próximos comicios. Y el resultado arrojó que sólo podría vencer a Cristina Kirchner. Con el resto de los potenciales candidatos, no correría la misma suerte.