Las cuotas llegaron a los alquileres agrícolas
Alrededor del 60% de la siembra de granos en Argentina se realiza en campo alquilado. Por eso, el costo y las modalidades de los arrendamientos agrícolas son datos muy relevantes para seguir de cerca la salud del negocio agropecuario.
En ese sentido, el tradicional relevamiento de costo de arrendamientos que elabora la Bolsa de Cereales de Córdoba al inicio de cada campaña detectó casos de contratos que se pactan en cuotas mensuales, bimensuales o trimestrales, una modalidad que no tiene antecedentes, al menos en la historia reciente, en este rubro.
Cuando comenzó el boom de la soja, hace 20 años, la forma que se impuso es la que aún se mantiene como la más utilizada: el pago de un monto fijo (valorizado en quintales de soja por hectárea) que se abona por adelantado; y el resto, al final de la cosecha. Luego fueron naciendo nuevos contratos: por ejemplo, un porcentaje del rendimiento de cada hectárea.
Nunca había aparecido esta modalidad, similar a las cuotas que ofrecen las tarjetas de crédito. En promedio, en Córdoba, los contratos tienen un valor de una tonelada de soja; esto significaría, por ejemplo, que un productor pague el alquiler anual a razón de casi 100 kilos del grano por mes. El valor de la soja que se tomará como referencia (el del día o el de la futura cosecha) es parte de la negociación entre las partes.
Desde la Bolsa de Cereales de Córdoba sostienen que son casos aislados, pero no negaron su sorpresa ante estos datos aportados por su red de colaboradores.
Los departamentos donde ya se negociaron alquileres de ese modo son Río Segundo, Tercero Arriba y General Roca, según La Voz.
La aparición de esta modalidad de pago tiene directa relación con el escenario financiero enrarecido que afecta al país desde mayo cuando comenzó la escalada del tipo de cambio y se encarecieron aún más las tasas de interés.
El presidente de la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales (Cair), Javier Christensen, reconoció que esta coyuntura ha impactado en la actividad y en las modalidades de alquileres, y de compra y venta de campos.
“En los arrendamientos, las ecuaciones son de todo tipo y muy distintas. Con las adquisiciones de campos, pasa lo mismo: en zonas marginales, se prioriza la financiación”, sostuvo el empresario.
Según Christensen, se están cerrando operaciones con saldos de precio por pagar en dos, tres o cuatro años. “Y es financiamiento de los propios dueños, porque Argentina es un país atípico: hay planes para comprar zapatillas, pero los campos tienen que ser al contado”, graficó.
Según el índice de actividad que elabora la Cair todos los meses, desde mayo el mercado viene en descenso. Pero Christensen es optimista sobre el futuro. “Con precios históricos estables, es posible que haya un rebote, por eso puede ser un momento interesante para ingresar al negocio”, destacó.