Soja, electro, autos, economías regionales y más: ganadores y perdedores con un dólar a $22
"En un día vendí 20 autos". "El que apostó al canuto sojero, ganó". "Ahora los precios de la electrónica van a despertarse". "Ojo con el valor de la carne en los mostradores".
Los comentarios, vertidos por analistas y empresarios de diversas ramas de actividad, dejan en claro que cuando el dólar se mueve en la Argentina, cambia el terreno de juego para todos los sectores.
De la mano de un billete verde que acaba de sacudir a la City, los ganadores y perdedores en la economía se multiplican.
Una lectura sobre la competitividad cambiaria muestra que la acelerada que pegó el dólar en los últimos días mejoró notablemente la ecuación para los exportadores.
Si se considera la canasta de monedas de los principales socios con los que comercializa la Argentina, entonces el tipo de cambio real alcanzó el mejor nivel en 25 meses.
En efecto: hay que retrotraerse hasta abril de 2016 –cuando todavía estaba al mando de Hacienda el entonces ministro Alfonso Prat Gay- para encontrar una situación más ventajosas para las empresas con negocios en los mercados internacionales.
La mejora es incluso superior si se hace un comparativo con Chile: al cruzar variables como inflación y tipo de cambio en ambos países, se observa que hace más de cuatro años que la Argentina no cuenta con un mix tan ventajoso en términos reales.
Pero esta es apenas una cara de la moneda: el "lado b" está dado por el impacto en los precios en el mercado interno que crónicamente sobreviene tras un salto del dólar.
"Argentina es el único país de Latinoamérica en donde las devaluaciones impactan en la tasa de inflación", advirtió Miguel Ángel Arrigoni, socio de la consultora First Capital Group.
Según el analista, el tipo de cambio en la Argentina está siempre "en una delgada línea entre ser un ancla de precios o un generador de inestabilidad".
"Cualquier movimiento no anticipado puede provocar un reajuste de expectativas que termine derivando en una demanda adicional de dólares, como de precios más altos para cubrirse de escenarios futuros inciertos", planteó.
Esto fue reconocido por el propio ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, quien afirmó que la devaluación inevitablemente tendrá un impacto en el IPC y que generará una "demora" en la convergencia de la tasa de inflación.
Este doble impacto, de mejora de la competitividad en el plano externo y complicaciones en el mercado doméstico, es el que ahora alcanza a diversas rama de actividad.
Así, la línea entre ganadores y perdedores se vuelve muy difusa cada vez que el dólar pega un salto en la Argentina.
Automotrices: doble impacto El caso de la industria automotriz es el ejemplo perfecto de cómo un avance del tipo de cambio tiene efectos positivos pero también colaterales, dada su alta dependencia a las importaciones.
En el corto plazo, desde diversas agencias consultadas por iProfesional confirmaron que, a medida que se consolidó la información de un billete verde en alza, comenzaron a sonar los teléfonos.
"En un día vendimos 20 autos", afirmó el director de una red de agencias de una reconocida marca generalista. "Siempre que se escapa el dólar es cuando más demanda tenemos", agregó.
Pero el empresario sabe que es un efecto de muy corto plazo: "Se apuran porque saben que en cuestión de días empiezan a llegar las nuevas listas de precios con ajustes hacia arriba", afirmó.
Esto se debe a dos factores:
-Primero, que el 62% de los vehículos que las marcas comercializan en el país vienen del exterior. De ese total, cerca del 90% provienen de Brasil.
-En cuanto a las unidades nacionales, el dato clave es el alto contenido importado: por cada $100.000 que cuesta un auto en una agencia, el 50% obedece a autopartes traídas de afuera que cotizan a precio dólar, mientras que un 20% son componentes hechos en el país pero que también tienen insumos importados.
Los vehículos ya acumularon una suba del 10% en el primer trimestre y se espera que los valores se aceleren, impactando negativamente en la demanda. A esto se suma la variable tasa de interés: cuanto más se incremente, menos promos y bonificaciones habrá en el mercado.
En cuanto a las exportaciones, el salto del dólar ayuda, pero su traspaso a rentabilidad no es tan lineal en tanto y en cuanto más del 50% de los costos están dolarizados.
A esto se agrega que el principal negocio de las terminales es la venta en el mercado interno: hasta marzo, las marcas habían comercializaron 217.000 unidades dentro del país, casi cuatro veces más que el volumen exportado, si bien en general es de mayor rentabilidad.
Desde un concesionario oficial BMW sumaron otra mirada: "Cuando el dólar pega un salto, las ventas de unidades premium se retraen. Los clientes prefieren esperar".
Otro problema que afecta a este segmento es que las subas de precios en pesos que sufren estos 0Km aleja a potenciales compradores que se manejan en esa moneda, porque se estira la brecha respecto de los generalistas tope de gama.
También existe otro riesgo: la devaluación genera que los autos que cotizan a cerca de $1 millón, vuelvan a correr el riesgo de caer en el impuestazo.
Sojeros: quien hizo un canuto, ganó Tras la feroz sequía, el campo se vio beneficiado por una interesante dinámica a nivel precios, pero la devaluación no benefició a todos por igual.
"En términos generales, un dólar alto conviene porque trabajamos con un producto que cotiza en esa divisa, pero hay daños colaterales por todos lados", sintetizó Guillermo Villagra, director del pool de siembra OpenAgro.
Según el experto, "el que se hizo un canuto de granos, está muy fuerte: hoy su capital vale más en pesos pero también en divisas, porque en el mundo cayeron los stocks y subieron las cotizaciones".
La soja en Rosario ya cuesta $6.890 la tonelada, un 13% más que hace apenas 30 días y casi 90% por encima del nivel de abril de 2017.
Sin embargo, Villagra aclaró que "en general son empresas grandes las que tienen stock. El productor chico, por la sequía, en general ya tuvo que vender".
En efecto: según datos de la Bolsa de Rosario, apenas faltan vender 16 millones de toneladas de soja, versus las 38 millones que se registraron, en promedio, en los últimos cinco años para esta misma fecha.
"Quien no contrató algún seguro o no operó con dólar futuro, entonces hoy está complicado para hacer frente a la siembra de trigo, que está por arrancar", apuntó Villagra, quien agregó que "todos los costos están dolarizados. Incluso, quienes pagan insumos con cheques luego reciben una nota de débito si varió el tipo de cambio".
Sembrar una hectárea de trigo, considerando semillas, agroquímicos y labores, cuesta unos u$s300. Quien opera en 20 hectáreas, el año pasado debió pagar $90.000 por esa superficie. Hoy, tendrá que desembolsar casi $140.000, un 55% más.
Carne: ganan exportadores, pierden los consumidoresLas ventas al mundo del bife argentino vienen a buen ritmo: en el primer trimestre se despacharon 104.000 toneladas, un 30% más que en igual período de 2017.
Esto reafirma al país en el puesto 10 de los principales exportadores a nivel mundial.
Desde la Cámara de la Industria de la Carne destacaron a iProfesional que la devaluación primero generará un incremento del precio de la hacienda que incrementará las ganancias de los frigoríficos con negocios en el exterior.
"Al sector le aumenta la utilidad, porque las empresas siguen con el mismo porcentaje pero con un valor más alto en pesos", acotaron desde la entidad.
El problema, sin embargo, lo sufrirían los consumidores: un 40% del ganado en el país se alimenta en feedlots, que requieren complemento con granos.
Las subas de costos, entonces, se terminarían trasladando a los precios que se pagan en los comercios. Esto, en un contexto en el que –según el IERAL-, la carne venía mostrando el valor más bajo de los últimos diez años en relación al salario.
Así, la consultora anticipó "subas importantes" que afectarán a los consumidores.
Electro: fin del "desacople" Durante el último año, la baja de impuestos y aranceles y la mayor importación permitió que los artículos electrónicos experimenten importantes bajas tanto en términos nominales como reales.
El abaratamiento, en función de los salarios, alcanzó el 25% promedio en el caso de los celulares, mientras que en televisores promedió un 13% en los últimos doce meses, en base a un relevamiento de precios realizado por la consultora MRT.
Esta dinámica fue la que posibilitó un fuerte despegue de la demanda de tecnología, a contramano con la realidad que sufren otros sectores.
Según datos de la consultora GfK, en el primer trimestre la venta de artículos electrónicos creció un 23%. Al desagregar se observa que:
-El rubro informática, que incluye computadoras y notebooks, experimentó una suba del 15%.
-La venta de televisores a través del retail aumentó un 19%, también en volúmenes, con un salto del 34% en el mes de marzo.
-En tanto que en teléfonos celulares el crecimiento fue del 5%.
Sin embargo, se espera que esta tendencia de precios corriendo muy por debajo de la inflación se revierta o, al menos, se detenga a causa del avance del dólar.
"Siempre que se devaluó, los valores de venta al público en pesos terminaron subiendo. No en la misma proporción, pero en definitiva los productos siempre se encarecen", explicaron desde CAMOCA.
Según un informe de Abeceb, el 33% del precio final de un producto de Tierra del Fuego son insumos importados y que se pagan a precio dólar. Los salarios apenas representan el 6% del total, mientras que la logística explica el 4%, una variable que también pasaría a pesar más considerando que se esperan fuertes subas de combustibles.
Industria vitivinícola: más exportaciones, menos consumoEste sector muestra diferentes realidades: en la Argentina hay unas 400 bodegas exportadoras que generan el 35% de la facturación de toda la industria.
Según el consultor Javier Merino, la devaluación beneficiará principalmente a las bodegas medianas, que elaboran vinos de alta gama y destinan cerca del 40% de su producción al exterior.
Entre las grandes, el experto aseguró que hay una situación dual: "Están las que tienen un mix más repartido y otras muy expuestas al mercado interno y que, en general, comercializan vinos de bajo valor".
"Estas empresas van a sufrir por el incremento de los insumos y no descartamos que esto termine generando una nueva caída de la comercialización", agregó.
No es un dato menor: el consumo en la Argentina viene de tocar en 2017 el nivel más bajo de la historia, con unos 20 litros per cápita.
En cuanto al resto de las economías regionales, el analista Jorge Day, de Fundación Mediterránea, afirmó que si tienen proyección exportadora, entonces van a experimentar una mejora en la rentabilidad.
Más en un contexto en el que Brasil se recupera, con exportaciones que crecieron casi 40% en abril, la mayor suba desde junio de 2015.
Ajo, aceitunas, ciruelas secas y frutas, principalmente peras y manzanas, figuran entre los más beneficiados.
El efecto colateral lo sufrirán los consumidores: en el primer trimestre de 2018, los precios de los alimentos crecieron a un ritmo de más del 2% mensual, por encima de la inflación general.
La principal razón que esgrime el economista Juan Manuel Garzón, del IERAL, "es el comportamiento del precio del dólar y la mayor vinculación que tienen estos productos con el comercio exterior".
Y este salto que pegó la divisa en los últimos días hace prever un nuevo impacto en la canasta básica.