Comparaciones "odiosas": por el atraso cambiario, cada vez más autos importados valen igual o menos que los nacionales

¿Un Volkswagen Gol o un Smart de Mercedes? ¿Un Chevrolet o un Audi? ¿Un Peugeot o un Hyundai? Brecha y precios comparativos                                
COMEX - 31 de Octubre, 2012

El 0Km se consagró como uno de los grandes símbolos de toda la era K. 

En un contexto en el que acceder a la vivienda propia se fue haciendo cada vez más cuesta arriba, el auto fue convirtiéndose en un aspiracional para gran parte de los argentinos.

"En una sociedad que construyó su identidad bajo la impronta de la movilidad social ascendente, el 0Km tiene múltiples significados. Pero hay uno que sintetiza todos los demás: ‘Llegué'", explicaba el experto en consumo Guillermo Oliveto a iProfesional.com

La realidad es que este proceso estuvo apalancado en un factor principal: las subas de precios de los vehículos en los últimos años corrieron por debajo de los incrementos salariales, lo que facilitó que muchos argentinos accedieran o renovaran su 0Km. 

Al respecto, desde la Asociación de Concesionarias de Automotores de la República Argentina (ACARA) destacan que, mientras que en pleno inicio de la era kirchnerista se necesitaban 14 sueldos promedio para acceder a un vehículo base, en la actualidad esa proporción se redujo a 7,5 salarios.

"En los últimos años los aumentos de sueldos no bajaron del 25% y los autos aumentaron en promedio un 12%, diferencia que permite tener un mejor acceso a un vehículo", afirmó recientemente Abel Bomrad, presidente de la entidad.

Sin embargo, esta dinámica de precios que según el economista de Abeceb, Gonzalo Dalmasso, "fue clave para que se produzca un boom en la venta", terminó por convertirse en un arma de doble filo para las automotrices locales, dado que el proceso inflacionario en el cual operan determinó que queden cada vez más desfasadas respecto de los valores internacionales.

En efecto: en el mercado doméstico los precios de los autos nacionales acumulan alzas considerables, que se ubican muy por encima de las variaciones que sufrieron los modelos importados.

Cabe destacar que en años anteriores los 0Km venían aumentando a un nivel mensual del 1%. Sin embargo, en lo que va del 2012 el ritmo de suba se fue incrementando para pasar a ser de casi el 1,5%.

Esto está generando que a fin de año sacar un auto de una concesionaria resulte un 17% más costoso que en diciembre de 2011.

Esta suba no sólo impacta en los 0Km ensamblados en la Argentina, sino que también alcanza a autos que llegan desde Brasil, importados por marcas generalistas que llevan adelante procesos productivos en el país. Esto se debe a que deben "repartir" la suba de costos entre todos los modelos que componen su portfolio.

Como contrapartida, las automotrices netamente importadoras, que se proveen de vehículos fabricados en Asia, Europa o Estados Unidos, al no tener que hacer frente a salarios industriales crecientes en dólares o a subas constantes de proveedores autopartistas, y al no poseer una estructura fabril a nivel local, no quedan tan expuestas al fenómeno inflacionario, lo que determina que sus autos prácticamente no deban sufrir grandes variaciones de precios.

Esto generó que se fuera achicando fuertemente la brecha entre los valores de los 0Km nacionales y los importados, un factor que, según Dalmasso, "explica por qué el Gobierno comenzó a poner más restricciones a los modelos que llegan del exterior".

En este contexto, de acuerdo a un relevamiento realizado por iProfesional.com, desde 2010 a esta parte los vehículos comercializados por las terminales locales vienen acumulando importantes subas, que van del 19% a más del 45%, producto de los crecientes costos con los que deben lidiar.

En efecto: considerando un Volkswagen Gol Trend 1.6 cinco puertas Pack Plus se observa que, mientras que hace dos años este modelo cotizaba al equivalente de u$s14.076, en la actualidad ese mismo modelo pasó a valer cerca de u$s20.600, lo que implica una suba en dólares del orden del 46%, según datos de ACARA. 

En el caso de una Ford EcoSport 1.6 XL Plus línea 2008, en 2010 se la podía adquirir a casi u$s16.000. En cambio, en la actualidad cotiza a unos u$s22.700, es decir, muestra un encarecimiento medido en billete verde del 41%.

Si se toma el Ford Focus II EXE 2.0 4 puertas se observa que, mientras que en 2010 este modelo se conseguía a unos u$s20.800, hoy en día hay que acercarse a las concesionarias con unos 5.800 dólares más en la mano, lo que representa una suba del 28%.

A continuación, algunos modelos nacionales y brasileños comercializados por terminales argentinas y las considerables alzas de precios:

Como contrapartida, y tal como se señaló anteriormente, las compañías automotrices que sólo importan y no tienen una estructura fabril expuesta a los vaivenes de la economía, aplicaron leves ajustes a los valores en los últimos dos años, que en general no superan los dos dígitos. Incluso, hubo casos en los que algunos modelos puntuales bajaron de precio en términos de billete verde. 

Tal es el caso de la SUV Q5 de Audi, cuyo modelo TFSI Quattro en 2010 se comercializaba a unos u$s58.500, en tanto que en la actualidad se consigue a u$s57.894, un 1% menos.

En el caso de Mini Cooper, pese a las fuertes restricciones a las importaciones y a la escasez de stock que afectó a la marca durante varios meses, los precios prácticamente no variaron: el modelo S Chilli, que costaba u$s39.900 en 2010, actualmente se ofrece a u$s41.500, lo que representa una leve suba del 4%.

Pero este escenario no es propio sólo de los vehículos de alta gama. También se puede observar en modelos entry level de marcas generalistas del exterior, como la asiática Kia, cuyo Picanto naftero con caja manual hoy cuesta u$s18.200, apenas 5% más que en 2010.

La siguiente infografía permite apreciar los tenues ajustes de precios que experimentaron algunos 0Km importados:

En este contexto, Guillermo Dietrich, CEO de la red de concesionarias que lleva su nombre, explicó a iProfesional.com que "para muchos clientes resulta atractivo acceder a un vehículo importado porque se pueden conseguir en pesos al tipo de cambio oficial".

En la misma línea, el titular de una agencia oficial de autos alemanes de alta gama coincidió en que "en general, las cotizaciones que se publican en dólares se convierten en pesos al valor que fija el Central", si bien reconoció que "hay algunas agencias, dependiendo del stock que haya en el momento por las trabas a las importaciones, que a veces fijan un valor que se mueve entre el oficial y el paralelo".

Comparaciones "odiosas" 

A la hora de graficar cómo el actual proceso inflacionario está distorsionando el negocio, se pueden realizar llamativas comparaciones de precios de modelos de automotrices generalistas nacionales frente a unidades importadas de marcas Premium que, pese a estar castigadas con un arancel del 35% para ingresar al país, compiten de igual a igual. 

Así las cosas, hoy en día se puede conseguir el Smart City, el vehículo citadino fabricado en Francia y comercializado en la Argentina por Mercedes Benz, a unos $89.775.

Como contrapartida, ese valor no alcanza para comprar un Gol Trend 1.6 con buen nivel de equipamiento, como el Pack III I-Motion, que tiene un valor de $91.900, según ACARA.

En la misma línea, quien disponga de $126.400 puede adquirir un Chevrolet Sonic 1.6 cinco puertas, similar al que se observa en la siguiente imagen:

O ir a una concesionaria Audi y, por u$s2.500 más, llevarse un A1 modelo TFSI Attraction, uno de los últimos lanzamientos de la casa alemana en la Argentina.

Por otra parte, por $157.500 un comprador podrá hacerse de un Peugeot 308 modelo 1.6 HDI Feline, que es fabricado en El Palomar:

O, en caso de que prefiera una marca importada, por $17.000 menos podrá llevarse un Hyundai i30 1.6 con pack full seguridad. Cabe destacar que este modelo resulta un 10% más económico, pese a pagar un 35% de arancel externo. 

En tanto, quien disponga de $167.000 y busque entre las opciones nacionales, podrá conseguir un Ford Focus II Exe 2.0 Guía (línea 2008):

O, por apenas $1.000 más, podrá optar por el flamante Hyundai Veloster con 130 cv que llega importado desde Corea.

Cabe destacar que este modelo se caracteriza por su agresivo aspecto deportivo y por su novedoso diseño asimétrico, dado que del lado del pasajero tiene dos puertas y del conductor sólo una:

Para Dietrich, el atractivo que fueron ganando los vehículos importados, sin embargo, choca con el "cerrojo" que se implementó alrededor de la industria: "Todo lo que viene por fuera del Mercosur tiene sus complicaciones. Hay matices pero, en general, la mayoría de las marcas tiene problemas con algunos modelos a la hora de importar".

Brasil, otra brecha que se achica

El fuerte proceso inflacionario que viene pegando en la industria automotriz local, además de obligar al Gobierno a incrementar las barreras para que las terminales locales no pierdan market share, también genera un fuerte costo a nivel competitividad en el negocio de la exportación. 

No es para menos, al problema del atraso cambiario -que combina fuertes subas de precios en un escenario en el que el dólar se mueve a cuentagotas- se suma el marcado incremento de los costos laborales, que tienen un peso preponderante en el encarecimiento de las autopartes, provistas por Pyme. 

En este contexto, según un informe de la consultora Finsoport, el costo laboral ajustado por productividad en la industria automotriz ya equivale al vigente en plena convertibilidad, lo que refleja los problemas de competitividad que atraviesa el sector.

Frente a este flagelo, numerosos presidentes de automotrices, como Cristiano Rattazzi de Fiat, o Isela Costantini, de GM, vienen señalando incesantemente las dificultades que están teniendo a la hora de salir al mundo y competir por una porción de mercado.

Una muestra de este problema se puede observar en el abrupto achicamiento de la brecha de precios existente entre el mercado brasileño y el argentino.

En efecto: mientras que en 2010 un 0Km comercializado en territorio brasileño podía cotizar entre un 30% y un 50% más que el mismo modelo puesto en una concesionaria porteña, en la actualidad esas enormes diferencias se esfumaron, fenómeno que se explica mayormente por el duro proceso inflacionario que deben enfrentar las compañías locales.

Así las cosas, la VW Amarok cabina doble versión Highline hace dos años se vendía en Brasil a más de u$s71.500, un 51% más que en la Argentina.

Sin embargo, el fenómeno de atraso cambiario, sumado a otros factores propios de la economía brasileña, llevaron a que este modelo en el país vecino pase a costar unos u$s61.300, "pulverizando" la diferencia con el mercado local hasta un 11%.

Una situación similar se puede observar en el caso del Fiat Siena EL 1.4, modelo que pasó de ser un 35% más caro a un 7% más barato en Brasil que en la Argentina, tal como se observa en el siguiente cuadro:

Según Dalmasso, el achicamiento del gap obedece a tres factores principales: 

• El encarecimiento de los autos argentinos en dólares.

• La devaluación que experimentó la moneda brasileña y que hizo a los 0Km más económicos en divisa estadounidense. 

• La reducción impositiva que llevó adelante Dilma Rousseff para estimular el consumo.

"Todo esto impactó favorablemente en los valores de los vehículos en Brasil y explica por qué hay menos diferencias que años atrás", destacó Dalmasso.

De cara al futuro, un informe de Finsoport, la consultora dirigida por Jorge Todesca, alertó que "suponiendo un incremento del 15% en el tipo de cambio nominal durante los próximos doce meses y un crecimiento en línea con los años anteriores de la productividad, las subas salariales implicarán un deterioro inexorable en la competitividad para sendos grupos de sectores, como el automotor".

Así, alertaron que para esta rama de actividad "este resultado implicará superar los niveles del costo salarial del período 1998-2001, tornando más dificultosa su presencia en los mercados externos".

En definitiva, el lado oculto del fenómeno que explicó por qué se vienen batiendo récords de patentamiento en el mercado interno. 

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