"Indice Falabella" y por qué los argentinos pagan hasta un 150% más por iguales productos
Los síntomas del atraso cambiario están a la orden del día y son cada vez más palpables en la Argentina.
El hecho de que durante los últimos años la inflación y los incrementos salariales hayan corrido muy por encima de la evolución del dólar, no hizo más que profundizar este fenómeno.
Así, mientras que el Gobierno festeja el hecho de que la Argentina tenga los ingresos en dólares más altos de la región, paralelamente, le declara la "guerra" a quienes tratan de sacar rédito de esta situación. Es decir a las millones de personas que deciden comprar en el exterior o a quienes hacen clic con el mouse para adquirir online un par de zapatillas o indumentaria para esperar los envíos desde la comodidad de su hogar.
En definitiva, la creciente brecha entre los salarios y precios del mercado interno, respecto a los niveles vigentes en otros países del mundo -que no padecen un flagelo inflacionario similar-, terminó generando que resultara cada vez más tentador cruzar la frontera para salir de shopping.
Sin embargo, por detrás de las "mieles" del atraso cambiario, que marcaron el ritmo del regreso de esta suerte del "déme dos", finalmente terminó saltando la tapa de la olla a presión.
Sucede que al haber quedado barato el dólar y al no estar dispuesto a convalidar una devaluación abrupta, el Gobierno optó por potenciar el "cepo" al billete verde y limitar al máximo posible el acceso a las divisas estadounidenses.
El problema es que, en la medida en que en el plano local se mantenga la actual dinámica de suba de precios y la suba del tipo de cambio continúe siendo de a cuentagotas, la brecha entre los precios internos y externos continúa ampliándose.
En diálogo con iProfesional.com, el economista Tomás Bulat aseguró que "cada mes que pasa resulta más tentador comprar afuera. Por eso el Gobierno, que decide aferrarse a los controles, opta por seguir poniendo trabas para desalentar el turismo y el consumo fuera del país".
El experto destacó que "teniendo en cuenta que la devaluación de agosto fue del 1% y la inflación, según la que se difunde en el Congreso, alcanzó el 1,9%, la situación va empeorando mes a mes y esto hará que el Ejecutivo siga implementando nuevas barreras de aquí a fin de año".
En este sentido, el experto recalcó que "mientras la Argentina se vuelva cada vez más cara en dólares, el Gobierno continuará aplicando más y más restricciones".
El índice "Falabella", fiel reflejo del atraso cambiario
Un síntoma de lo cara que está quedando la Argentina en términos de dólar se puede obtener al trazar un comparativo entre los precios de un producto de similares características en el mercado interno en relación a los valores que exhibe en diferentes países de la región.
Meses atrás, coincidiendo con el lanzamiento de la tableta iPad 3, la Argentina ya se había quedado con el triste privilegio de ser el país más costoso a nivel mundial para adquirir este popular dispositivo de la marca de la manzanita.
Sin embargo, la brecha excede por lejos al mercado de la tecnología y se "cuela" en todos los rubros.
En efecto: según un relevamiento realizado por iProfesional.com, considerando una misma cadena de retail (Falabella) y una "canasta" similar de artículos que involucra a todo tipo de rubros y con diferentes niveles de valor agregado, los precios vigentes en la Argentina llegan a ser hasta un 150% más elevados que en otros países de la región en los que comercializa la cadena.
Y esta lista, por ejemplo, incluye desde pequeños electrodomésticos (planchas y cafeteras), productos para el cuidado personal (afeitadoras y depiladoras), hasta bienes de mayor valor, como cámaras digitales, televisores y consolas de videojuegos.
El punto a destacar, tal como se mencionó, es que este relevamiento se realizó considerando los valores vigentes en los diferentes portales de venta online que posee la misma tienda departamental en cuatro países: Argentina, Chile, Perú y Colombia, tal como se puede observar en el siguiente cuadro:
De la infografía se desprenden las grandes diferencias de cotizaciones que se registran en segmentos específicos, como artículos del hogar o productos tecnológicos.
Al respecto, una cámara digital marca Canon modelo SX 150, en la Argentina cotiza a cerca de $2.500, lo que equivale a unos u$s529, tal como se observa en la siguiente imagen:
En el país trasandino, en tanto, el mismo modelo ronda los 99.990 pesos chilenos, es decir, unos u$s210, prácticamente el mismo valor que en Perú. Esto implica que el producto comercializado en la Argentina resulta un 150% más caro:
Las diferencias también son considerables en el terreno de equipamiento tecnológico para el hogar, como sucede con los LED, dado que en Falabella Argentina hay que pagar unos u$s741 por un televisor 32 pulgadas marca Samsung:
Como contrapartida, en las sucursales de Chile su cotización baja hasta los u$s399 (189.900 pesos chilenos) llevando el gap de precios a más de un 85%:
La enorme brecha entre lo que deben pagar en dólares los consumidores argentinos y los de otros países de la región también saltan a la luz a la hora de comprar productos menos sofisticados, como colchones.
Así las cosas, quien ingrese al sitio de Falabella en Buenos Aires y adquiera uno de una plaza marca Rosen (modelo "Uno.1") tendrá que desembolsar casi $1.900, lo que equivale a cerca de u$s400, tal como se observa en la siguiente imagen:
Las cosas son muy diferentes en la capital del país trasandino, donde un potencial cliente deberá sacar de su bolsillo unos 99.990 pesos chilenos que, convertidos a moneda estadounidense, equivalen a u$s210:
¿Cuánto estará pagando el consumidor argentino en divisas? Exactamente un 90% más que aquél que habite en territorio chileno.
En el rubro de productos para el cuidado personal también hay diferencias para el asombro: una clienta de Falabella Argentina que busque una depiladora marca Philips modelo Satinelle HP 6400 deberá pagar cerca de $250 (u$s52 al tipo de cambio oficial):
A su vez, si esta misma mujer estuviera en la capital trasandina, por el mismo modelo tendría que desembolsar el equivalente a u$s27 (12.990 pesos chilenos):
Esto implica que en la Argentina el mismo producto cuesta 92% más medido en billete verde.
El costo de vivir en una economía cada vez más cerradaAdemás del atraso cambiario, estos sobrecostos que se deben pagar a nivel local se deben a los diferentes impuestos internos y a la aceitada política del bloqueo a las importaciones, dado que en línea blanca y artículos electrónicos el Gobierno persigue la meta de alimentar el 100% de la demanda con productos fabricados o ensamblados localmente, negando sistemáticamente el ingreso a marcas sin producción nacional y reduciendo así la competencia.
El problema es que llevar adelante este objetivo tiene su precio: mantener en funcionamiento un polo tecnológico en la provincia más austral de la Argentina implica convalidar fuertes costos de mano mano de obra y de logística, dado que, en general, se envían los insumos por barco hasta al sur y desde allí se debe hacer el traslado por ruta hasta los principales centros de consumo.
A esto se suma un dato no menor: que un producto no se ensamble localmente y que, por ejemplo, sea importado de manera directa desde Asia, no garantiza que éste llegue a precios más ventajosos al consumidor argentino.
Por el contrario, la fuerte carga tributaria que aplica el Gobierno, y que tiene como objetivo compensar dichos sobrecostos y darle competitividad de manera artificial a Tierra del Fuego, termina castigando el bolsillo de los consumidores locales y "emparejando" los precios hacia arriba.
Paralelamente, hay que considerar la política proteccionista propia del Mercosur, que establece altos aranceles extrazona para desalentar el ingreso de determinados artículos que pueden competir con la producción local, tasa que en muchos casos llega al 35% sobre el valor de importación.
Esto no ocurre en Chile, que tiene firmados una veintena de tratados de libre comercio (TLC) y que llevaron a que su arancel efectivo para importaciones sea cercano al 0%.
Algo similar ocurre en Perú, que en 2010 firmó un TLC con China, uno de los principales proveedores de tecnología a nivel mundial.
A esto se suma la inercia inflacionaria que fomenta prácticas especulativas en buena parte del empresariado, según reconoció a iProfesional.com el presidente de una influyente cámara sectorial: "Hay compañías que pueden ingresar muy pocos productos, entonces lo que tienen en stock lo cuidan y lo defienden con precio, vendiéndolos más caro".
Además, la misma fuente reconoció que "a raíz de la política proteccionista, nadie sabe en el contexto actual en qué momento el Gobierno te va a dejar ingresar el próximo embarque. Así, para cubrirse de cualquier movimiento devaluatorio, muchos fijan el precio de venta calculando un tipo de cambio mayor, algo que lógicamente termina impactando en el valor en pesos que paga el consumidor".
Continuando con el relevamiento, y tal como se puede observar, las diferencias de precios no son tan estridentes en sectores que no están extremadamente protegidos a nivel oficial.
Esto sucede, por ejemplo, con artículos puntuales como colchones, donde el gap con respecto a Chile ronda el 40%, mientras que con Colombia es de apenas 5 por ciento.
Más alto no es sinónimo de ventajaMás allá de los precios en dólares en las diferentes ciudades, un punto central es analizar esos valores en relación a los ingresos de los consumidores, de modo de conocer el poder adquisitivo.
En este sentido, cabe destacar que:
•Con los últimos aumentos, la Argentina se ubicó como el país con el sueldo mínimo más alto de la región medido en dólares, que asciende a los u$s579.
•Considerando que la canasta de productos seleccionados para los locales porteños de Falabella alcanza a unos $s3.740, se necesitarán 6,5 ingresos mínimos para poder hacerse de la misma.
•Como contrapartida, el sueldo básico del sector registrado en Chile se ubica en los u$s388.
•De este modo, teniendo en cuenta que una canasta similar en el Falabella de Santiago totaliza unos u$s2.224, los consumidores del país trasandino requerirán de 5,7 ingresos para acceder a dicha selección de artículos, es decir, una suma inferior que en el caso de la Argentina.
De este modo, dada la fuerte dinámica de la inflación local, está visto que no siempre un alto ingreso en dólares garantiza un mejor acceso a determinados artículos de consumo.
De cara a los próximos meses, de acuerdo con Bulat, el hecho de que el billete verde siga escalando a un mayor ritmo, hasta ubicarse en torno a los $5 hacia fin de año, "no moverá en absoluto el amperímetro, dado que la suba de precios, con una emisión monetaria como la actual, continuará moviéndose en niveles elevados".
Así, consideró que "los argentinos seguirán percibiendo que el dólar oficial está barato y por eso el Gobierno seguirá insistiendo con los controles para reducir el acceso a través de las compras con tarjeta de crédito en el exterior. Pero este cepo no es sostenible en el largo plazo. Lo único que hace es posponer la aplicación de correcciones".