Anticipo: ahora el Gobierno apuntará contra las cadenas de electrodomésticos
De la mano de las agresivas promociones de financiamiento, con cuotas fijas y hasta cinco años de plazo, las ventas de productos electrónicos y artículos para el hogar no paran de crecer.
Según el último dato oficial –correspondiente al mes de junio-, en los centros de compras este rubro registró un salto del 85% en comparación con el mismo período del año pasado.
Y dentro de este segmento, liderado muy cómodamente por los LCD, hay un producto que no se queda atrás y que también está entre los que más rotación tienen en las casas de electrodomésticos: los lavarropas.
Según estimaciones del mercado, este año se comercializarán en la Argentina cerca de 700.000 unidades, lo que representa un jugoso negocio valuado en más de u$s350 millones.
Sin embargo, detrás de este boom se viene una avanzada por parte del Gobierno.
Sucede que la cadena de comercialización que involucra a gran parte de estos productos, que venden las principales casas de artículos del hogar, estaría mostrando fuertes inconsistencias, es decir, desde que ingresan al país hasta que llegan al consumidor final.
Como primer paso, según adelantaron en exclusiva fuentes oficiales a este medio, la Secretaría de Industria acaba de "abrir una investigación sobre la importación de lavarropas".
"Los técnicos están monitoreando muy de cerca todo lo que está ingresando bajo este rubro", advirtieron.
¿Cuál es la maniobra que puso en alerta a las autoridades y por qué consideran que están dañando a la producción nacional?
Tal como explicó a iProfesional.com uno de los principales fabricantes afectados del sector, "hay un gran número de artículos que están ingresando bajo la figura de bienes de capital, por lo cual pagan menos impuestos, con el argumento de industrializar a la Argentina cuando, en realidad, no cumplen ese fin sino que están siendo vendidos directamente para el hogar".
¿Cómo sucede esto? Muy simple: en la Argentina, por normativa, un lavarropas de más de 10 kilos de capacidad de carga es considerado bien de capital, es decir, destinado al uso en hoteles o locales comerciales, entre otros. Por debajo de esa cifra es considerado bien de consumo.
Cabe destacar que las unidades más comunes, como las de carga frontal, tienen en general una capacidad de carga de entre 5 y 7 kilos.
Sin embargo, en los últimos años, se comenzaron a imponer equipos de hasta 13 kilos para uso doméstico.
Esta diferencia en la capacidad de carga, es decir, la cantidad de ropa que se puede introducir por lavado, no es una mera cuestión doméstica.
En realidad, es una diferencia que, por un lado, genera que el Estado deje de cobrar varios millones de dólares en concepto de tributos. Por otro, implicaría, según los empresarios locales, una clara competencia desleal.
Sucede que, cuando a un producto se lo considera bien de capital, paga un 0% de derecho de importación, frente a un 14% mínimo que debería enfrentar como artículo para consumo.
A esto se suma que un bien que tenga como destino un proyecto industrial o comercial, paga la mitad del Impuesto al Valor Agregado (10,5%). Como contrapartida, si esa misma unidad ingresara para ser comercializada al público, el valor sería del 21%.
De este modo, los lavarropas que están en la mira de la Secretaría de Industria estarían dejando de tributar, como mínimo, un 25% al ingresar al país, lo que los hace abarata frente a sus competidores con sello "made in Argentina".
Fuentes privadas indicaron a iProfesional.com que "esto nos está perjudicando seriamente. El hecho de que ingresen como bienes de capital implica que no pagan aranceles de importación y pagan la mitad del IVA. Esto nos quita mercado y nos pone en desventaja frente a lo importado". Las cadenas, bajo la lupa
Frente a esto, todas las miradas apuntan a los grandes comercios de electrodomésticos, que son los que, según estadísticas de la cámara que nuclea a esta industria, estarían ingresando miles de unidades bajo este régimen.
"Tenemos relevamientos muy contundentes que demuestran que son las cadenas las que están importando lavarropas que ingresan como bienes de capital pero que luego terminan siendo vendidos al consumidor", explicaron.
Y el Gobierno, que por un lado busca sostener la recaudación tributaria con el objetivo de mantener fuerte la caja y, por otro, intenta desalentar las importaciones, es un aliado clave en esta cruzada.
Esta avanzada contra las cadenas de retail que se viene se enmarca en un escenario de suma preocupación para el Ejecutivo en lo que se refiere a la dinámica del comercio.
No es para menos: en lo que va del año, las importaciones vienen creciendo a una tasa del 43%, casi el doble que las exportaciones.
Es así como, cada mes que pasa, el Gobierno observa cómo se reduce el colchón de dólares vía superávit comercial.
De hecho, entre enero y julio de 2010 el saldo ya exhibe una reducción del 26%, cifra que podría ampliarse aún más hacia fin de año. Un negocio jugoso y millonario
¿De qué magnitud es el negocio con los lavarropas? Según alertan los industriales, el número de equipos que están entrando bajo una figura que no les corresponde para aprovechar así los grandes beneficios impositivos no para de crecer.
"En el año 2006 ingresaron como bienes de capital 11.000 lavarropas y este año, hasta mediados de agosto, ya registramos unas 63.000 unidades. De este modo, estimamos que en todo 2010 totalizarán unos 80.000", alertó el empresario.
El siguiente cuadro, que muestra un incremento del 627% en apenas unos años, es más que elocuente:
En efecto, basta recorrer algunas de las principales cadenas de retail para observar una cada vez mayor oferta de equipos con capacidades superiores a los 10 kilos, procedentes de tres países: Corea, China y Brasil.
"Es decir que, en apenas cuatro años, estas importaciones se habrán multiplicado por ocho. Es probable que algunos lavarropas realmente se utilicen como bienes de capital, pero la mayoría es claro que ingresan porque hay una ´ventana´ para hacer esta clase de negocios", disparó el industrial que pidió absoluta reserva de identidad.
"En definitiva, están entrando cantidades brutales de una manera que no consideramos muy lícita", recalcó.
El dato clave es que, considerando que estos lavarropas tienen un precio de venta, como mínimo de 2.200 pesos, las 80.000 unidades que entrarían este año totalizarían un jugoso negocio valuado en unos 176 millones de pesos.
Acto seguido, el empresario adelantó que "por este motivo tendremos una reunión clave con la ministra de Industria, Débora Giorgi, para que aumenten los controles a este tipo de operaciones de importación".
La postura oficial
Fuentes oficiales cercanas a la investigación confiaron a este medio que "se van a tomar medidas concretas porque estos lavarropas están ingresando con las prerrogativas que tienen los bienes de capital y, además, no están bajo el monitoreo de las licencias no automáticas. Es decir, reciben beneficios que sólo se dan a los productos que sirven para industrializar la Argentina".
Según pudo saber iProfesional.com, una de las iniciativas es la de actualizar el nomenclador, es decir, la "tabla" que estipula las condiciones tributarias bajo las que ingresa cada producto.
Esto es clave porque, por los cambios que experimentó la industria, lavarropas de más de diez kilos que hace décadas sólo se utilizaban para hoteles o negocios de lavado, ahora se pueden encontrar –con diseños modernos y prácticos- en las casas argentinas.
Por otra parte, se baraja la posibilidad de exigir una declaración jurada a los importadores, para determinar qué destino le van a dar al producto. De este modo, si finalmente entra como bien de capital, legalmente tendrían prohibido vender ese electrodoméstico para uso hogareño.
Actualmente, la industria del lavarropas está representada por cuatro grandes fabricantes: Gafa y LG, en Rosario; Alladio, en Córdoba -que produce las líneas Drean, Aurora y Patriot- y Longvie, en Catamarca.
En este contexto, el empresario consultado aseguró que "la mayor parte de los componentes son nacionales. Tenemos una red de proveedores muy fuerte y es muy poco lo que se importa. Por lo tanto, es clave defender a este sector de la competencia desleal. No podemos permitir que sigan poniendo en riesgo la actividad con este tipo de importaciones".
Más reclamos a las cadenasSin embargo, esta no es la primera vez que las compañías que comercializan artículos para el hogar están bajo la lupa de los empresarios argentinos.
La Cámara Argentina de Industrias de Refrigeración y Aire Acondicionado (Cairaa) presentó hace escasas semanas dos denuncias ante Defensa del Consumidor en contra de dos grandes cadenas de retail del país.
¿El motivo? En tres avisos publicitarios, la entidad detectó que los productos que se ofrecían como "made in Argentina", en realidad provenían de otros países.
En diálogo con iProfesional.com, Roberto Lenzi, presidente de Cairaa, aseguró que "estamos monitoreando todas las campañas, porque ya detectamos varios casos en los que publicaron heladeras con origen supuestamente nacional pero, en realidad, eran de Turquía".
El directivo recalcó que "esto nos perjudica, porque el cliente que adquiere un producto nacional piensa en un buen servicio de post venta y en acceder fácilmente a los repuestos", algo que no siempre suele suceder con marcas provenientes de otros países.
En este contexto, Lenzi, que además dirige la fábrica de heladeras Briket, también apuntó contra los "megaplanes" de 50 cuotas sin interés que promueven las cadenas de retail.
Sucede que, si bien estas agresivas promociones favorecen a la industria nacional, el industrial consideró que "también están ayudando mucho a empresarios de Brasil, China o Turquía".
Al respecto, alertó que las fábricas locales otorgan hasta 150 días de plazo a los grandes comercios para realizar el pago, mientras que, para importar, se debe cancelar todo al momento del embarque. De este modo, consideran que las cadenas están "financiando lo importado con plata de la industria nacional".
En este contexto, desde la entidad aseguraron que la oferta de productos provenientes del exterior se está multiplicando y que esto "pone en riesgo a las empresas de capital argentino".
En la misma línea, Luis Fernández, presidente de la Cámara Argentina de Fabricantes de Electrodomésticos (CAFED), alertó que "basta mirar las publicidades con promociones de artículos del hogar para ver que hoy prácticamente la mitad de lo que se ofrece es importado".
Además de lavarropas, también calefacción En lo que se refiere al rubro cocinas y calefacción, los industriales argentinos también descubrieron maniobras de importación similares a las que se realizan con los lavarropas.
En diálogo con iProfesional.com, Hugo Ganim, presidente de la Cámara de Fabricantes de Artefactos de Gas (Cafagas) -que nuclea a empresas como Escorial, Domecq, Universal y Volcán- alertó que "estamos teniendo problemas con las calderas que se utilizan para los sistemas de lozas radiantes y calefacción central".
"Es un mercado que mueve unas 15.000 unidades anuales y hemos detectado que buena parte está entrando como bienes de capital cuando, en realidad, se importan para uso hogareño", explicó.
"Esto pone en riesgo a las empresas nacionales que fabrican estos equipos en el país", alertó.
El punto más grave es que, según el directivo de la entidad, "así como en el caso de los lavarropas la tributación se determina por la capacidad de carga, en este rubro se hace por las calorías. Y lo que están haciendo algunos empresarios es declarar en Aduana valores más bajos para que los equipos pasen de categoría e ingresen como bienes de capital. Así no pagan impuestos de ningún tipo".
Ganim destacó que ya hicieron la presentación ante la Secretaría de Industria, dado que los valores son considerables, teniendo en cuenta que cada equipo puede rondar los $10.000.
Van a crecer los reclamos Más allá de los casos donde se detectan irregularidades en las operaciones de importación, lo cierto es que la preocupación entre los industriales por el aumento de la competencia del exterior no para de crecer.
En un contexto donde las importaciones aumentan a un ritmo muy superior que las ventas al mundo, para los expertos, no pasará mucho más tiempo para que se intensifiquen los reclamos por parte del sector empresario.
En este sentido, Alejo Espora, coordinador de Estudios Macroeconómicos y Sectoriales del Banco Ciudad, sostuvo que "hasta ahora, el mercado arrastra a todos por igual, importados y nacionales. Pero, en la medida en que se enfríe un poco el nivel de ventas, los industriales van a mirar con más detenimiento su market share y alzarán la voz si pierden terreno" frente a competidores de China, Brasil u otros países.
En concreto, desde el Banco Ciudad estiman que este año el consumo crecerá por encima del 8%, pero para el próximo prevén una reducción de 2 puntos.
"La demanda de bienes de consumo seguirá, pero no tan fuerte como hasta ahora, porque van a entrar a jugar factores que desincentivan", explicó Espora, quien recalcó que "esto puede alentar reclamos por parte de los industriales".
Paralelamente, desde Finsoport vienen alertando por el panorama complejo que enfrentan ciertas ramas de actividad.
Gonzalo Bernat, economista jefe de la consultora, sostuvo que "los sectores que compiten palmo a palmo con las importaciones enfrentan serios problemas en términos de competitividad. En medio del contexto inflacionario, algunos tienen la posibilidad de trasladar los aumentos al precio de venta. Otros directamente no, porque perderían la carrera contra los bienes importados".
Y los fabricantes de electrodomésticos, particularmente, enfrentan un escenario con incertidumbre, dado que un costo fundamental como es el salarial se encuentra apenas 20% por debajo del nivel de la convertibilidad.
Así, los analistas consideran que este sector seguirá dependiendo de las políticas proteccionistas oficiales para continuar operando en el país sin ver desplomada su participación en el mercado doméstico frente a artículos cada vez más baratos provenientes de Brasil o Asia.
Juan Diego Wasilevsky
(c) iProfesional.com