¿Habrá cortes de luz en verano?: expertos anticipan el escenario que viene para los usuarios
La fragilidad del sistema eléctrico argentino viene siendo puesta a prueba desde hace varios años cada verano y los primeros meses de 2025 no serán una excepción.
Por el contrario, desde el propio Gobierno tomaron nota de la situación con la declaración de la Emergencia Energética pocos días después de la asunción presidencial de Javier Milei mediante el DNU 55/23, así como su prórroga con el 1023/24 hasta el 9 de julio del año próximo.
En ese marco, la Secretaría de Energía formalizó el 1 de octubre el "Plan de Contingencia y Previsión", tanto para los meses de este verano como para los de la temporada 2025/2026, consistente en la coordinación con grandes usuarios del sector industrial, generadores, transportadores y distribuidores, a fin de evitar que un pico de demanda provoque un colapso del sistema que derive en apagones masivos.
Lluvias y bajas temperaturas, los aliados
Durante más de un siglo, la economía argentina, en la que la actividad agropecuaria es central, estuvo supeditada a las condiciones climáticas, resumidas en una vieja frase: "El mejor ministro de Economía es una buena lluvia". Y a juzgar por lo ocurrido en 2023, con una sequía que impactó de lleno en la producción de soja, esos tiempos aún no han sido superados.
En esta oportunidad, la lluvia extendió su influencia más allá del agro y también determinará la suerte del sistema eléctrico: de ella dependerá no solo la capacidad de generación de Salto Grande y Yacyretá sino también la de las represas del sur de Brasil, principal auxilio vía importación de energía en períodos de sobredemanda.
Junto a previsiones de temperaturas más benignas que las temidas en un principio, la posibilidad de esas precipitaciones podría aliviar la situación y alejar los riesgos de cortes en el suministro. Así lo consideró el ex secretario de Energía, Daniel Montamat en diálogo con iProfesional: "El clima ha sido más templado de lo que se esperaba y las lluvias han beneficiado la hidraulicidad en Brasil, que nos puede proveer oferta en días crítico".
"Creo que las expectativas de mayores contingencias ahora se trasladan a marzo", pronosticó, recordando lo que fue ese mes en 2023 en cuanto a altas temperaturas. Es que el 10 de marzo del año pasado se batió el récord de demanda con 28.562 Mw, superando a enero y febrero, históricamente los meses de mayor consumo.
Hubo que esperar a las 14:48 del 1° de febrero de 2024 para sobrepasar esa marca, con el máximo vigente hasta el presente de 29.653 Mw. Pero en el verano que acaba de comenzar podría registrarse un nuevo récord, siempre condicionado a la lluvia y la temperatura, los "ministros sin cartera" en tiempos de emergencia energética.
Al respecto, los especialistas del sector siguen con atención el informe presentado en junio por la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (CAMMESA), en el que, si llegaran a darse varios días consecutivos con altas temperaturas, el consumo podría alcanzar un nivel de 30.700 Mw que, dado el estado actual del sistema, derivaría de inmediato en cortes del suministro en la mayor parte del país.
"El panorama para el verano, en lo que hace al suministro eléctrico, es sumamente delicado y el gobierno ya ha anunciado el 23 de septiembre la posibilidad de cortes", advirtió el también ex secretario de Energía, Jorge Lapeña, presidente del Instituto Argentino de Energía General Mosconi.
La advertencia crítica de Lapeña se basa en el diagnóstico que el IAE Mosconi viene realizando desde hace años y parte de la realidad que muestra que "el sistema eléctrico argentino tiene un déficit de inversión crónico".
Esa falta de inversión acumulada por muchos años dejó un sistema con "una gran cantidad de equipamiento de centrales que son obsoletos y no tienen la potencia disponible o utilizable para ser puestos en marcha en los días de máxima demanda", completó. Una obsolescencia que, de haberse atendido a tiempo, dejaría al sistema en condiciones óptimas para hacer frente a cualquier pico de demanda: el inventario de la potencia total a noviembre es de cerca de 43.148 Mw, más que suficientes para atender un consumo que, en el peor de los casos, representaría el 70% de esa oferta.
Para Alberto Calsiano, jefe del Departamento de Energía de la Unión Industrial Argentina (UIA), "los equipos viejos deberían ser declarados chatarra, pero en una emergencia pueden servir; la pregunta es si van a estar en condiciones de funcionar cuando se los requiera".
Los usuarios residenciales, a salvo
De todos modos, desde la Secretaría de Energía, tanto en la gestión anterior de Eduardo Rodríguez Chirillo como en la de su sucesora, María Carmen Tettamanti, se aseguró que, en caso de tener que recurrirse a cortes en el suministro eléctrico, estos serán programados y concentrados exclusivamente en grandes usuarios industriales, con lo que el resto de los consumidores, entre ellos los residenciales, quedarían al margen de las restricciones.
"Entre las acciones que llevará adelante el Gobierno nacional no están previstos los cortes programados a usuarios residenciales", puntualizó la Secretaría de Energía, que en su Plan de Contingencia y Previsión destacó "la importación de energía y potencia de Brasil en días críticos; la gestión con Paraguay para aumentar los intercambios de Yacyretá y el diseño de un mecanismo de incentivos a la disponibilidad de generadores térmicos", en lo que hace al segmento de generación.
A su vez, en el sector transporte, se trabajará en la disponibilidad de cuatro transformadores de reserva, en tanto se remarcó que los cortes de suministro a las industrias serán "voluntarios, programados y remunerados".
La necesidad de un plan a largo plazo
Más allá de la coyuntura y para que los riesgos de un colapso no vuelvan a aparecer cada verano, Lapeña remarcó la necesidad de "contar con un plan concreto" para el largo plazo, algo que considera que el Gobierno no tiene.
"La posibilidad de los cortes es una realidad, vamos a pasar un verano complicado y eso ocurrirá el año que viene y en los subsiguientes, en los que vamos a estar ‘cortando clavos’, con el corazón en la boca", alertó.
En ese sentido, advirtió que "habría que instalar no menos de 2.500 Mw en centrales nuevas, son obras de una magnitud que llevaría de cuatro a cinco años desde que se decide la obra, se elige su emplazamiento, se consigue la financiación hasta su puesta en marcha".
"El Presidente y el Gobierno creen en una forma muy inocente que el sector privado puede en este momento hacer todas las obras que antes hacía el Estado. Si bien esto es un objetivo interesante y loable, implica un cambio de conducta y creo que no vamos a ver obras muy importantes del sector privado en electricidad mientras no haya una normalización de la política y la economía en la Argentina", reflexionó.
Más allá de las posturas ideológicas, Lapeña destacó que "el rol del Estado en la decisión, la planificación y la ejecución de obras energéticas es fundamental, y pensar en un Estado que diga ‘yo no hago más obras’, es algo elemental sin es que no hay un actor privado dispuesto a hacerlas en tiempo y forma".
Lapeña redobló la apuesta y planteó: "no veo ni siquiera entre los diez empresarios más ricos de la Argentina alguien dispuesto a hacer una obra como fue en su momento Salto Grande, El Chocón, Planicie Banderita, Alicurá o Piedra del Águila".
Mientras tanto, habrá que esperar que el Plan de Contingencia consiga su propósito de superar los riesgos de cortes en este verano. Con la ayuda de la lluvia y la temperatura.