ALTERNATIVAS

Aire acondicionado vs ventilador: cuánto consume cada uno y cómo impacta en la factura de luz

Con el aumento en las tarifas, muchos usuarios se preguntan qué es lo más conveniente para refrigerar el hogar ante la llegada de las altas temperaturas
Por A.R.
ACTUALIDAD - 30 de Octubre, 2024

El verano está cada vez más cerca y las temperaturas comienzan a elevarse. En ese contexto, muchos argentinos comienzan a mostrar preocupación por el impacto que puede tener en las boletas de electricidad el uso de artefactos para refrigerar el hogar.

Existen, para tal fin, dos alternativas clásicas: el aire acondicionado y el ventilador. Lógicamente, los aires pueden ser más útiles en días de calor extremo. Pero también conlleva un gasto de energía mayor y, por consiguiente, un impacto más alto en las facturas de luz.

Aire acondicionado vs ventilador: cuánto impacta su uso en la factura de luz

Por ejemplo, un equipo de aire acondicionado de 2200 frigorías, de nivel de eficiencia Clase A (que corresponde a un equipo moderno), con un encendido estimado de 6 horas al día promedio y calibrado a la temperatura de 24 grados, significará un adicional en la factura de 151 kw/h –que de por sí ya posiciona al usuario en categoría R2- equivalente a $20.495 mensuales, según el cuadro tarifario vigente para octubre y noviembre.

En cambio, si el equipo es Clase E (por ser más viejo, tiene una menor categoría de eficiencia energética y gasta más), por un promedio de 6 horas de uso diario a una temperatura de 24 grados, el consumo será de 203 kWh y $26.746 al mes; es decir, un 30% más que el equipo de Clase A.

Si, en cambio, la refrigeración del hogar se lleva a cabo con ventiladores, lógicamente el consumo de energía y el monto a pagar en la factura de luz será significativamente menor.

Por ejemplo, si un ventilador de techo que se enciende 6 horas al día, el consumo sería de apenas 11 kWh y $2.416 mensuales. Es decir, unos $18.000 menos que lo que se gasta con un aire acondicionado Clase A (de bajo consumo) y $24.330 menos que lo que consume un aire acondicionado más antiguo y de baja eficiencia.

En tanto, si se trata de un ventilador turbo, la demanda por usuario sería de 18 kWh y $3.255 al mes en la factura final: $17.240 menos que el aire acondicionado Clase A y $23.490 menos que el aire más viejo.

El aire acondicionado a 26 grados, una alternativa para ahorrar en la factura

En la actualidad todas las recomendaciones toman como referencia el seteado de la refrigeración en los 24 grados para los meses de verano. Algo que está en plena revisión en el mundo. Estudios de eficiencia energética realizados en la Argentina por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) demostraron los potenciales ahorros de energía en refrigeración para diversas ciudades de Argentina, producidos al aumentar la temperatura de los termostatos en 1 °C, durante el verano.

Así se demostró que las reducciones del consumo son superiores al 50% con sólo elevar un grado el termostato, por lo que una política que promueva el uso de los equipos en verano a 26°C para todo el país, podría contribuir a reducir el costo de las facturas de electricidad de las familias y mitigar significativamente las emisiones de carbono.

Esta recomendación de los termostatos en verano, que en la Argentina podría asumirse en no mucho tiempo, estaría en concordancia con las recomendaciones del U.S. Department of Energy (DOE) y con lo que ocurre en países de la Unión Europea. Pero además, desde el punto de vista de salubridad, también se recomienda que el salto térmico de los ambientes con el exterior, no exceda 10°.

Esta práctica asociada a mejores tecnologías lleva a resultados de una alta eficiencia en el uso del recurso energético. Precisamente, los equipos inverter, que regulan la velocidad del compresor, ofrecen un mayor rendimiento y ahorro energético en comparación con los modelos tradicionales.

Esto se debe en parte a que estos equipos ajustan la velocidad del compresor según las necesidades de enfriamiento o calefacción, y pueden trabajar con una necesidad de transferencia de calor inferior a la máxima para la que han sido diseñados. En estos casos, el equipo trabaja más "aliviado" y, por lo tanto, con una eficiencia mayor.

Por el contrario, los aires acondicionados convencionales, operan con un compresor de velocidad fija, que se enciende y apaga intermitentemente para regular la temperatura. Este ciclo de encendido y apagado constante también contribuye a una menor eficiencia y disminución de la vida útil.

Por lo general, un aire acondicionado con inverter tiene un consumo menor de entre 30% a 50% que un equipo similar convencional, aunque esto en realidad depende de la capacidad del artefacto y las características térmicas del ambiente a climatizar.

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