COLECCIONISTAS

Es profesor y convirtió su casa de San Luis en un museo con más de 4.500 latas de cerveza y gaseosa

El puntano Gerardo Keli Quiroga atesora en su casa una colección que inició hace más de hace casi 30 años. Cuál es la más preciada
ACTUALIDAD - 07 de Septiembre, 2024

Gerardo "Keli" Quiroga, un profesor de matemática de 42 años, viene cultivado una pasión poco común desde su adolescencia: coleccionar latas de gaseosas, cervezas y jugos. Nacido y criado en Santa Rosa del Conlara, provincia de San Luis, Keli empezó a coleccionar a los 14, en la década de los 90, cuando las bebidas importadas comenzaban a llegar en mayor cantidad al país. Hoy en día, su colección supera las 4.500 latas, que exhibe con orgullo en estantes diseñados especialmente para ellas en dos habitaciones de su casa.

La primera lata de su colección es de cerveza sin alcohol de la marca holandesa Buckler. Para quien se la tomó era basura, pero para Keli que la levantó del piso, fue el comienzo de una historia que lo define. Tan especial es para él esa lata, y no por su valor o antigüedad, que como un trofeo la conserva en una caja de vidrio para protegerla del paso del tiempo.

Gerardo Keli Quiroga se convirtió en coleccionista con el boom de las importaciones de los 90 y el desembarco de nuevas marcas

Keli admite que no sabe exactamente qué fue lo que lo atrajo a las latas en primer lugar; podría haber sido el material, los colores, las marcas, o incluso su procedencia. Sin embargo, lo que tiene claro es la emoción que siente cada vez que añade una nueva lata a su colección. Entre risas, confiesa que una parte de la experiencia incluye compartir el contenido de las latas, especialmente las de cerveza, con sus amigos. Y es que, como él mismo explica, las guarda vacías para evitar que el contenido se estropee por los cambios de temperatura, lo que podría dañar las latas con el tiempo.

Aunque la mayoría de sus latas son de marcas nacionales, también cuenta con ejemplares de lugares tan diversos como Puerto Rico, Estados Unidos, Alemania, Perú, Brasil y Holanda. "A diferencia de las grandes ciudades y más aún en pueblos como el mío, alejado de todo, conseguirlas es mucho más difícil, incluso a veces ni llegan, pero conectando fui de a poco concretando la colección. Por supuesto, además, quien viaja al exterior y conoce mi locura me trae alguna lata", comenta Keli, destacando cómo su pasión fue trascendida y hasta llegara a involucrar a amigos, familiares, incluso hasta sus propios alumnos.

Aunque no tiene valor económico, para Keli, por ser la primera, tiene un valor emocional invaluable y la cuida como oro

Entre su repertorio, las latas más antiguas datan de mediados de los años 50, una época en la que aún se fabricaban de hojalata, lo que añade un toque de nostalgia y valor histórico a su tesoro. Estas piezas, que reflejan décadas de historia en el mundo de las bebidas, son cuidadas por Keli con esmero, quien periódicamente se ocupa personalmente de sacarles el polvo y reordenarlas a medida que va sumando nuevas.

Una pasión en comunidad

Para acrecentar su colección, Keli no solo las compra, sino que también participa en encuentros de coleccionistas, donde intercambia las que tiene repetidas."Hoy una lata puede venderse en pesos y otras en dólares de acuerdo con su antigüedad y su estado. Para mí la primera es la que tiene mayor valor, pero la realidad en términos económicos no vale más de $100", explica el puntano, quien acababa de llegar de un encuentro de coleccionistas de objetos a fines a las cervezas y gaseosas en San Francisco (Córdoba).

Las latas más antiguas de su colección de los años 50 y de cuando se hacían de hojalata

De estos encuentros y otras novedades se entera a través de un grupo de WhatsApp con 120 miembros en el que Keli participa activamente y es el punto de partida para negociaciones que luego se concretan cara a cara. Así, cada lata nueva que suma a su colección no solo es un objeto más, sino el resultado de una búsqueda y un intercambio entre una comunidad de la que sería el único puntano, pero no el único del país.

A pesar de manejar muy bien las matemáticas, Keli confiesa que nunca se puso a calcular cuánta plata lleva invertido en su colección. "Prefiero no hacerlo, seguramente me pondría a llorar, pero no me quejo", dice entre risas numerando las latas compradas, la madera para los estantes donde las guarda y hasta los peajes y litros de nafta que paga en viajes por el país para asistir a los encuentros de coleccionistas.

Hace casi 30 años que colecciona latas y ya suma más de 4.500, lo que se resiste a sumar es cuánto lleva invertido en su colección

Keli asegura que para ser coleccionista "hay que estar loco", y lo dice con una sonrisa, porque para él es una pasión que vale la pena recomendar. Y su amor por coleccionar no se limita solo a las latas. Además, Keli también atesora camisetas de su querido Racing Club y una variada colección de objetos relacionados con Diego Armando Maradona, desde figuritas y muñequitos 3D hasta llaveros y cuadros. Todo lo que aluda al jugador más grande de la historia del fútbol mundial tiene un lugar especial en su colección, incluidas las latas de cerveza que sacó Golden, que también forman parte de su colección maradoniana.

Aunque su colección de latas de gaseosas, cervezas y jugos es grande, Keli no sueña con llegar al libro Guinness ni se plantea una meta específica. Para él, coleccionar es un placer personal sin aspiraciones de récords. Sin embargo, aclara que su pasión tiene un límite muy claro: "El día que no tenga lugar para exhibirlas y tenga que empezar a guardarlas en cajas, dejo de coleccionarlas." Así, la colección de Keli sigue creciendo y tienen su espacio para ser apreciadas y disfrutadas por él, pero también por todo el pueblo al que siempre está dispuesto a abrirle las puertas de su casa para mostrarles su tesoro.

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