JUEGOS OLÍMPICOS

De Elon Musk a la Iglesia francesa: las duras críticas a la ceremonia inaugural

Desde Francia, dijeron que se reflejó la "debilidad y la desintegración de Occidente"; y que el espectáculo fue la encarnación del vacío occidental
ACTUALIDAD - 27 de Julio, 2024

Mientras desde el gobierno francés defienden la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos que montaron el viernes y que -a diferencia de otras veces- fue en el exterior y mostró los íconos de París, llegaron duras críticas desde los sectores de derecha por el supuesto libertinaje que se vio en la apertura.

Un exponente de ese sector fue el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, que arremetió contra la presentación olímpica. El dirigente se mostró disgustado con el show artístico que montaron en Francia y que tuvo como escenario principal el río Sena. Además, dijo que la ceremonia de los Juegos Olímpicos reflejó la "debilidad y la desintegración de Occidente". El dirigente ultraconservador criticó el espectáculo y dijo que fue la encarnación del "vacío" occidental.

A los cuestionamientos se sumó la Conferencia Episcopal de Francia, por las escenas de "mofa del cristianismo" que lamentaron "muy profundamente", si bien matizaron que hubo también "momentos maravillosos de belleza y alegría, ricos en emociones y universalmente reconocidos". 

"Es llamativo que, en una ceremonia pretendidamente diversa e inclusiva, y en un evento tan universal como lo son las Olimpíadas, los organizadores hayan dedicado una parte del desfile a intentar ridiculizar a una religión. Y no a cualquiera, sino a la fe de sus mayores, a la religión fundante de la nación francesa. Recordemos que Francia considera al jefe franco Clovis (Clodoveo), como su primer rey. Éste, con su conversión al catolicismo logró imponerse y unificar a diversos pueblos dando nacimiento al Reino franco y a su primera dinastía, la merovingia. Clovis tuvo por principal consejero a lo largo de todo su reinado al obispo de Reims, el futuro San Remigio", explicaron.

Más críticas a la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos

El acto, que duró casi cuatro horas, rindió homenaje a una Francia mestiza y destacó la comunidad LGTB , con drag queens que recrearon la última cena de Cristo.

"Se despojaron poco a poco de los vínculos metafísicos, con Dios, la patria y la familia", criticó el mandatario húngaro, quien añadió que esta puesta condujo a "la ausencia de moral pública".

Orbán hizo esas declaraciones en la universidad de verano de Baile Tusnad, en Rumania, donde reside una gran comunidad húngara y donde cada año defiende la doctrina "iliberal" que implementó en Hungría desde hace 14 años. "Los valores occidentales, entendidos durante mucho tiempo como universales, se consideran cada vez más inaceptables y son rechazados por muchos países del mundo", dijo el mandatario, que puso como ejemplo a China, India, Turquía y los países árabes.

Uno de los puntos de controversia fue la actuación de Aya Nakamura, célebre cantante francesa de origen maliense criticada en los últimos meses por esos sectores, con un vestido con plumas doradas junto a la solemne Guardia Republicana, uniformada a su alrededor.

Otro momento que generó revuelo fue la presencia de drag queens en un cuadro artístico de la ceremonia en el que la puesta en escena hacía pensar en la Última Cena de Jesucristo con sus apóstoles. Sobre la mesa, el cantante Philippe Katerine aparecía pintado de azul y casi desnudo, con aires de Dioniso. En un desfile de moda se incluyó a la modelo transgénero Raya Martigny, con música de la DJ y activista feminista y lesbiana Barbara Butch.

"Pensamos en todos los cristianos de todos los continentes, que se sintieron heridos por el ultraje y la provocación de ciertas escenas", insistieron los obispos.

Marion Merechal, política de la ultraderecha francesa, escribió: "A todos los cristianos del mundo que están viendo la ceremonia de París 2024 y se sintieron insultados por esta parodia drag queen de la Última Cena, sepan que no es Francia la que habla, sino una minoría de izquierda dispuesta a cualquier provocación".

Se sumó a esta movida hasta el magnate Elon Musk, quien sentenció que este cuadro fue "extremadamente irrespetuoso con los cristianos".

Por el contrario, la izquierda alabó el show. "¡Qué orgullo cuando Francia habla al mundo!", reaccionó este sábado en X el coordinador de La Francia Insumisa (izquierda radical) Manuel Bompard, mientras que el líder del Partido Socialista, Oliver Faure, aplaudía la celebración de los "valores de libertad, igualdad y fraternidad, a los cuales se sumaron la sororidad, la paridad y la inclusividad".

"Es la mejor respuesta al auge del fascismo y la extrema derecha. Qué cachetada a los oscurantistas", comentó por su parte la ecologista Sandrine Rousseau.

La defensa de los artistas

Hablaron también los jefes del equipo artístico de la inauguración, Thomas Jolly -quien afirmó que su deseo no era "ser subversivo" ni "escandalizar"- y Thierry Reboul.

"Anoche se trató de las ideas republicanas de benevolencia e inclusión", dijo el prestigioso director de teatro Jolly, quien indicó, cuando fue consultado por los dardos que recibió: "En Francia, la gente es libre de amar como quiera, es libre de amar a quien quiera, y es libre de creer o no creer".

Por su parte, Katerine, quien se pintó de azul para la escena, también habló. "No sería divertido si no hubiera polémica. ¿No sería aburrido si todo el mundo estuviera de acuerdo en este planeta?", se preguntó en BFM TV.

Por otra parte, los organizadores de esta inauguración parecen ignorar el rol desempeñado en la concepción de los modernos juegos olímpicos por el fraile dominico Henri Louis Rémy Didon, (1840-1900), creador del lema de los JJOO: "Citius, Altius, Fortius" ("Más rápido, más alto, más fuerte"). El Barón Pierre de Coubertin, fundador de los JJOO de la era moderna, se inspiró en las enseñanzas de este director del colegio San Alberto Magno de París, cuya pasión por el deporte se combinaba con la vocación educativa y que fue uno de los primeros en subrayar la importancia de esta actividad en la formación juvenil. De él tomó la divisa de los JJOO.

Alguien destacó, entre los muchos comentarios que suscitó la grotesca escena, una breve nota de Ferghane Azihari, analista político y ensayista, de familia musulmana, investigador en dos destacados think tanks franceses: el Instituto de Investigaciones Económicas y Fiscales (IREF) y en el Instituto Económico Molinari. Aun reconociendo la "incuestionable proeza técnica" de la ceremonia, Azirahi apuntó contra la manía de ciertos artistas, o pretendidos artistas, de destacarse no por su obra en sí sino por la capacidad de "provocar".

"Leyendo los comentarios de observadores que se deleitan por ‘haber puesto a los fachos y a los reaccionarios en PLS (impotentes)’, se entiende que para algunos el éxito de una performance artística está en función de su capacidad de asquear y no de convocar en torno a una estética universal", escribió.

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