NOVEDADES

Proyectos de desarrollo rural en El Salvador

La población rural de El Salvador sigue siendo una cuarta parte del total, siendo la agricultura y ganadería pilares económicos clave.
ACTUALIDAD - 26 de Junio, 2024

A pesar de que El Salvador lleva años experimentando una reducción de su población rural en beneficio de sus áreas urbanas –que mantienen un crecimiento continuado desde hace décadas–, lo cierto es que la población rural del país sigue constituyendo una cuarta parte del total, con lo que la agricultura y la ganadería mantienen un gran peso en la economía del país.

La aportación del sector agrícola al PIB de El Salvador ascendía al 32% según los datos más recientes. Se trata del sector económico más importante del país, y también es su principal creador de empleo, de forma que constituye la fuente de sustento para miles de familias salvadoreñas. Mantener un sector agrícola saludable y reforzar los emprendimientos en este ámbito resulta entonces fundamental para el bienestar de la sociedad salvadoreña.

El renacer del campo salvadoreño

El continuo crecimiento de la economía de El Salvador, cuyo PIB se incrementó en un 3,5% el último año, responde en buena medida al buen momento del sector agrícola, y a su vez lo refuerza gracias al incremento de las exportaciones. El café y el azúcar lideran con creces estas exportaciones, aunque también son importantes el cultivo del cacao, el limón, el plátano o la semilla de marañón, sobre todo en los últimos años.

Además de las grandes plantaciones, las pequeñas granjas están desempeñando un papel vital para la economía rural salvadoreña. Si bien es cierto que estas granjas familiares no tienen los medios industriales de otras plantaciones, permiten el desarrollo de productos orgánicos que tienen una demanda cada vez mayor en los mercados internacionales, y, por supuesto, se traduce en un beneficio directo para las familias que trabajan en ellas.

Esto resulta especialmente importante en el caso de las familias indígenas o las mujeres, que tradicionalmente han dispuesto de menos medios económicos para su subsistencia, y que pueden beneficiarse en gran medida de un sector agrario robusto. La posibilidad de gestionar sus propias granjas les dota de una independencia económica con la que pueden mejorar su nivel de vida y acceder a mayores facilidades educativas, alimentarias y sanitarias.

Proyectos que cambian vidas

Trabajar el campo no es fácil, y, si el clima no acompaña, puede suponer la ruina para las pequeñas familias que tratan de gestionar sus propias plantaciones. Para prevenir esto, entidades como el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola están lanzando diversos proyectos de apoyo y financiación. Entre ellos destaca Rural Adelante, una iniciativa que promueve la adaptación de los pequeños agricultores ante el cambio climático.

Con un presupuesto inicial de 18,69 millones de dólares, este proyecto beneficia a unos 5900 agricultores y agricultoras de El Salvador, dando prioridad a las mujeres, las personas indígenas, y los jóvenes. Gracias a este tipo de iniciativas, las pequeñas comunidades rurales presentan una mayor resistencia a los desafíos de un clima que está endureciendo las condiciones de cultivo año tras año, tanto en El Salvador como en el resto del mundo.

El apoyo a las agricultoras salvadoreñas resulta esencial para mejorar sus condiciones de vida y dotarlas de una independencia económica que, al mismo tiempo, les ofrezca una mayor resistencia ante las desigualdades de género. Desde 2019 hay varias iniciativas que trabajan en este aspecto, entre las que destaca un proyecto de apoyo a 2000 mejores salvadoreñas elaborado por Ayuda en Acción y la Agencia Asturiana de Cooperación al Desarrollo.

El papel de las remesas en el desarrollo rural

Pero las iniciativas como las del FIDA no son las únicas que apoyan al campo salvadoreño. El envío de remesas procedentes de emigrantes de El Salvador en países como los Estados Unidos supone una poderosa inyección para nuestro sector agrícola. Solo en 2023, las remesas recibidas en nuestro país superaron los 8000 millones de dólares, y gran parte de este dinero se tradujo en un apoyo directo a familias rurales.

Esta cifra constituye la más alta jamás recibida por nuestro país en concepto de remesas, facilitada en parte por el incremento de la emigración, y en parte por las ventajas de los nuevos servicios digitales de transferencia internacional. Con plataformas como BOSS Revolution puedes enviar tu dinero a todo El Salvador en cuestión de minutos y con un tipo cambiario más competitivo que el ofrecido por los bancos, agilizando así el envío de divisas a la familia.

Son muchos los pequeños propietarios agrícolas que trabajan en su granja para poder hacer frente a sus necesidades económicas, pero que solo son capaces de vivir al día. En cambio, si disponen de familiares en el exterior que pueden apoyarlos, cuentan con un dinero extra que pueden invertir en equipamiento para su granja, mejorando su producción gracias a un tractor o una segadora, o reduciendo sus gastos energéticos con la instalación de paneles solares.

Juntos hacia un futuro mejor

El Salvador necesita un sector agrario robusto para poder hacer frente a los desafíos que le esperan a la economía en los próximos años. El enorme peso que tiene este sector en el PIB del país hace que la economía salvadoreña esté particularmente expuesta a las amenazas del cambio climático, así que todo el apoyo que pueda recibir el campo es indispensable para la estabilidad del país en su conjunto.

Los proyectos a cargo del gobierno salvadoreño, las iniciativas de diferentes ONGs, y el enorme apoyo que constituyen las remesas enviadas desde los Estados Unidos o Europa, contribuyen de forma crítica al apoyo de un sector rural cada vez más importante en el país. Y no solo eso. Un sector agrario saludable también contribuye al bienestar de miles de mujeres salvadoreñas que pueden beneficiarse enormemente de una mayor independencia económica.

Aunque las condiciones en el campo de El Salvador no son fáciles, disponemos de los medios necesarios para avanzar en este sector y robustecer tanto su producción agraria como el bienestar de los agricultores y agricultoras que trabajan nuestra tierra. Un sector agrario robusto, resistente al cambio climático, competitivo y saludable, es uno de los pilares sobre los que debe sostenerse la economía del país en los próximos años.

Te puede interesar

Secciones