Las casas de madera se imponen en countries del Gran Buenos Aires: cuánto cuestan por m2
El paisaje de los countries y barrios cerrados del conurbano bonaerense está comenzando a cambiar con la incorporación de la construcción de viviendas de madera, una opción que, además de las ventajas ambientales que implica no utilizar materiales con altos niveles de emisión de dióxido de carbono, representa una significativa posibilidad de ahorro.
Esas economías derivan principalmente de dos variables: en primer lugar, el tiempo de ejecución es menor al de las viviendas "tradicionales" o de construcción húmeda (cerca de cuatro meses contra un año o más), con las consecuentes ventajas ante eventuales oscilaciones financieras o cambiarias, en un país acostumbrado a devaluaciones y altos en las tasas de interés. Pero la menor utilización de tiempo también incide en los costos de mano de obra y en la reducción de los gastos de espera para ocupar el inmueble.
La segunda ventaja viene de la mano de la eficiencia energética. El ahorro en energía eléctrica y gas "es enorme, infinitamente superior a cualquier otro sistema de construcción", aseguró a iProfesional Daniel Vier, presidente de CADAMDA (Cámara Argentina de Aserraderos de Madera) y secretario general de FAIMA (Federación Argentina de la Industria Maderera y Afines).
Casas de madera: costo de construcción y por qué son más eficientes
"Las casas de madera son mejores, más eficientes, ahorran energía, confinan carbono y por ende tienen menos impacto ambiental; además, se construyen mucho más rápido y, por sobre todas las cosas, no cuestan más", enfatizó Vier.
La capacidad de la madera en cuanto a la absorción de CO₂ y la facilidad para instalar material aislante permiten lograr "importantes ahorros, tanto para refrigerar ambientes en verano o calefaccionarlos en invierno", agregó Vier, quien se muestra remiso a la hora de arriesgar números en las comparaciones de costos con la construcción tradicional
Esas dificultades para medir el ahorro que significa adoptar la construcción de madera para una vivienda es graficada por Vier con una pregunta a modo de respuesta: "¿Cuánto cuesta el kilo de auto? Es difícil estimarlo, así como es difícil tener el precio por metro cuadrado de una de casa, sin tener una especificidad sobre sus características".
"Hoy el costo de construcción de una vivienda de buena calidad y prestaciones está entre los u$s1.200 y u$s1.450 por metro cuadrado, pero en esta evaluación hay un gran margen, pueden existir desviaciones enormes en función al tamaño de la obra y los materiales de acabado, porque la utilización de cerámicos puede ir de u$s5.000 a u$s100.000, según su calidad", ejemplificó.
¿Se puede pedir un crédito hipotecario para construir una casa de madera?
En tiempos en los que los bancos se lanzan a la búsqueda de nuevos clientes a través de líneas de créditos hipotecarios, Vier explicó -en base a cálculos realizados con experiencias similares en Francia, Italia y Alemania- que "una casa de madera energéticamente eficiente se paga en un 25% menos de tiempo, por lo que el peso de la cuota del préstamo sobre el salario termina cubierto por ese ahorro". Dicho de otra manera, "un crédito a 10 años se podría cancelar antes de terminar el séptimo".
Pero las restricciones al otorgamiento de créditos hipotecarios para casas de madera es un obstáculo para tener en cuenta. Según Vier, "los bancos siempre ponen un 'pero', porque las aseguradoras no quieren tomar riesgos", si bien "ya hay lugares en la Argentina donde el crédito para viviendas de madera funciona bien, como en Misiones y Corrientes, con apoyo de los estados provinciales".
En cuanto a la posibilidad de un "desembarco" de las viviendas de madera en la Ciudad de Buenos Aires, más allá de los empeños particulares de constructores y desarrolladores, las alternativas de financiamiento "dependen de la voluntad política y de la comprensión del sistema", acotó Vier, quien al respecto puso de relieve la necesidad de modificar "prejuicios culturales" del argentino promedio, que desde siempre prefirió la mampostería y el ladrillo.
"En Estados Unidos, el 90% de las casas unifamiliares son de madera y a nadie se le ocurre cuestionar la posibilidad de financiarlas", destacó el titular de CADAMDA, para quien hay que ahondar en cuestiones de "herencia y materiales a disposición" para encontrar las razones que trabaron el desarrollo de esa opción en la Argentina y en particular y Sudamérica en general.
Al respecto, sostuvo que en Estados Unidos "hay una cultura muy profunda en la construcción con madera desde los albores de la conquista del oeste", tanto por tratarse del recurso más accesible como por la herencia anglosajona y nórdica. Tan solo como ejemplo, una vivienda de madera en la Isla Stremoy, en el Mar de Noruega, fue construida en el siglo XI y en la actualidad se encuentra habitada por la decimoséptima generación de una misma familia desde 1550.
El "prejuicio" en Argentina y el crecimiento de la construcción con madera
En la Argentina, indicó Vier, "tenemos una herencia más vinculada al Mediterráneo, con construcciones de piedras, ladrillos y bloquetas, hay una formación subliminal que arrastramos desde la cuna sobre la valía de un material sobre otro, impuesta como nadie en ‘Los tres chanchitos’ y seguimos con ese estigma".
Asimismo, admitió que en ese prejuicio incidieron "muchos errores cometidos hace unos cincuenta años con irrupción de las casas prefabricadas, una solución de bajo valor y rápida resolución, pero precaria en comparación con los actuales estándares de construcción".
De todos modos, Vier confía en que el cambio cultural llegue de la mano de "las generaciones más jóvenes, que tienen una comprensión más acabada del medio ambiente, en una época en la que las costumbres cambian a caballo de la concientización del cambio climático y la economía circular".
En ese sentido, rescató que "en la actualidad, en la Argentina se está construyendo mucho más con madera que hace cinco años, incluso en zonas tradicionalmente más refractarias como el AMBA, con el emplazamiento de barrios ecológicos en el cordón Norte del Gran Buenos Aires, con varios emprendimientos en las zonas de Tigre y Pilar".
"Soñamos con un mundo donde las ciudades sean grandes reservorios y no generadoras de carbono", planteó Vier, quien advirtió que "la construcción húmeda genera el 30% de los Gases de Efecto Invernadero (GEI) y si no cambiamos nuestra cultura constructora, difícilmente podamos hacer algo frente al cambio climático; entonces, la vivienda de madera no es sólo una opción a tener en cuenta por razones económicas, sino también para preservar el ambiente que pretendemos dejar para las próximas generaciones".