Cuándo se creó el Cine Gaumont y quién lo administraba
Las declaraciones de Carlos Pirovano, director del INCAA, sobre vender el Cine Gaumont, entre otros ajustes, generaron una gran repercusión en redes sociales como también en el mundo cinematográfico nacional.
En el caso del Cine Gaumont las críticas de quienes se oponen a su venta es que se trata de un edificio histórico del país, por lo que no todo debe medirse en "términos económicos".
Desde iProfesional te contamos cuándo se creó y quién administró este histórico cine.
Cuándo se creó el Cine Gaumont
El Cine Gaumont es un edificio emblemático en la historia del cine argentino y un puno de referencia en la cultura de Buenos Aires.
Inaugurado en 1912, su fundación fue un hecho histórico en ese entonces, ya que Argentina estaba gozando de un gran crecimiento tanto económico como cultural, por lo que el cine se presentaba como una forma de entretenimiento popular.
La llegada del Cine Gaumont representó, para muchos, la expansión de la industria cinematográfica en Argentina y el inicio de una era de desarrollo del cine nacional. Su nombre se originó en honor a Léon Gaumont, un pionero de la industria cinematográfica francesa que fundó la compañía Gaumont Film Company en 1895.
En esta línea, la empresa Gaumont desempeñó un papel fundamental en la innovación y la difusión del cine a nivel mundial, y su asociación con el cine argentino a través del Cine Gaumont en Buenos Aires refleja la influencia internacional en la industria cinematográfica del país.
Desde su apertura, este cine ha sido testigo de numerosos acontecimientos y transformaciones en la historia del cine argentino. Por ejemplo, durante las décadas de 1930 y 1940, la industria cinematográfica nacional experimentó un período de florecimiento conocido como la "Época de Oro".
En este período se estrenaron una gran cantidad de películas icónicas. Además, una gran cantidad de directores contribuyeron al prestigio y la reputación internacional del cine argentino, siendo este edificio clave para la proyección de muchas de estas obras maestras.
Asimismo, durante la Época de Oro, el Cine Gaumont se transformó en un punto de encuentro para cinéfilos y amantes del cine, ya que ofrecía una gran variedad de películas, desde dramáticas o románticas hasta comedias, adaptándose a todo tipo de público.
En paralelo, también sirvió como lugar de encuentro para eventos culturales, festivales de cine y debates sobre temas relevantes para la sociedad argentina.
Para muchos expertos y directores argentinos, su importancia como centro cultural va más allá de la simple proyección de películas, ya que ha sido un espacio donde se han generado conversaciones importantes sobre la identidad nacional, la política y la sociedad argentina.
Luego de esa época, el cine argentino enfrentó varios desafíos y cambios significativos, incluyendo la transición del "cine clásico" al "cine moderno", como también la influencia de la televisión y otras formas de entretenimiento.
Por este motivo, en las últimas décadas, con el surgimiento de una nueva generación de cineastas y talentos, en este cine empezó a ganar popularidad los trabajos independientes y experimentales, convirtiéndose en un espacio para la exhibición y promoción de obras nacionales que no tienen llegada a los cines tradicionales.
Además, ha servido como plataforma para la educación y la promoción del cine argentino. En este sentido ofrecen programas educativos, talleres y seminarios que le han permitido a jóvenes cineastas y entusiastas poder desarrollar sus habilidades y conocimientos, contribuyendo así al crecimiento y la diversidad del cine argentino.
¿Quién lo administraba?
El Cine Gaumont siempre fue administrado de forma privada. Sin embargo, en 2003, el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales, mejor conocido como INCAA, lo alquiló para transformarlo en el Espacio INCAA km 0, como un primer paso de un proyecto para generar una red de salas para la proyección y fomento estatal al cine nacional a lo largo de todo el país.
Luego, en 2012, los propietarios anunciaron que no renovarían el contrato de alquiler, el cual vencía en 2013, y se vendería para demolerlo y construir un emprendimiento inmobiliario.
Ese anunció generó gran repercusión, por lo que la Legislatura de Buenos Aires aprobó la ley de protección estructural del edificio y en enero del 2013 fue comprado por el INCAA. Desde entonces, la administración pasó a ser del INCAA, organismo que depende del estado y, por ende, del gobierno de turno.